Transparencia y ética, valores para la competitividad

El buen gobierno y la gestión excelente, innovadora y sostenible se han convertido en exigencias obligadas para que las sociedades se adapten a tiempo a los desafíos

En un entorno como el actual, caracterizado por el impacto de una crisis sin precedentes a causa del Covid-19, toda organización que desee diferenciarse, crecer y expandirse, debe ser capaz de cuestionar y analizar constantemente su toma de decisiones, así como, adaptarse rápidamente a los desafíos de este nuevo entorno.

El buen gobierno es uno de los instrumentos más efectivos para generar confianza en el mercado y garantizar la competitividad de cualquier compañía. El principal motivo es que éste ayuda a las organizaciones a transformar su misión en resultados, a crear valor, a emplear de forma eficiente los recursos y a generar confianza. Por ello, una estrategia adecuada de buen gobierno corporativo es aplicable a cualquier tipo de empresa independientemente de si es cotizada o no cotizada, de su tamaño, sector de actividad o naturaleza pública o privada, según las conclusiones de la Guía Buen Gobierno y Gestión Excelente, Innovadora y Sostenible, publicada por el Club Excelencia en Gestión y la consultora especializada PKF Attest. Entre los contenidos que incluye el documento aparece un listado con los doce factores clave en el diseño e implantación de un sistema de gestión y de buen gobierno. Son los siguientes:

1- Visión estratégica: Una de las principales características de las organizaciones excelentes es el tener definido un propósito inspirador, que resalte la importancia y valor de su actividad y que ayude a desarrollar una visión atractiva y motivadora para todos los grupos de interés. La visión servirá de guía para elegir las líneas de actuación, actuales y futuras, y proporcionará, junto con el propósito, las bases para definir la estrategia.

2- Cultura de empresa responsable: La cultura de una organización es el conjunto de valores y normas que comparten sus personas y equipos y que influyen a, a lo largo del tiempo, en la forma en que se comportan entre ellos y con sus grupos de interés. El liderazgo de la organización se refiere a ella en conjunto, actuando como líder en su ecosistema y siendo reconocida como un referente.

3- Comunicación de los valores: Los valores pueden considerarse como los principios éticos que rigen o deberían guiar todas las decisiones dentro de una organización, estando totalmente vinculados con la cultura corporativa. No son elementos estáticos, sino dinámicos, que deben pasar a la práctica y ocupar un sitio predominante en el día a día de las organizaciones. Cuando la cultura organizacional está debidamente alineada, lo más habitual es que los valores que transmita una empresa coincidan con los de su plan estratégico.

4- Diálogo entre gobierno de la organización y dirección: Una relación fructífera entre equipo directivo y consejo de administración implica ciertas dosis de tensión y de negociación. Son esas diferentes perspectivas las que aportan mayor valor, se convierten en palancas que estimulan la innovación y la creatividad que puede permitir el pensamiento disruptivo. La comprensión completa del ecosistema, incluidas sus macrotendencias, requiere abordar los retos adoptando diferentes perspectivas que se complementan y enriquecen entre sí.

5- Diversidad: La adecuada composición del consejo de administración ofrece una excelente posibilidad de incorporar al capital intelectual de la empresa visiones complementarias que siempre deben tenerse en cuenta. Nos referimos a cuestiones como diversidad de género, diversidad cultural y diversidad de experiencias profesionales, bien funcionales o sectoriales, que suelen aportar a la organización experiencia, equilibrio, conocimiento y neutralidad.

6- Transparencia: La aplicación de los principios de buen gobierno corporativo implica adoptar criterios de transparencia externa e interna que, en la medida que generan una cultura de comportamiento y colaboran significativamente a la mejora de la gestión. Entre los ejemplos remarcados por la guía se destaca la utilización de un canal de denuncias protegido que permite identificar irregularidades en fases tempranas. O un sistema de rendición de cuentas entre unos estamentos y otros.

7- Sucesión y sostenibilidad: La adecuada sucesión en los puestos clave es un tema delicado que difícilmente se aborda desde los propios implicados en el equipo directivo y que no es fácil que estas cuestiones sean abordadas con neutralidad y objetividad desde el ámbito de la dirección. En este sentido, se considera una práctica de buen gobierno corporativo que aporta valor a la gestión la identificación de puestos clave y la definición de planes de sucesión que, por un lado, colaboren a la sostenibilidad del negocio y, por otro, reduzcan los riesgos de descapitalización de capital intelectual.

8- Gestión del riesgo: Una organización que aspira a ser excelente debe tener mecanismos y sistemas de gestión que identifiquen y evalúen los riesgos del negocio desde las diferentes perspectivas: cultural, financiera, estratégica, operativa, tecnológica, normativa, social, reputacional etc. Es un diálogo entre equipo directivo y consejo de administración que debe permitir la autoevaluación de los riesgos inherentes al negocio y de los niveles de tolerancia que se consideran adecuados, y todo ello de forma dinámica.

9- Gestión de conflictos de interés: Los principios de buen gobierno corporativo ponen especial atención en identificar las posibles situaciones de conflicto de interés y establecer cauces a la efectividad en la adopción de decisiones desde la perspectiva del interés general. Adoptar ciertas decisiones y protocolos resultan claves para permitir un adecuado desarrollo del negocio, como la elaboración de códigos éticos que exijan comportamientos abiertos y transparentes ante estas situaciones.

10- Alineamiento de incentivos y políticas retributivas: Una buena política retributiva que permita atraer, implicar, desarrollar y retener el talento es una de las claves de bóveda para una buena ejecución y un proyecto sostenible. Las perspectivas para tomar decisiones en este ámbito son otra vez complementarias y, posiblemente diferentes, entre la visión que pueda tener un equipo directivo y la que aporte el consejo de administración. Normalmente el intercambio equilibrado de perspectivas mejorará la calidad de las decisiones en este ámbito.

11- Disciplina en el seguimiento del negocio: Los principios de gobierno corporativo requieren la separación entre las funciones de supervisión, típicamente asignadas a un órgano colegiado como el consejo de administración, y las de gestión, que corresponden al equipo directivo. La disciplina que exige al equipo directivo el ofrecer información periódica para explicar la marcha del negocio ofrece beneficios de distinta índole en función de la experiencia y desarrollo de esta práctica en cada organización.

12- Evaluación como mejora continua: Aquellos principios que apuntan a la evaluación de los órganos de gobierno y de dirección son pieza fundamental para activar la filosofía de mejora continua. Existen varios niveles de evaluación, aunque todos buscan un mismo objetivo: identificar áreas de mejora tanto en el desempeño del equipo directivo, como sobre el funcionamiento del consejo de administración.

Desde la óptica de los criterios de excelencia en la gestión un equipo directivo contará con la experiencia funcional y el conocimiento del negocio que es exigible para el buen funcionamiento de la organización. La adecuada composición del Consejo de Administración ofrece una excelente posibilidad de incorporar al capital intelectual de la empresa visiones complementarias y diversas.

Nos referimos a cuestiones como diversidad de género, diversidad cultural y diversidad de experiencias profesionales, bien funcionales o sectoriales. Un ejemplo de aportación del buen gobierno corporativo con alto impacto en la excelencia en la gestión sería, desde este punto d e vista, la gestión de la composición y tamaño del Consejo en relación con las perspectivas estratégicas y de desarrollo de negocio. Desde la óptica de los criterios de excelencia en la gestión un equipo directivo contará con la experiencia funcional y el conocimiento del negocio que es exigible para el buen funcionamiento de la organización.