Nuevas tendencias en los espacios educativos y de trabajo

El concepto jerarquizado de oficinas tradicionales, en las que cada empleado pasa ocho horas al día sentado en su puesto de trabajo y tecleando en su ordenador son cada vez más, cosa del pasado. Los nuevos retos globales obligan a las empresas a transformarse. A modificar su estructura, sus procesos, sus equipos y sus propios espacios para lograr un sistema de trabajo más ágil y flexible. Se trata de una manera nueva de enfocar el trabajo que abandona rigideces y patrones predeterminados para poner el foco en lo relevante: las ideas, los proyectos y las personas.

Surgen así metodologías nuevas que favorecen la flexibilidad en aras de la creatividad y el bienestar. Una cooperación que contribuye a reducir los costes operativos y a reducir el impacto en el medio ambiente. De ahí la importancia de que los miembros de un equipo sigan teniendo un espacio que les resulte propio, en el que poner en común su talento y su creatividad. Por ello las empresas deben favorecer ese contacto y ese trabajo colaborativo presencial insustituible, con las máximas garantías de seguridad.

Algo similar sucede en el ámbito educativo. Las aulas ya no son cuadrículas de mesas y sillas, son espacios que durante el día van cambiando y se adaptan a las necesidades del momento. Pero vamos más allá, a primera hora del día puede ser un espacio utilizado por un grupo de networking, más tarde desarrolla su actividad diaria un grupo de alumnos del colegio y a última hora de la tarde puede tener un grupo de padres una sesión de clases de inglés. En definitiva, ya no es el aula de 1ºB de Primaria. Es un espacio polivalente y dinámico que aumenta la productividad de ese activo.

En nuestra labor consultiva, estamos introduciendo al medio físico algunos elementos de la mano de la tecnología que hacen los espacios más amigables y confortables. Hablamos de elementos que luchan contra el sedentarismo como son las mesas regulables en altura que fomentan la actividad del usuario y nos permiten trabajar de pie. También dispositivos sensoriales que nos miden el ruido, la temperatura, la calidad del ambiente, etcétera.