El brandy de Jerez de Osborne conquista el mercado aleman

El 85% de la producción del destilado noble se exporta fuera de España, la mayor parte a Alemania, donde se ha convertido en una de las bebidas de moda y el consumo ha crecido un 10%. El grupo gaditano pretende ahora atraer al público joven en el mercado nacional

El concepto que en España se tiene del brandy, relacionado con un producto muy tradicional y asociado a consumidores mayores, es bien distinto fuera de nuestras fronteras, especialmente en Alemania, donde este destilado noble se ha convertido en una de las bebidas favoritas de los jóvenes. El Brandy de Jerez que el Grupo Osborne elabora desde hace más de 130 años en sus bodegas de El Puerto de Santa María ha logrado conquistar este mercado y se consume tanto en los hogares, como en los bares de moda, donde ya es el ingrediente esencial de cócteles y combinados.

Durante el 2020, un año complicado para Osborne por la ausencia de ferias y la caída de la actividad en la hostelería, el 85% de la producción de su brandy premium (las marcas Carlos I, 1866 y Conde de Osborne) se ha comercializado fuera de España. El 40% de estas ventas se ha realizado en Alemania y el resto se reparte en Suiza y Austria y en menor medida en las tiendas Duty Free de los aeropuertos y en otros países como Italia, México y la zona de Asia Pacífico.

“En Alemania las ventas han crecido un 10% en volumen y en valor, no solo beben más, sino de más calidad. Se están dando el capricho de comprar mejores productos”, comenta a elEconomista Andalucía Natalia Gómez, directora de Marketing de Vinos y Espirituosos de Grupo Osborne.

Uno de los favoritos del mercado alemán es el brandy Carlos I, que en 2020 cumplía su 130 aniversario. Aunque los orígenes de esta bebida se remontan al siglo VII, la historia de Carlos I comienza a finales del siglo XIX, cuando un maestro bodeguero encontró unas misteriosas botas en su antigua bodega de Jerez. Más de un siglo después, Osborne sigue elaborando su espirituoso con los mismos procesos de antaño. Los alambiques destilan el alcohol vinícola que después se envejece en botas con años de historia que aportan al licor distintos matices dependiendo de los vinos de Jerez que hayan envejecido antes.

“Es un producto único, que solo se hace en Andalucía, con un sistema de envejecimiento en soleras con más de 200 años de historia. Osborne siempre ha apostado por el Brandy, somos como el salvavidas, en vez de desaparecer se guarda en nuestras bodegas, hay una inversión muy importante detrás de todo esto”, comenta a elEconomista Andalucía el master blender de la marca, Ignacio Lozano.

Osborne tiene actualmente unas 14.000 botas de entre 500 y 600 litros envejeciendo Brandy de Jerez repartidas en sus bodegas Cecilia, Ángela y Aurora de El Puerto de Santa María. Auténticas catedrales del vino que ahora abren sus puertas para dar a conocer a los visitantes estos procesos tradicionales de elaboración.

“Queremos que el consumidor conozca y valore lo que hay detrás de cada botella, es una obra de arte, están bebiendo años de historia. Cuando la gente viene aquí y ve todo el proceso se enamora del brandy”, señala Lozano.

Actualmente, el brandy supone alrededor de un 25% de las ventas globales de Osborne y su fabricación da empleo a unas 55 personas. Las bodegas de El Puerto de Santa María cuentan incluso con su propia tonelería en la que se repara y cuida el amplio patrimonio de botas de vino que posee el grupo.

Tras cautivar al mercado extranjero, la compañía centra ahora sus esfuerzos en captar a los clientes jóvenes en España, para lo que han desarrollado en los últimos años distintas variedades e iniciativas como un libro de cócteles que lanzarán próximamente y que estará protagonizado por este destilado noble.

“Aquí tiene esa conciencia de producto antiguo o tradicional, nos acordamos de nuestros padres o abuelos, pero allí es todo lo contrario, es muy hit, súper moderno, pretendemos conseguir lo mismo en España”, apunta la directora de Marketing.

Osborne aún no ha hecho públicos sus resultados de 2020, pero la pandemia ha mermado su volumen de negocio. “En España nos ha afectado mucho, porque el consumo se hace principalmente fuera de casa, en la hostelería y en los eventos como las ferias, aquí se empieza en abril y se acaba en septiembre, esa parte no la hemos tenido. Ha crecido el consumo en hogares y el consumo digital, pero eso no ha logrado compensar las pérdidas” estima Gómez.

El enoturismo, las catas virtuales y el mercado internacional están siendo las claves para la compañía mientras la pandemia no permita la celebración de ferias, fiestas, ni eventos multitudinarios.