La moda flamenca pierde 65.000 empleos tras dos años sin ferias

La pandemia ha destruido el 25% de las empresas y las diseñadoras, en su mayoría mujeres, se han tenido que reinventar para poder continuar con su negocio que depende exclusivamente de la celebración de festejos. El sector reclama ayudas específicas para poner en marcha la colección de 2022.

La ausencia de ferias y fiestas en Andalucía está dejando duras consecuencias económicas en el sector de la moda flamenca, una industria artesanal que vive exclusivamente de estos eventos y que ha perdido ya dos temporadas completas. El sector aún no ha cuantificado con exactitud las pérdidas, pero la mesa redonda Moda Flamenca, resistiendo al Covid, celebrada por la Cámara de Comercio de Sevilla, dejaba patente algunos datos, como la pérdida de casi el 25% de las empresas y de alrededor de 65.000 empleos.

Cifras duras en un sector formado en su mayoría por pequeñas empresas familiares que han ido pasando de generación en generación. Empresarias, ya que la mayor parte de las diseñadoras y vendedoras son mujeres, que han tenido que reinventarse para poder seguir abriendo cada día sus negocios sin apenas vender ni un traje de flamenca.

Este es el caso de Lola Azahares, una tienda de moda flamenca en pleno centro de Sevilla que comenzó su andadura en 1.971 cuando su fundadora, Manuela, Medina comenzó a diseñar trajes de muñeca para ganar algo de dinero tras quedarse viuda. Ahora 50 años después, María Suárez, diseñadora y actual propietaria de la empresa, se ha tenido que reinventar como antaño hizo su abuela para poder mantener abierto este negocio familiar.

“Nos ha afectado muchísimo, no quiero parecer dramática pero llevamos dos años con la caja prácticamente a cero, porque el año pasado nos pilló justo un mes antes de que comenzara la Feria de Abril, así que hemos perdido dos temporadas. Nos hemos reiventado con camisetas personalizadas, complementos y bolsos artesanales, que están teniendo mucho éxito, pero no compensa las pérdidas”, comenta la empresaria a elEconomista Andalucía.

Los trajes que diseña María son exclusivos, confeccionados de manera tradicional y solo una unidad por modelo, su precio suele partir de media entre los 500 y los 600 euros y se va incrementando en función del diseño y los tejidos empleados. Esta tienda ubicada enla calle Cuna, el corazón de la moda flamenca sevillana, vende cada temporada entre 300 y 400 vestidos, por lo que las pérdidas en estas dos temporadas sin ferias ni fiestas podrían superar los 380.000 euros.

“Empieza la feria de Mairena que es la primera, sigue la de Sevilla, El Rocío y todas las demás fiestas, hasta octubre que es la última feria en Andalucía, todo eso se vuelve a perder también este año. Además, las academias de baile y los escenarios están cerrados”, explica Suárez.

La caída del turismo también ha afectado a este sector. “El flamenco cada vez está más exteriorizado, las turistas ya no son solo turistas aman el flamenco y hacen grandes compras, eso también se ha perdido con la pandemia”, apunta la diseñadora.

Reiventarse también ha sido la solución para la diseñadora Rocío Peralta, que para mantener sus ventas creó una línea de pijamas y sacó al mercado productos tecnológicos como fundas para el móvil y baterías portátiles decoradas con motivos flamencos. Ante la ausencia de festejos, la empresaria trabaja ahora en una línea de ropa sostenible.

Esta crisis también afecta a las empresas más veteranas del sector, como Lina, que llegó incluso a vestir de flamenca a la Reina Sofía. “Nos aferramos a nuestra historia y a que no podíamos perder el sello que nos identifica y por eso hemos logrado reinventarnos”, comentaba Rocío Montero, directora creativa la compañía, durante la mesa redonda.

Aunque agradecen las iniciativas de apoyo puestas en marcha por las distintas administraciones, las empresarias echan de menos ayudas específicas y piden respaldo económico para poder poner en marcha la próxima colección, una temporada a la que se enfrentarán con los mismos gastos y escasos ingresos.

Las diseñadoras y empresarias del sector miran hacia el 2022 con optimismo, con la esperanza de que la pandemia haya remitido y las calles andaluzas vuelvan a llenarse de colores y volantes.