Un desafío que es imposible sin empresas

Hace unas semanas, en la Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados, señalé, como presidente de Cepyme, algunas ideas que considero que requieren las empresas españolas para superar la crisis del Covid-19. Organizaba mis reflexiones en aquella intervención en tres ejes: lo urgente: apostar por medidas de liquidez, de flexibilidad laboral y de apoyo concreto a determinados sectores para que se quede en el camino el menor número de empresas; lo necesario: fundamentalmente referido a generar un clima que favorezca a la empresa como agente generador de riqueza y empleo, porque sin ello no habrá recuperación posible; y lo imprescindible: aquellos planes, pactos y reformas que permitan generar crecimiento futuro.

Por supuesto esas ideas pueden y deben trasladarse a nuestra Comunidad Autónoma, aunque hay algunos matices que creo importante subrayar. En estos 100 días, mientras las empresas andaluzas respondían de manera ejemplar a la situación, el Gobierno Andaluz ha demostrado saber que sin empresas no podremos superar la cara económica y social de esta crisis. Ese posicionamiento nítido, respaldado por mis compañeros de la CEA y del Consejo Andaluz de Cámaras, ha marcado una clara diferencia con un Gobierno Central -o una parte del mismo- que ha exhibido su desdén hacia los empresarios.

Por eso, lo que en las Cortes señalé como necesario -repito: considerar a la empresa elemento esencial para la recuperación- es un paso que en Andalucía ya hemos dado. También creo que, en lo urgente, con ayudas para la transformación, para autónomos y pymes, y con líneas de liquidez a través de Garantia, se ha trabajado bien durante el Estado de Alarma

Por tanto, y no es poco, en nuestra comunidad nos queda lo imprescindible: basar la nueva economía andaluza en la innovación y la digitalización, en la internacionalización, en la formación y la sostenibilidad, pero también en la simplificación administrativa y normativa, en reformas y en una fiscalidad que atraiga inversión y permita que las empresas se creen y crezcan. A ello deberá sumarse el apoyo a la transformación de sectores como el turístico o el agroalimentario, a la industrialización y a la apuesta por el conocimiento como recurso económico clave.

Por supuesto soy consciente de que desafío no es pequeño, pero lo seguro es que es sencillamente imposible sin empresas