Álvaro G. Zafra, director general de la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA): “El suministro de alimentos está garantizado, pero hay preocupación por la coyuntura internacional”

Tras superar la pandemia ejerciendo un papel clave, el sector agroalimentario andaluz, que acapara una participación del 13,5% en el VAB regional, afronta ahora el inicio de la temporada alta navideña con la incertidumbre de la escasez de materias primas a nivel internacional y la amenaza de huelga en el transporte.

¿Cómo definiría la situación actual del sector de la alimentación en Andalucía?

La situación actual la podemos calificar como compleja, no hemos salido aún de la pandemia, ni desde un punto de vista sanitario ni tampoco desde la grave crisis económica que ha generado, y estamos asistiendo a lo que los analistas económicos han denominado como la tormenta perfecta, marcada fundamentalmente por factores externos. Por una parte, la situación del sector de la distribución comercial alimentaria se ha normalizado y estabilizado en gran medida, por cuanto los consumos “prestados” que ha habido durante la pandemia, debido principalmente a las restricciones sanitarias en otros sectores como la hostelería, restauración, turismo, etc., están volviendo a sus canales habituales de venta. Por otra, la grave crisis económica en la que estamos inmersos como consecuencia de la pandemia y que hace que un porcentaje elevado de población, en torno a un 25%, esté atravesando dificultades, sitúa al sector en la necesidad de ser lo más competitivo posible para ofrecer soluciones y precios adaptados a esas necesidades, y ello conlleva mucha tensión a nivel comercial, a lo que el contexto internacional de la citada tormenta perfecta no ayuda en absoluto. En cualquier caso, nuestro sector está muy satisfecho del papel que está desempeñando en estos difíciles momentos, siendo ejemplo de capacidad de adaptación a los cambios, de eficiencia y eficacia a lo largo de toda la cadena, y de respuesta a las necesidades y demandas de los consumidores, que son el centro de las políticas comerciales de nuestras empresas.

Estamos a las puertas de la temporada alta de ventas por las fiestas navideñas y nos encontramos con algunas incertidumbres derivadas de esa crisis energética internacional. ¿Cómo está afectando esta situación al sector?

En primer lugar, queremos trasladar a los ciudadanos un mensaje de tranquilidad, dado que nuestro sector alimentario y toda la cadena de valor ya han demostrado recientemente durante la pandemia y otras situaciones excepcionales (nevadas y temporales, inundaciones, terremotos, la erupción del volcán en La Palma, etc.) su competitividad, que constituye la mayor garantía de abastecimiento y minimización del impacto de la tormenta perfecta. El suministro de alimentos y productos básicos de primera necesidad está garantizado en todo caso. No obstante, el sector del gran consumo está preocupado por la coyuntura internacional y, sobre todo, por el encarecimiento de los costes, principalmente carburantes y transporte, con gran peso en el sector, y también energéticos y de electricidad, que por la refrigeración de los frescos tiene igualmente bastante importancia en alimentación al tener que estar permanentemente conectados.

¿Han aumentado los andaluces sus compras por miedo al posible apagón?

En nuestro sector de alimentación y productos básicos de primera necesidad de momento no se está acusando un repunte sustancial de consumo debido al anuncio de un posible apagón mundial. Cabe destacar que, en cuanto al gran consumo respecta, no hay escasez de productos concretos, más allá de casos puntuales como determinadas marcas de bebidas espirituosas de alta graduación de importación, debido fundamentalmente a los problemas del transporte internacional, en concreto, en el Reino Unido. No obstante, algunos proveedores sí están acusando retrasos y encarecimiento de materias primas como vidrios, tapones, plásticos o cartón, utilizados básicamente en nuestro sector para los envases y packaging.

Otro aspecto a tener en cuenta ese el anuncio de la huelga de transporte a nivel nacional justo antes de Navidad. ¿Qué les parece esto desde CAEA?

El sector del transporte es fundamental en toda la cadena de valor agroalimentaria, y está acusando en gran medida el incremento de costes y la subida de los carburantes, así como otros anuncios del Gobierno central en relación con el futuro cobro por el uso de las carreteras. La Administración debe buscar soluciones a la compleja situación actual y apoyar el correcto desenvolvimiento de los sectores empresariales, minimizando en cualquier caso el incremento de costes y evitando nuevas imposiciones fiscales. Es evidente que la anunciada huelga desde el punto de vista temporal está fijada en unas fechas de significativo impacto en el resto de sectores empresariales a los que afecta y, en concreto, al gran consumo, dado que son días prenavideños con unas ventas muy importantes. En cualquier caso, la regulación de las autoridades debe permitir a nuestro sector y a toda la cadena de valor seguir garantizando el abastecimiento, ocurra lo que ocurra y bajo cualquier circunstancia, porque hemos demostrado que somos capaces de asegurar el suministro incluso en las circunstancias más adversas y con las máximas restricciones, salvo cuando las autoridades no son capaces de salvaguardar el orden público y el suministro.

Desde CAEA, exigen la declaración de la distribución alimentaria como sector esencial. ¿Por qué es tan importante esto?

