No permitamos que se hundan los precios del aceite de oliva

El sector del aceite de oliva de España vive una tormenta perfecta. El exceso de producción de los últimos años, las subidas arancelarias en Estados Unidos, el Brexit, la entrada en Europa de competidores del norte de África y la crisis del coronavirus han provocado que los precios de nuestros productos se hundan y que estemos vendiendo incluso con precios por debajo de nuestros costes de producción. Esta situación es de por sí insostenible, pero es aún peor si nos referimos a la producción que viene de las almazaras industriales, que sólo en Andalucía dan empleo directo a más de 6.300 personas y dan servicio a 195.000 explotaciones olivareras. En nuestro caso, a estos problemas se le suma una nueva interpretación de la normativa vigente que puede poner en peligro este mismo otoño el futuro de miles de familias.

¿Qué ha pasado para que ahora estemos en esta situación tan grave? Pues que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España (MAPA) decidió modificar mediante un decreto en febrero de este año 2020 la ley de la cadena alimentaria. Y, entre otros cambios, incluyó la obligación de que las almazaras industriales pagaran a los agricultores en un plazo de 30 días desde la entrega de su cosecha de aceituna y de que lo hiciesen con precios por encima de su coste de producción. No dudamos de que su intención fuera loable, pero lo que es seguro es que el resultado de unir ambas exigencias no ha podido ser peor para las almazaras... y para los propios agricultores.

Y, además, con un último agravante, pues estos dos problemas ponen injustamente al sector de las almazaras en una situación de desventaja con respecto a las cooperativas, al ser éstas excluidas de la aplicación de esta nueva interpretación de la normativa.

Desde la Federación de Almazaras de España, reclamamos competir en igualdad de condiciones y que se garantice un marco estable que ayude a los agricultores a vender su producto en condiciones de dignidad. Queremos sentarnos con el Ministerio y buscar soluciones beneficiosas para todos. Abrir puertas y no cerrarlas. Nos jugamos mucho. El futuro de más de 8.000 almazaras industriales y de cientos de miles de familias de este país. Merece la pena que lo intentemos. Entre todos y contando con todos.