Innovación como receta frente al desafío Covid-19

La pandemia del coronavirus Covid-19, con sus devastadoras e incalculables consecuencias, ha planteado al mundo el mayor reto tecnológico de la Historia. Soluciones innovadoras y nuevas tecnologías son imprescindibles para atender necesidades urgentes como producir material sanitario a gran escala, la búsqueda a contrarreloj de vacunas y tratamientos eficaces, el desarrollo de nuevas técnicas de detección y la adaptación de todo el sistema -desde la educación a las empresas pasando por sanidad o finanzas- para seguir funcionando en remoto mientras un alto porcentaje de la población permanece confinado en su domicilio. Esta crisis acelerará la virtualización y digitalización del tejido productivo y las AAPP. La investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación resultan más necesarios que nunca como receta para hacer frente a este enemigo microscópico que ha paralizado al mundo.

El Gobierno ha lanzado como medida urgente, a través del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Fondo Covid-19 con 24 millones de euros para financiar proyectos de investigación sobre el virus SARS-CoV-2 y la enfermedad que provoca. Sin duda, veremos como un gran esfuerzo presupuestario en investigación e innovación a todos los niveles, incluida la Comisión Europea, se destina a financiar soluciones que permitan responder a la pandemia y prevenir otras.

Las empresas también han reaccionado con generosidad, aportando sus capacidades tecnológicas. Son muchas las iniciativas, pero me gustaría destacar aquí la de miembros de CTA: desde grandes industrias como Airbus o Navantia, que fabricarán respiradores artificiales, hasta startups de rápido crecimiento como Seabery, que producirá 700 máscaras faciales. CTA está en contacto directo con el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Federación Española de Clústers FENAEIC para servir de altavoz y canalizar las capacidades de sus empresas miembro ante los retos tecnológicos que va planteando esta emergencia sanitaria.

Tecnologías disruptivas como la fabricación aditiva o impresión 3D han demostrado su gran utilidad en estos momentos, permitiendo producir de manera acelerada ventiladores y mascarillas de protección. En este sentido, CTA ha colaborado con la asociación Sevilla Makers, integrada en una espontánea iniciativa andaluza que ha puesto a 600 impresoras 3D a fabricar pantallas de protección para hospitales y policías.

Además, se ha puesto a prueba de manera repentina el grado de digitalización de las empresas por la necesidad de seguir funcionando con sus empleados desde casa. Sin duda, la experiencia de este confinamiento acelerará la digitalización en todos los sectores y niveles. Y, por último, nos queda el gran reto compartido de la reconstrucción. La crisis financiera de 2008 ya demostró que las empresas innovadoras resisten mejor las dificultades. La innovación tendrá un papel decisivo en el escenario de recuperación en el que, como ha ocurrido en toda crisis global a lo largo de la Historia de la Humanidad, se abrirán grandes oportunidades de avance tanto tecnológico como social.