Precisamente para eso, para garantizar el abastecimiento en todo caso y bajo cualquier circunstancia, por adversa que sea. En el ya histórico Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaró el estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19 se decía que las autoridades competentes adoptarían las medidas necesarias para garantizar el abastecimiento alimentario, permitiendo la distribución de alimentos desde el origen hasta los establecimientos comerciales, incluso si fuese necesario con la movilización de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas con el fin de asegurar el buen funcionamiento de toda la cadena agroalimentaria. Es decir, desde un primer momento se fue plenamente conscientes del papel estratégico del sector comercial esencial y de toda su cadena de valor, papel que reivindicamos de forma permanente, ya que no solo somos esenciales en momentos de crisis o catástrofes, sino que lo somos siempre y así solicitamos ser tratados. Este reconocimiento de la esencialidad ya ha sido realizado por la sociedad y la opinión pública en general, y ahora demandamos a las Administraciones que se produzca también desde el punto de vista legal para que, ante cualquier eventualidad, sigamos teniendo esa capacidad de actuar que garantice el abastecimiento de alimentos y productos básicos de primera necesidad, es decir, que permita a los empresarios cumplir su función sin trabas, ocurra lo que ocurra y bajo cualquier circunstancia.

El sector de la alimentación ha jugado un papel clave durante toda la pandemia. ¿Qué han aprendido los empresarios?

En general, la distribución comercial y toda la cadena de valor agroalimentaria se han visto fortalecidas durante la pandemia. Las empresas han llevado a cabo una labor ejemplar, garantizando en todo caso el abastecimiento y las medidas de prevención, siendo uno de los países europeos que menos rupturas de stock ha tenido. Esto ha merecido el reconocimiento al trabajo desarrollado por parte de los ciudadanos, de la opinión pública en general y de las Administraciones. Destacaría tres aprendizajes fundamentales de este duro periodo de pandemia. Por una parte, la necesidad de incrementar la colaboración de todos los eslabones de la cadena de valor agroalimentaria. El segundo aprendizaje es el ejemplo de la motivación de los equipos humanos y unión empresa-trabajador. Por último, también todos hemos aprendido a valorar mucho más lo que tenemos, una ejemplar red de distribución comercial de proximidad.

¿Y qué han echado en falta por parte de las Administraciones?

Hemos trabajado conjuntamente con la Dirección General de Comercio de la Junta de Andalucía durante toda la pandemia, y seguimos haciéndolo en la actualidad, cuestión que agradecemos públicamente porque es un ejemplo de colaboración permanente entre la Administración y el administrado en momentos en los que así se requería. No obstante, esto no ha sido así con todas las Administraciones, se ha echado en falta especialmente a nivel nacional mayor colaboración y consenso con las empresas y, en concreto, con nuestro sector, que ha dado un ejemplo de auto regulación en situaciones críticas. En estos complejos momentos necesitamos por parte de las Administraciones un entorno favorable, con la máxima seguridad jurídica y estabilidad, para el correcto desenvolvimiento de la actividad empresarial, y que no se incrementen las trabas regulatorias, administrativas o la carga fiscal.

Ahora en esta etapa de recuperación también está ocupando un papel destacado el sector de la alimentación. ¿Cuáles son las fortalezas de Andalucía en este sentido?

Es precisamente Andalucía una Comunidad Autónoma que puede presumir de sector agroalimentario, dado que es el de mayor tamaño de España con una participación del 13,5% en el VAB regional (20.314 millones de euros), y un peso del 19,9% en el total nacional (incluidos el sector primario, la industria alimentaria y la distribución). Andalucía nos regala auténticas joyas alimentarias, productos de la máxima calidad que son un referente de la marca Andalucía y de la marca España y que debemos poner en valor. Nuestro territorio es tan extenso y fructífero que tenemos mucho, variado y de la máxima calidad. Tenemos una distribución comercial de alimentación y perfumería con gran diversidad de formatos y enseñas y una menor concentración que en otros países europeos, donde tres o cuatro enseñas copan el mercado. Estamos hablando de más de 4.300 supermercados en Andalucía, aproximadamente un supermercado por cada 2.000 habitantes, una red ejemplar de establecimientos de proximidad apoyada por 500 plataformas logísticas. Asimismo, para el necesario mantenimiento del comercio de proximidad se hace fundamental la labor del canal mayorista y cash. Andalucía concentra la mayor sala de ventas del canal mayorista de todas las autonomías españolas, con 163 puntos de venta repartidos en 429.891 metros cuadrados, lo que supone el 27% de este canal a nivel nacional.

¿Y las carencias?

El sector debe profundizar aún más en la transformación digital integral de las compañías, que es el reto más inmediato e irrenunciable que tenemos como retail y, más extensivamente, como cadena agroalimentaria. El ecommerce en alimentación no pasaba del 2% del total de las ventas en alimentación, y durante la pandemia se ha incrementado entre el 50% y el 100%. Pero la transformación digital es mucho más que el comercio online, la digitalización implica transformar el modelo de negocio. Es decir, apostar por la omnicanalidad y aprovechar las oportunidades para interactuar con el cliente y captar sus preferencias, necesidades y deseos.

Ya para terminar, ¿qué retos le quedan por cumplir al frente de CAEA?

Mi obsesión es consolidar los pilares sobre los que se sustenta CAEA.Y por supuesto, los múltiples retos del sector son también mis retos: la adaptación constante a las exigencias del nuevo consumidor; la transformación digital, la omnicanalidad y el ecommerce; las sinergias turismo-comercio y con otros sectores de la cadena de valor; la permanente apuesta por la innovación y por la calidad de los productos; la economía circular y la adecuada gestión de residuos o la movilidad sostenible. En definitiva, desafíos para contribuir a la necesaria triple sostenibilidad del sector: económica, social y medio ambiental.