La digitalización es la ‘autopista’ hacia el cambio social y económico

La economía digital es ya el principal motor de crecimiento económico en el mundo. Esta evolución abarca tanto a las grandes como a las pymes. En los últimos tiempos, los procesos avanzan de una forma vertiginosa hacia una transformación social, económica e industrial cada vez más rápida

La transformación digital en el momento actual de crisis causada por el Covid es una oportunidad de reinvención para las empresas y la sociedad en general. La reconversión digital se plantea como una necesidad, especialmente en sectores fuertemente impactados por la pandemia, como el turístico o el comercio minorista. El reto no se reduce solo a pymes y empresas tradicionales, sino que grandes corporaciones también han tenido que cambiar su modus operandi de forma abrupta. La rapidez con la que se está produciendo esta transformación da lugar a una gran incertidumbre en el terreno jurídico en algunas áreas de las empresas. Bird & Bird, despacho internacional de abogados, explica aspectos clave a tener en cuenta desde el punto de vista legal en torno a los principales cambios que conlleva la digitalización empresarial a la que asistimos.

Más allá del evidente impacto de la crisis del Covid en las pequeñas empresas, incluso las compañías tecnológicas han visto como de la noche a la mañana todos sus empleados, a veces desplazados temporalmente en oficinas de clientes, pasaban a trabajar desde casa con el consecuente impacto en los medios tecnológicos del trabajador, calidad, performance y niveles de servicio de su trabajo, La digitalización de un negocio supone la obtención de una elevada cantidad de información de los clientes y la utilización de herramientas de marketing que afectan, muchas veces, a la privacidad. Por ello, existen restricciones a la utilización de determinadas tecnologías o a la realización de determinadas actividades, recuerda Ester Vidal, abogada del equipo de Privacidad y Protección de Datos de Bird & Bird.

La firma de abogados destaca la utilización de cookies (y tecnologías similares), que permiten la recogida de gran cantidad de información, tiene una regulación muy específica sobre privacidad que es necesario tener en cuenta. También, el envío de comunicaciones comerciales por medios electrónicos también está sometido a importantes restricciones. Algunas actividades que se hacen con datos personales implican flujos de datos que han de ser regulados -por ejemplo, cuando contratamos a un tercero para efectuar una campaña de marketing online o cuando almacenamos la información en los servidores de un proveedor localizado en Estados Unidos-. Determinadas prácticas, como utilizar la localización de los clientes para enviarles ofertas, requieren de la adopción de medidas de protección de datos adicionales antes de ponerlas en marcha.

Por otro lado, la digitalización interna de una empresa, a través del teletrabajo, también tiene fuertes implicaciones en materia de protección de datos. El teletrabajo supone que los empleados realicen su actividad desde un lugar que no es la oficina, donde las medidas de seguridad para la protección de los datos pueden no ser suficientes. Por ello, es importante establecer políticas de seguridad para garantizar que el tratamiento de datos personales efectuado por los empleados desde su casa es igual de seguro que si el tratamiento se hiciera desde la oficina (por ejemplo, que los trabajadores se conecten a la red de la empresa mediante VPN).

En estos momentos en los de adaptación y reinvención, no debemos olvidar uno de los grandes activos de las empresas: los llamados intangibles, protegidos bajo la forma de Propiedad Industrial e Intelectual. Estos activos, muchas veces no todo lo bien explotados que podrían estar, son capaces de generar un gran valor si están bien protegidos y se analizan las correspondientes oportunidades de negocio. “La transformación digital que vive nuestra sociedad de forma general y en particular a causa de la pandemia global que nos ha tocado vivir, puede ser bien aprovechada para captar esas oportunidades, a la par que adaptar nuestro portfolio a las nuevas demandas del mercado”, asegura María Fernández, asociada de Propiedad Intelectual en Bird & Bird.

Este es, por tanto, un momento idóneo para: inventariar y analizar el portfolio de IP en las compañías y para modernizar y completar la estrategia de IP

Los activos intangibles como patentes, modelos de utilidad, marcas... generan valor, y como derechos exclusivos pueden ser objeto de licencia, hipoteca u otros derechos reales, que pueden suponer una fuente de beneficios muy preciada. “En cuanto al análisis del portfolio, especialmente en lo que se refiere a marcas, la “nueva realidad” impone soluciones a distancia, y el afianzamiento de canales de venta online”, afirma la abogada. Las preguntas que todo empresario debería hacer a este respecto son: ¿protegen mis antiguas marcas nuevas formas de venta? ¿Tengo protegida como marca el logotipo de mi aplicación móvil?