Salvar la Navidad, punto de encuentro y discordia entre administraciones

Mientras la pandemia sigue avanzando en el país, aunque a un ritmo algo más moderado en la última semana, los hospitales continúan ingresando enfermos de Covid-19 y la lista de víctimas mortales no para de crecer, parece que el Gobierno, las comunidades y los empresarios parecen haber encontrado por fin un punto de acuerdo común: salvar la Navidad.

Casi una necesidad para el tejido empresarial que lleva agonizando nueve meses y que ansía la llegada de las fiestas como una inyección de liquidez que logre salvar la vida de muchos negocios. El comercio andaluz, que estima el cierre definitivo de unas 35.000 empresas, cuenta los días para que se liberen las restricciones y aumenten con ello sus ventas, ya que estos meses suponen normalmente el 40% de su facturación anual y este año, además, serán decisivos.

Lo mismo pasa en la hostelería, que aunque ya da por perdida su temporada navideña de comidas y cenas también confía en el levantamiento de las limitaciones como un respiro que permita salvar a las empresas. El sector prevé que casi el 25% de los 500.000 bares y restaurantes que hay repartidos por las ocho provincias tendrá que bajar la persiana para siempre al no poder hacer frente a la crisis derivada de la pandemia.

En el plano social, las familias y los amigos, que en muchos casos llevan meses sin verse, aguardan las recomendaciones sanitarias que nos anticipan la Navidad más atípica de nuestra historia. Los más pequeños comienzan a preparar sus cartas para los Reyes Magos, sin saber todavía si recorrerán o no las calles de sus pueblos y ciudades.

Las luces que cada año llenan de ilusión los municipios también han sido estas últimas semanas objeto de debate público. Un gasto innecesario para unos, un incentivo del comercio para otros... Algunos ayuntamientos han recortado su presupuesto dedicado a la decoración navideña y otros directamente lo destinarán a otras cuestiones que consideran más importantes, pero la mayoría iluminará también este año sus calles. Detrás de esta controversia, en el plano económico, encontramos con una industria que trata de sobrevivir al año que no hubo ferias, ni fiestas de ningún tipo. Para muchas empresas del sector la Navidad será la única fuente de ingresos en este complicado 2020.

Mientras las empresas exigen ayudas para lograr sobrevivir y las familias hacen malabares para poder disfrutar de unos días en compañía de sus seres queridos, el Gobierno y las autonomías discuten sobre si en la mesa se deben sentar seis, ocho o 12 comensales o si la fiesta debe terminar a la una o la una y media. Al final será el sentido común y la responsabilidad social los que tendrán que salvar no solo la Navidad, también el 2021.