El campo cierra un año nefasto por la sequía y el Covid-19
La flor cortada y los sectores ligados al canal ‘horeca’ están siendo los más afectados por las consecuencias de la pandemia en la agricultura andaluza.
El campo andaluz comenzó el 2020 año atravesando uno de los momentos más complicados de su historia reciente. Los agricultores de todas las provincias se echaron a la calle para exigir medidas que garantizaran la supervivencia de un sector esencial en la economía. La pandemia complicó la situación, a la que también se sumaron la sequía, la caída de precios y la bajada de la renta agraria. “Un año para olvidar, también en el campo”, así es como lo definen los propios agricultores.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos COAG Andalucía ha publicado el balance agrario de 2020 en el que se recogen las consecuencias que ha provocado la pandemia en la agricultura de la región. Por un lado, los sectores más afectados están siendo los más dependientes del canal horeca, como el porcino ibérico y otras carnes, aunque una de las principales víctimas es la de la flor cortada que vio hundidos todos sus ingresos en plena temporada de floración al cancelarse todos los eventos festivos.
En el informe de COAG se recoge que 2020 ha sido un ejercicio complicado además en otros muchos aspectos, como la sequía (con los embalses al 40%), los precios inasumibles (con una diferencia entre origen y destino que ha llegado a superar el 1.000% en la patata, la lechuga o el ajo), la espiral alcista de los costes (+31,6% en última década), la bajada de la renta agraria andaluza, que ha caído un 10,6% en los últimos dos años, la competencia desleal de las importaciones y por la llegada de fondos de inversión.
“Si algo bueno ha dejado 2020 es que ha puesto de manifiesto que el sector agrario es esencial y estratégico. Los hombres y mujeres del campo han dado la cara, en los momentos más duros, por Andalucía, estando en primera línea durante la pandemia y el confinamiento, produciendo alimentos sanos y de calidad para la sociedad, cumpliendo así con una importante función social”, han indicado desde COAG.
A pesar de la complicada situación, los datos a nivel estatal reflejan un crecimiento del valor de la producción: en vegetal aumentó un 3,2% con ascensos en cereales, frutas, cultivos industriales y forrajeras, y caídas en patata o aceite de oliva y en ganadería se incrementó un 1,8%.
En concreto, en las producciones ganaderas destaca el aumento del valor (3,2%) de la carne de porcino, que es la producción ganadera más importante de España, no así de Andalucía, que compensa los descensos en el valor de las producciones de bovino (-5,2%) y ovino y caprino (-1,8%), más presentes en la región.
Según ha denunciado COAG, todo el compromiso y el esfuerzo demostrado por el sector agrario durante 2020, que se refleja en los incrementos de producción y exportación, no han tenido una repercusión positiva en los bolsillos de la mayoría de los agricultores y ganaderos españoles.
Este año se ha extendido un proceso al que los agricultores han denominado uberización del campo y que supone la concentración del valor de la producción en menos empresarios, según la coordinadora agraria un 7% de macroempresas agrarias acapara ya la mitad del incremento del valor productivo.
Así los agricultores han comenzado el año con el reto de salir beneficiados en la negociación de la reforma de la PAC, que determinará en cierta medida el futuro del campo andaluz.
“Si 2020 ha sido el año del reconocimiento social del carácter esencial de la actividad agraria, 2021 debe ser el de la rentabilidad para el modelo social y profesional de agricultura. Por ello, una parte de los fondos de reconstrucción de la UE deben apoyar la sostenibilidad y la digitalización de las pymes del campo, para impulsar el desarrollo económico y social pospandemia de nuestro país”, han indicado desde la organización. Un año que complicado que ha dejado patente la relevancia de la agricultura en Andalucía.