Andalucía recupera el ritmo ante las nuevas olas de incertidumbre

Enero fue negro en Andalucía, en lugar del esperado inicio de la recuperación, llegó lo más duro de la pandemia a la región con un fuerte incremento de casos y más de 1.200 fallecidos. Febrero comenzó de la misma forma, hospitales al límite, confinamientos perimetrales y cierres de la actividad no esencial en numerosos municipios y ciudades. Un nuevo mazazo para los sectores más afectados que, de nuevo, tuvieron que bajar la persiana sin ayudas a la altura de las circunstancias. La tercera ola comenzó a descender y la Junta de Andalucía rebajó las restricciones, lo que permitió a algunas ciudades volver a recuperar el ritmo.

Imágenes como la de la malagueña calle Larios completamente vacía un lunes por la mañana, con sus bares y tiendas cerradas al público nos trasladaban de un plumazo a la pesadilla vivida hace ya casi un año. Una realidad que para muchos empresarios continúa. Más de 30.000 empresas y unos 60.000 autónomos andaluces no han podido sobrevivir a esta crisis y han tenido que echar el cierre definitivo, el 90% de ellos eran viables a principios de marzo de 2020. Esta es la dura factura que deja el primer año de pandemia.

Los empresarios miran hacia otros países de nuestro entorno europeo como Alemania, donde incluso con restricciones mucho más duras, las consecuencias para la economía están siendo infinitamente más leves. Las claves pasan por las ayudas directas, la liberación de impuestos y las indemnizaciones por cierres de obligado cumplimiento. El sector exige medidas similares para poder resistir a todas las olas de incertidumbre que se vienen sucediendo, pero la respuesta siempre es la misma: “Nuestra economía no es la alemana”. Y claro que no lo es, pero en estos momentos quizá debería parecerse en algunos aspectos.

Mientras la vacuna sigue avanzando a ritmo lento y las previsiones de alcanzar una inmunidad adecuada que permita retomar cierta normalidad se van retrasando, los empresarios siguen inmersos en una incertidumbre continúa, con medidas que cambian cada semana y que no permiten hacer ninguna previsión.

Las últimas semanas de febrero están sirviendo sin duda para recuperar el ritmo, pero la economía andaluza sigue a medio gas. Aún no hemos logrado doblegar la tercera ola y ya hay quien habla de una cuarta y del avance de las nuevas cepas. La región se enfrenta de nuevo a una primavera complicada, no será como la del año pasado, pero tampoco serán los meses festivos que dejan un importante impacto económico en provincias como Sevilla, Granada o Córdoba. El sector del turismo ya casi la da por perdida, mientras que la hostelería y el comercio confían en una evolución favorable de los contagios, que permitan, al menos, poder desarrollar su actividad.