La flor cortada, primera víctima del virus con 5.000 empleados al paro

La cancelación de eventos como la Semana Santa y las Fallas de Valencia ha frenado por completo la comercialización de plantas ornamentales, un sector que en 2019 generó más de 237 millones de euros en Andalucía

La primavera en Andalucía está marcada por el florecer de sus campos y el inicio de las ferias y los eventos culturales que tienen su máximo exponente en la tradicional Semana Santa. Una época colorida y de importante impacto económico que este año se ha visto completamente nublada por la pandemia mundial del Covid-19. Primero fue Valencia la que decidió suspender las Fallas y entonces en Andalucía comenzó a peligrar la Semana Santa. Para cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el estado de alarma, las cofradías y ayuntamientos de toda la región ya habían hecho pública su intención de no celebrar la Semana de Pasión para evitar contagios. No habrá procesiones este año, pero durante unos meses, tampoco se celebrarán bodas, comuniones, bautizos, ni congresos. Se prohíben todos los eventos sociales y tampoco están permitidos los velatorios. Esta situación deja muchas víctimas económicamente hablando, la primera de ellas es el sector de la flor cortada que en los meses de primavera concentra y comercializa el 70% de su producción y que con la situación actual ha reducido sus ventas casi al 100%.

Según los datos aportados por el consejero de presidencia de la Junta de Andalucía, Elías Bendodo, en 2019 la producción de flor cortada en Andalucía generó 237,34 millones de euros y las exportaciones se elevaron hasta los 17,6 millones de euros.

Teniendo en cuenta estas cifras y el frenazo experimentado en plena temporada alta, las pérdidas en el sector podrían rozar los 170 millones de euros.

“La gente en estos días quiere comprar comida, no flores. Esto nos ha pillado en el peor momento, los campos y las cámaras están a rebosar de flores y las vamos a tener que tirar”, ha lamentado Luis Manuel Rivera, responsable de Flor Cortada de COAG Andalucía, en declaraciones a elEconomista Andalucía. La región cuenta actualmente con unas 500 hectáreas dedicadas al cultivo de flor cortada, de las que 350 se concentran en la zona noroeste de Cádiz y el resto se divide en algunos puntos de Sevilla y Almería. La grave situación de crisis que atraviesa el sector amenaza con destruir de manera casi inmediata la práctica totalidad del empleo, que es en más de un 60% femenino.

La superficie plantada de flor cortada genera en Andalucía unos 5.000 puestos de trabajo cada año, a los que se suman las comercializadoras que dan empleo a unas 200 personas por empresa. Las previsiones de los agricultores en este sentido son pésimas: “el 100% de las personas se va a la calle, quedará un mínimo de trabajadores para realizar tareas esenciales como regar o aplicar productos fitosanitarios”, ha advertido el portavoz de COAG.

La flor cortada es un sector muy competitivo, que no cuenta con ayudas de la PAC y en el que Andalucía se disputa las ventas internacionales con países como Turquía, Etiopía, Kenia, Ecuador, o Colombia. Esta situación ha obligado en los últimos años a los agricultores andaluces a realizar importantes inversiones para poder estar a la vanguardia, muchos de ellos incluso han hipotecado sus viviendas para hacer frente a estos gastos, circunstancias que aumentan el riesgo de quiebra en esta crisis que ha frenado de manera repentina casi la totalidad de las ventas. Ante esta situación, desde COAG Andalucía se ha remitido a la consejera de Agricultura, Carmen Crespo, y al ministro de Agricultura, Luis Planas, sendas solicitudes de ayuda urgente para que la flor cortada sea incluida en las medidas económicas de apoyo a los sectores perjudicados por la crisis sanitaria. Un sector, con epicentro en Chipiona, que comenzó su andadura hace unos 50 años con el cultivo de claveles y que ahora ve peligrar todas sus empresas y por ende, miles de puestos de trabajo.