Juan Rafael Leal, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía: “Hay que dignificar el medio rural y hacerlo rentable para lograr el relevo generacional”

La Federación Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía aúna a más de 650 entidades y 291.553 asociados que facturaron 9.443 millones de euros en 2020. En los dos años que le quedan al frente del colectivo, su presidente, Juan Rafael Leal, se marca como grandes retos dignificar el sector e impulsar el papel de la mujer.

¿Cuál es la situación actual de las cooperativas agroalimentarias en Andalucía?

Las cooperativas andaluzas hemos batido récords en el 2020 y tenemos unas perspectivas buenas, descontando aquellas cosas que se vuelven en contra nuestra. A nivel agrario somos 659 cooperativas que estamos en todos los sectores olivar, suministro, frutas y hortalizas, orujo, cultivos herbáceos, estamos haciendo ya muchas cosas en producción ecológica y también nos dedicamos a la ganadería y al vino, además de productos que parecen más marginales pero no van a serlo como los frutos secos, el algodón, la flor cortada o el arroz. Tenemos grupos muy importantes, 22 cooperativas de segundo grado y seis de ellas se encuentran en el top 20 de facturación de las cooperativas agroalimentarias de España. Con esos datos somos el 40% de la facturación del cooperativismo nacional y el 22% de las actividades de economía social están radicadas en territorio andaluz. Por sectores, el aceite y la aceituna de mesa generó 3.460 millones de euros de negocio, las frutas y hortalizas 3.410, con una especial vinculación a la exportación, y los sectores ganaderos generaron más de 1.000 millones. Si hablamos de empleo, somos el principal motor económico de la creación de puestos de trabajo en la Comunidad.

Con lo cual, las cooperativas están jugando un papel importante en la economía

El papel que jugamos en la economía andaluza es que mantenemos de forma directa más de 36.000 puestos de trabajo y el 52% de la plantilla son mujeres, de lo que nos sentimos muy orgullosos. En cuanto a socios de las cooperativas tenemos 291.000 asociados, de los que también un tercio son mujeres, que cada vez están entrando más en los consejos rectores y en los órganos de dirección. A todo esto se suma el empleo indirecto que genera la actividad agroalimentaria, hay zonas como por ejemplo el Valle de los Pedroches, donde si extraes el cooperativismo se cae toda la economía. Generamos empleo en el sector de transporte, de producción de maquinaría, de servicios..., es un sector que crea muchos puestos de trabajo.

Hablando del empleo femenino, este mes precisamente se ha conmemorado el Día de la Mujer Rural. ¿Cuál es realmente el peso de la mujer en el sector ?

Nosotros tenemos una política de igualdad que creo que la hemos impulsado muy bien, las mujeres toda la vida han estado en el campo, pero no se las visibilizaba porque tampoco se les incentivaba a ello, hoy afortunadamente tenemos una visibilidad de la mujer. Creo que estamos cogiendo el buen camino, hay cada día más mujeres en los consejos rectores y titulares de explotaciones. Lo que pasa con este tema es que hay que potenciarlo todos los días, porque es lógico que una sociedad machista como la que hemos tenido hasta ahora pues lo siga mirando de reojo, pero eso se está acabando. Desde Cooperativas nos sentimos muy orgullosos de haber participado en este proceso de igualdad de la mujer en el campo.

Pero aún queda mucho por hacer

Queda mucho por hacer. Que sobre una población de mujeres del 30 o el 40% en las explotaciones todavía en los consejos rectores no estén debidamente representadas, nos indica que todavía tenemos que hacer mucho trabajo, pero se va haciendo y creo que vamos por el buen camino, aunque nos gustaría que fuera un camino más rápido.

¿Cómo han evolucionado las cooperativas en los últimos años?

Este es un tema que me gusta tratar, el cooperativismo en un principio era una manera de poner en común las producciones para venderlas tal cual, éramos meros transmisores a un único comprador lo que facilitaba la labor a los compradores, pero el valor de nuestro producto no se quedaba con nosotros. Hemos pasado de ser meros comercializadores del volumen de producción a crear estructuras de industria muy potentes. Por ejemplo, en el olivar se ha pasado de vender los graneles tal y como eran a una potente industria de envasado y exportación, en producciones ganaderas hemos pasado de recoger leche y venderla a la industria transformadora a ser nosotros nuestra propia industria, lo que genera muchos puestos de trabajo. El principal desarrollo del cooperativismo andaluz ha sido pasar de meros procesos de unificar la venta a transformar nuestros productos. Tenemos grandes ejemplos como Grupo Agrosevilla, Dcoop o Covap. Ahora lo que nos falta es que haya más dimensión en las cooperativas, que haya más cooperativas, que se asocien, se unan y creen nuevas infraestructuras, que sigamos creciendo. Con dimensión podemos innovar, acceder a cambios tecnológicos, pero sin ella por desgracia no podemos hacer nada.

La agroalimentación es uno de los principales valores de las exportaciones andaluzas. ¿Qué importancia tienen las cooperativas en este mercado internacional?

Hay cooperativas que son netamente exportadoras sobre todo las de frutas y hortalizas en zonas como Almería o Málaga. Ahora está creciendo mucho el cultivo de tropicales, donde también se exporta mucho. Por otro lado, el sector del aceite de oliva se sigue exportando mucho y el cárnico también está creciendo en el mercado exterior. Lo que nos hace falta en la internacionalización es que haya más promoción y nuevos destinos.

Los agricultores y ganaderos han vuelto a salir a la calle para protestar contra la reforma de la PAC. ¿Cómo afectará esta nueva política a las cooperativas?

