Despegue basado en innovación

La innovación vuelve a estar en el foco. Varios informes internacionales recientes muestran cómo, una vez pasado el shock inicial de la pandemia y sus consecuencias más inmediatas, las empresas están apostando por la I+D+i con entusiasmo. La situación crítica que sorprendió al mundo en marzo de 2020 puso en evidencia que las empresas digitalizadas y con ventajas competitivas derivadas de la innovación y la tecnología fueron más capaces de adaptarse rápidamente al nuevo entorno y ese aprendizaje ha calado en el tejido productivo: “La innovación es un factor clave de resiliencia”.

El informe sobre Las compañías más innovadoras de 2020 de Boston Consulting Group indica que el impacto de la Covid-19 ha hecho que los CEO sean mucho más conscientes del poder de la innovación para fortalecer la capacidad de resiliencia y para generar ventajas competitivas. Por su parte, una reciente encuesta de Corporate Venturing Network apunta que el 80% de los encuestados considera que la pandemia de la Covid-19 conducirá a una aceleración de la innovación.

Ya en la crisis financiera de 2008, las empresas que conocemos como grandes innovadores demostraron incrementar su inversión en innovación durante los años difíciles y, además, las compañías que continuaron invirtiendo en innovación superaron mejor la etapa de crisis.

Además, la promesa los fondos europeos para la recuperación Next Generation EU y su foco en las transiciones digital y energética han disparado las expectativas. Sin embargo, las empresas deben ser muy conscientes de que la mera dedicación de presupuesto a I+D+i no garantiza éxito y existe un alto riesgo de frustración.

Para desarrollar una estrategia de innovación exitosa es fundamental tener claro el foco, ya que no se puede probar suerte al azar en todas las líneas en las que trabaja la empresa. Además, es clave asumir que la innovación en la actualidad debe ser abierta, es decir, implica colaboración con otras entidades (empresas, investigadores, centros tecnológicos, administración...). Asimismo, es necesario tener capacidad y experiencia en la gestión de proyectos de riesgo, con tolerancia al fracaso y alta capacidad de reorientación en caso de desviación del objetivo. Por último, es necesario saber cómo extrapolar y escalar los resultados de innovación para que tengan un impacto directo en la cuenta de resultados.

En CTA, contamos con un equipo especializado en innovación con la doble visión técnica y financiera, que puede ayudar a las empresas a acelerar su I+D+i con una estrategia bien ordenada y enfocada a resultados. El esfuerzo en innovación es clave para ser resilientes, pero es importante orientarlo bien para que merezca la pena.