Crónica del IVA en tiempos de pandemia

Deben adaptarse los impuestos a situaciones de emergencia? La respuesta, con toda probabilidad es que sí. Ahora bien, lo que no está tan claro es cómo hay que hacerlo. Porque, no nos olvidemos, precisamente en una situación de emergencia, como la ocasionada por la pandemia del Coronavirus COVID-19, también se dispara el gasto. Y cuando estamos hablando de impuestos indirectos, no hay que olvidar que los soporta el consumidor, pero los recaudan las empresas.

El IVA es un impuesto que grava muchas ventas de las empresas, pero no todas, porque algunas están exentas. Y, además, es un impuesto que recauda mucho, precisamente por su generalidad. La generalidad, y el hecho de que sólo se ingrese una fracción en cada fase empresarial, deduciéndose el IVA que soporta cada empresario, hacen que distorsiones menos que otros impuestos. Esto hace que en condiciones normales sea el impuesto preferido por muchos economistas. Ahora bien, las situaciones de pandemia no son precisamente condiciones normales.

La primera reacción de cualquier empresa ante las dificultades que ha supuesto el confinamiento es exigir rebajas de impuestos. ¿Debemos rebajar el IVA? Es cierto que Alemania lo ha hecho. Pero también es cierto que la situación fiscal de Alemania es mucho mejor que la de España: no tiene déficit estructural (reiterado todos los años), tiene un nivel muy inferior de deuda pública en relación con su economía y recauda más por el IVA, aunque su tipo impositivo general es inferior, ya que tiene menos productos y servicios a tipo reducido. Más allá de que rebajar el IVA cuesta recaudación, hay otras cuestiones que plantearse cuando se pretende rebajar el impuesto, precisamente ahora. En primer término, quién se beneficia de la menor recaudación. Por ejemplo, durante la pandemia se equiparó el IVA del libro electrónico al del libro de papel. Esto supuso la reducción de 17 puntos, del 21% al 4% en las publicaciones electrónicas. Aunque quizás no le sorprenda al lector, no ha habido rebajas, aprovechando esta sustancial rebaja de la carga fiscal, o al menos yo no conozco ninguna. Esto significa que el consumidor no se ha beneficiado, y las empresas han aprovechado para incrementar márgenes. En algunos casos, se puede pensar que las empresas lo necesitaban. Sin embargo, en otros, las empresas que se han visto favorecidas por esta decisión son precisamente las que han podido seguir vendiendo on-line, mientras su competencia tenía que cerrar las tiendas. Supongo que les viene una marca a la mente, que no voy a recordar porque en esta columna no hago publicidad. Eso sí, el coste de la rebaja para las Arcas Públicas no ha sido muy elevado.

Creo sinceramente que el libro electrónico no debe tener una fiscalidad distinta de la del libro físico, tanto por razones de justicia, como también porque primando fiscalmente el libro físico estamos dificultando la transición hacia una economía más digitalizada, y también hay que decirlo, más ecológica. Sin embargo, el momento para hacerlo efectivo quizás no era el más indicado: se tenía que haber hecho mucho antes. Es cierto también que, hasta que no se cambió la directiva, hace un par de años, esta equiparación fiscal no se había podido realizar.

Hay otra cuestión, muy relacionada con la anterior, y es si sirve para algo rebajar el IVA. En términos macroeconómicos, el planteamiento de rebajar el IVA, y no otro impuesto, es fomentar un incremento el consumo. Este incremento del consumo debería permitir la subsistencia de empresas que se han visto perjudicadas por la epidemia del Coronavirus. Sin embargo, no está nada claro que una rebaja del IVA impulse el consumo, especialmente en los servicios. Pensemos, por ejemplo, en la restauración, si los bares no pueden llenar, por limitaciones de aforo y distancia social, ¿sirve para algo una rebaja del IVA? Seguramente, sólo para perder recaudación porque el número de clientes no será mayor.

¿Se puede hacer algo para impulsar el sector servicios desde los impuestos? Seguramente sí, pero el IVA no es el instrumento más efectivo. El objetivo para que sobrevivan más negocios debería ser reducir sus costes, ya que sus ingresos se perjudicados por el confinamiento. En estas condiciones, la rebaja temporal de cotizaciones o los expedientes temporales de regulación de empleo, por el que el Estado asume el coste de empleados que no pueden trabajar, son alternativas más eficaces. De hecho, incluso un bar agradecerá más, en estas circunstancias, una rebaja de las tasas de terraza, o mejor aún, una ampliación de los metros disponibles, sin incrementar la tasa, que una rebaja del IVA.

Por supuesto, que buena parte de los autónomos estén en módulos de IVA, el denominado régimen simplificado, tampoco ayuda. Si se paga igual con independencia de la situación económica, habitualmente se paga menos de lo que se derivaría de las ventas que realmente se obtienen. Además, se pierde información de cuánto se vende realmente, y sí también puede ser un nido de facturas falsas en algunas ocasiones. Pero en una pandemia, estos autónomos tributan por ventas que no realizan, que son las derivadas del correspondiente módulo. También en IRPF tributarían por rentas que realmente no han obtenido al haber estado cerrados. Hacienda ha permitido que se renuncie al módulo sin que esta renuncia suponga quedar excluido en el futuro, lo que es una rebaja fiscal “sui generis” pero imprescindible. En cualquier caso, en medio de una pandemia no es el momento de efectuar reformas en profundidad de los impuestos, que algunos creemos muy necesarias, como dejar el régimen de módulos en el pasado. Para concluir esta crónica, sí que ha habido rebajas temporales del IVA, al tipo del cero por ciento, lo que viene a ser una exención plena con derecho a la deducción del IVA soportado, para los entes públicos que adquieran material sanitario. Esto beneficia a las CCAA, aunque el 50% del IVA rebajado acabaría en sus Arcas, y a los Ayuntamientos. Sin embargo, las mascarillas, obligatorias, y los hidrogeles, cuando los adquieren particulares siguen soportando un IVA del 21%. ¿Es justo o perjudica especialmente a los que menos ganan? Estamos ante la misma discusión sobre si el IVA es regresivo, o una forma eficiente de recaudar, y ya se distribuirá luego a través del gasto público, pero en tiempos y con productos de pandemia.