Los Consejos revisan sus planes ante la prevista crisis económica

Los órganos de gobierno de las sociedades deben conocer los escenarios que se plantean conforme vaya evolucionando la pandemia para poder aportar valor y una visión a largo plazo.

La pandemia por el Covid-19 ha hecho saltar por los aires los planes de estrategia de las compañías, poniendo a prueba su capacidad de adaptación a los riesgos inesperados. En la nueva realidad el entorno estará marcado por la incertidumbre, y el mundo se enfrenta a una recesión global que afectará de forma desigual a los diferentes sectores. La crisis ha estado marcada por la urgencia de tomar decisiones a corto plazo -con la seguridad de los profesionales de la empresa como primer objetivo- pero con la mirada puesta en las implicaciones a largo plazo. Las empresas han acometido a contrarreloj una revisión de la estrategia y planteamiento de nuevos escenarios, en los que la comunicación con el Consejo ha resultado clave.

Su papel pasa por mantenerse informado y supervisar la respuesta de la dirección de la compañía a los retos del Covid-19, tal y como recoge el informe Covid-19, una mirada desde el Consejo de Administración, elaborado por KPMG.

Desde el comienzo de la crisis, la prioridad se ha situado en las personas. Una estrategia puesta en marcha en tiempo récord con los objetivos de garantizar y conocer el estado de salud de los empleados, impulsar el teletrabajo en todos los casos en que es posible de una forma rápida y efectiva y garantizar una comunicación y liderazgo claros.

Estima el informe que ante la vuelta paulatina a la nueva realidad, el Consejo debe conocer y supervisar las políticas y medidas para la protección adecuada a los trabajadores, en todos los países en los que la compañía esté presente. Esta estrategia debe comprender diferentes escenarios, reevaluados de forma continua dada la rapidez con la que evoluciona la crisis y las directrices que marcan las Administraciones Públicas. Además de minimizar el riesgo de contagio, estas políticas deben ir dirigidas hacia el propio bienestar de los empleados en un momento de elevado estrés y preocupación. Proporcionar facilidades para la conciliación de la vida personal y laboral, apoyo psicológico y medidas para impulsar la cultura corporativa son cuestiones que afectan a diferentes ámbitos, pero muy relevantes en la nueva realidad. La comunicación es imprescindible, y se valora de forma especialmente positiva cuando es regular y procede del presidente o el consejero delegado.

Garantizar la continuidad de negocio

La irrupción de una crisis sin precedentes y con consecuencias aún desconocidas pone a prueba la capacidad del Consejo en la supervisión de riesgos. En la nueva realidad el entorno estará marcado por la incertidumbre, y el mundo se enfrenta a una recesión global que afectará de forma desigual a los diferentes sectores. En este sentido, señala el informe de KMPG, planificar escenarios según la duración, gravedad de la crisis y sus impactos a largo plazo es imprescindible. Disponer de una estructura flexible, que permita adaptarse y evolucionar la estrategia de la compañía conforme lo hagan la pandemia y la crisis es fundamental.

Las cuentas anuales de las compañías son uno de los elementos fundamentales en los debates del Consejo. Velar por que la información que se traslada a los mercados y los grupos de interés sea transparente, correcta y en tiempo y forma es clave. Dada la coyuntura excepcional en la que nos encontramos, es importante que los administradores de conozcan las novedades que pueden incidir en su actividad y las aborden de forma proactiva.

Las compañías que afrontan en los próximos meses la preparación de sus estados financieros, o las que deben reportar trimestralmente, deberán evaluar, cuantificar y reflejar el impacto del Covid-19 y valorar la incorporación de nuevos análisis. También es importante abordar cuestiones como la propuesta de aplicación de resultados o la propia convocatoria de la Junta General Ordinaria.

El confinamiento de la mayor parte de la población y la consiguiente paralización de la economía ha provocado algún tipo de disrupción -cuando no interrupción- en la mayoría de las compañías. El Covid-19 ha puesto a prueba los planes de continuidad de negocio, y el Consejo debe conocer la elaboración de modelos y cómo se evalúan los impactos y alternativas ante los diferentes escenarios a los que se puede enfrentar la compañía. Otro aspecto clave es el riesgo tecnológico, dado el incremento exponencial de las operaciones virtuales y el aumento masivo del teletrabajo. Analizar la experiencia en el confinamiento, determinar la necesidad de reforzar o implementar herramientas para el correcto desarrollo del negocio es clave ante la nueva realidad. Y es indispensable garantizar la protección de la compañía ante posibles fraudes por correo electrónico o ciberataques.