Esta reforma de la PAC es una auténtica barbaridad, no se puede castigar a Andalucía, somos la zona que más aportamos de cara a la estructuración, teníamos más peso estratégico y aportábamos más que otras comunidades. La hoja de ruta no refleja en absoluto el diferencial productivo andaluz, nos han pasado de 50 regiones productivas a 20, eso es desconocer la diversidad del entorno andaluz donde hay desde la campiña, hasta producciones de olivar en pendiente, producciones de olivar en super intensivo o explotaciones ganaderas en extensivo que miran por el medio ambiente o producciones intensivas que son muy respetuosas con el equilibrio medioambiental. Si a esto se sumamos los eco esquemas pues ya cerramos la puerta, eso no refleja la realidad de la zona de Andalucía, además no van ligados a las 20 regiones productivas. Nos hemos revelado en contra del plan estratégico nacional, hemos tenido manifestaciones y estamos todos unidos, cuando todo el mundo dice que algo va mal es porque algo va mal. Andalucía sale perdiendo, hemos pasado de perder 1.000 millones a perder en la actualidad 200 millones, pero habrá regiones productivas que ganen un 2% y otras que pierdan un 50%, además va a coincidir con las zonas que más inversión han hecho y creemos que es un tratamiento injusto.

¿Qué reivindica Cooperativas la federación en este sentido, cuál sería el escenario ideal?

La situación ideal sería mantener el status quo para no perder dominio sobre ella, como se ha visto que eso es imposible pues lo que pedimos es que se aumenten las regiones productivas y que aumenten las dotaciones a muchas de ellas. La PAC no puede ser un elemento que distorsione la realidad económica del país y en este caso la va a distorsionar, porque habrá regiones de producciones bajas y de poco afianzamiento del sector agrícola que van a ganar más que el que de verdad se dedica a ello y eso nos parece una injusticia social terrible.

Acaba de concluir con éxito una de las campañas más importantes de la agricultura andaluza, la del aceite de oliva. ¿Cuáles son los principales retos de este sector?

A nivel de cooperativas el primer reto es que haya uniones para poder transformar mejor y abaratar costes y en segundo lugar seguir apostando por nuevos mercados. Además, tenemos el reto del agua, eso afecta a todos los sectores, donde hay agua hay vida y aumento de las producciones, la competitividad del sector va muy ligada a la disponibilidad de agua, debemos aplicar gran parte de los fondos Next Generation en dotar de agua las explotaciones. La competitividad y la sostenibilidad no van reñidas, pero hace falta que comencemos a diseñar un plan de agua. Hay muchas comarcas en las que no contamos con instalaciones que permitan recoger agua invernal, ahí la Administración debe hacer una gran labor, nosotros podemos aportar ideas y los lugares donde se necesita agua pero al final es la administración quien tiene que hacerlo.

Precisamente hablando del agua, en los últimos años están creciendo cultivos tropicales como el aguacate y el mango con alta demanda de recursos hídricos. ¿Supone esto un problema o se puede hacer de manera sostenible?

Es cierto que supone una alta demanda de agua, pero precisamente por la ubicación de estos cultivos el agua allí si no se consume va directamente al mar, no se está haciendo nada malo al medio ambiente, se está usando un agua que iría al mar. Hasta ahora no creo que haya ningún problema. Es cierto que son cultivos que necesitan mucho consumo, pero el agua iría al mar sin que la pudiera usar nadie. Es un cultivo rentable, pero sostenible también, la zona de la Axarquía ahora es un vergel y hace unos años parecía un desierto, mi opinión es que estos cultivos están aportando al medio ambiente.

Algunos agricultores y ganaderos hablan de problemas para lograr el relevo generacional. ¿Qué hace falta para que el campo andaluz sea atractivo para los jóvenes?

La incorporación de los jóvenes a la actividad es un tema que nos preocupa enormemente a las cooperativas y se hace todo lo que se puede. La Administración con las subvenciones para la incorporación de gente joven yo creo que no va mal, pero el problema es que hay que hacer que sea rentable la explotación, para que los jóvenes se sientan a gusto y con capacidad, cosa que no es posible. Con los precios que están pagando a ver que joven se mete, porque es un oficio muy sacrificado. Hay que dignificar el mundo rural, en el campo hay gente con mucha valía, muchos jóvenes universitarios que han decidido dedicarse a la agricultura. Nosotros hacemos periódicamente formación para la incorporación de jóvenes, pero la solución está en que sea una profesión digna y que el joven que vaya al campo se sienta bien retribuido, apreciado por la sociedad y disponga de días libres como en cualquier trabajo.

Además, son sectores claves para evitar la despoblación rural.

Todo lo de la España vaciada en Andalucía se está produciendo de manera menos catastrófica porque están ahí las cooperativas que recogen la producción y están afincada en el medio. Las cooperativas agroalimentarias no somos empresas ni grupos que cuando cambian las condiciones económicas cambian de zona como hace la inmensa mayoría de la industria, aquí estamos para pervivir en el medio. El despoblamiento lo atacamos nosotros y además lo atacamos bien.

Ya para terminar, ¿qué logros ha conseguido como presidente de Cooperativas y que metas aún le quedan por cumplir?

Por un lado hemos conseguido aunar esfuerzos que era algo que todos los anteriores presidentes han estado trabajando. Esto no es una maratón es una prueba de resistencia de fondo y hemos conseguido muchas metas. Lo que personalmente me gustaría conseguir es una relación entre el campo y la sociedad más efectiva, que se reconociera el trabajo de los hombres y mujeres del campo y además me gustaría conseguir más participación de la mujer en los consejos rectores y en los órganos de dirección.