Javier Targhetta, consejero delegado de Atlantic Copper: “Cumplimos 50 años como la fundición mundial más eficiente energéticamente”

Hace 50 años que abría sus puertas en Huelva esta fundición de cobre que hoy es la primera de España y tercera de Europa, de la que depende buena parte de la economía provincial, pero que no se conforma con ser “respetada” sino que se esfuerza día a día por ser también “amada” por los onubenses

Javier Targhetta es Ingeniero de Minas por la Universidad Politécnica de Madrid y más tarde obtuvo una licenciatura en Alta Dirección de la Empresa (PADE) por el IESE Business School (Universidad de Navarra). Después de completar sus estudios con prácticas en Alemania e Inglaterra, inició su carrera profesional en el campo metalúrgico, incorporándose en Huelva al proyecto de I+D AIPSA, patrocinado conjuntamente por los grupos Explosivos Rio Tinto y Tharsis Sulphur and Copper.

Durante su dilatada carrera trabajó en diversas compañías como Sereland, Ruiz de Velasco, Elcano, y la Compañía Trasatlántica Española. En 1990, fue nombrado CEO de Atlantic Copper. En 1993 Freeport ‐McMoRan (Phoenix, EE.UU.) adquirió el 100% de Atlantic Copper y Javier Targhetta fue confirmado en el puesto que ocupa hoy. A partir de julio de 2005 es nombrado senior vice president de Marketing y Ventas adquiriendo la responsabilidad de las ventas mundiales de concentrado de cobre de Freeport ‐McMoRan.

Javier Targhetta domina un inglés fluido hablado y escrito, alemán, francés e italiano, además de español, su lengua materna. Está casado y tiene dos hijas.

¿Qué recuerda de aquella fábrica que se inauguró un 9 de junio de 1970 en Huelva? ¿Por qué se abrió?

El emporio que crearon los ingleses tras comprar la mina de Riotinto al Estado en 1873 era enorme y ya incluía una fundición, pero con el tiempo se fue quedando muy antigua y pequeña. Por eso, decidieron construir una nueva en el Puerto de Huelva, de manera que pudiera dar servicio no solo a Riotinto sino a otras minas. Esa planta se abrió en 1970 con una capacidad de 40.000 toneladas anuales -algo anecdótico frente a los 1,1 millones de toneladas de hoy-. A nivel personal, yo llegué un año después, pero viví la expectación que generó una planta tan moderna, pura innovación tecnológica e industrial del momento, de las muchas que se instalaron en la zona en aquella época. Se trataba de la primera fundición de España, un centro que trataba mineral de cobre para producir cobre metálico, lo mismo que hace una siderurgia con el hierro para fabricar acero, por ejemplo.

¿Cómo se produce la entrada de Freeport-Mcmoran en 1993?

Aquello fue una conjunción astral. En aquella época, la compañía Freeport-McMoRan estaba buscando una fundición en el mundo porque ampliaba su mina de Grasberg, en Indonesia, y duplicaba su producción, por lo que necesitaba una planta donde transformar el metal. Casualmente, Ercross tenía en venta Atlantic Copper en aquellos momentos y se produjo la venta en marzo de 1993. Aquello supuso el comienzo de una nueva etapa marcada por la concentración en la metalurgia del cobre y la duplicación de la capacidad de la planta, que se desarrolló del año 94 al 96, pasando de 150.000 toneladas de cobre anuales a 300.000. En este medio siglo, se han producido 31 millones de toneladas de concentrado de cobre.

¿Cuál es la realidad de la empresa hoy?

Atlantic Copper es la primera empresa en producción de cobre de España, un referente industrial de la economía española y de Andalucía. Con una facturación cercana a los 2.000 millones de euros, nuestra fundición, primera de España y tercera de Europa, produce cada año más de 1,1 millones de toneladas de cobre, es líder en exportaciones en el ámbito regional y genera cerca de 3.000 puestos de trabajo entre directos, indirectos e inducidos. Además, hay un parámetro del que me siento orgulloso: somos la fundición mundial más eficiente energéticamente por consumo unitario, y una de las primeras en menor huella de carbono del mundo, donde hay más de 150 fundiciones.

¿Y eso cómo se consigue?

Teniendo como estrella polar la excelencia en todos los campos, en nuestra gente, cuidando su seguridad laboral, su conciliación, su formación, su promoción del talento, del desarrollo personal, su bienestar. Y eso también se traduce en que queremos ser los mejores, los más competitivos en eficiencia, en seguridad, en calidad, en medio ambiente y muchos otros parámetros. Para eso venimos trabajando cinco décadas, y especialmente las dos últimas. Las inversiones de Atlantic Copper en medioambiente en estos 20 últimos años han sido de 256 millones de euros. Estamos a la vanguardia en el uso de las tecnologías más modernas. Creemos en la innovación como herramienta constante de excelencia, con una inversión anual de más de 10 millones de euros.

¿50 años después han conseguido romper el falso dilema industria/desarrollo frente a medioambiente/calidad de vida?

Absolutamente. Creo que todos hemos cambiado: nosotros, como empresa, buscando cada día esa mejora del medioambiente; y la sociedad, entendiendo que algunos países europeos que consideramos “limpios” tienen casi el doble de industria que nosotros sin perder ese sello. Dinamarca, Holanda o Suiza tienen un grado de industrialización que sobrepasa del 21 o 22%, mientras nosotros estamos en el 13%. Pero nadie duda de que son países limpios. Por eso nosotros no sólo seguimos trabajando porque esa sea nuestra realidad, sino porque la sociedad tenga esa percepción de nuestra industria.

¿Los onubenses perciben ese cambio? ¿Se sienten más integrados con esta sociedad?

Creo que sí. Hacemos encuestas para ello y la respuesta es clara. La Fundación Atlantic Copper, que cumple 11 años, ha realizado una inversión total de 4,3 millones de euros (600.000 en 2019), con más de 30.000 beneficiarios de sus acciones, un 60% de las cuales se dirigen al ámbito educativo. Esas acciones no las hacemos por mejorar la imagen de la empresa sino convencidos de que tenemos la obligación de compartir con nuestro entorno tantas cosas buenas que nos ha traído esta empresa. Además, creo que todos saben del innegable impacto económico y social de la empresa. Contamos con 600 suministradores de la provincia, lo que potencia el tejido productivo de forma muy importante. Anualmente, generamos un valor añadido bruto medio de 150 millones de euros, de los que cerca del 50% es en forma de empleo directo y contratistas.

¿Cómo está afectando la actual pandemia a la empresa?

El Covid-19 ha convertido en reto actividades cotidianas o que considerábamos normales. Por ejemplo, a nosotros se nos ha desplomado un 40% del mercado nacional de cobre, que hemos tenido que sustituir por exportación. Normalmente exportamos un 50% de nuestra producción, pero ahora hemos alcanzado un 75%. Creemos que será pasajero y la actividad industrial en España volverá, pero nos hemos adaptado a gran velocidad. Eso es debido a que China está tirando mucho ahora, y es un país que consume la mitad del cobre del mundo.

Los estudios prevén un crecimiento exponencial del uso del cobre en el mundo en los próximos años, ¿no?

Así es. Cada año se consume una media de 30 millones de toneladas de cobre metálico, pero en las próximas dos décadas, hasta el año 2040, necesitaremos otros 105 millones de toneladas adicionales acumulados. Esto es debido a tres factores: el crecimiento demográfico y de urbanización de ciudades; la transición energética de combustibles fósiles por energías renovables; y la electrificación de la sociedad, que incluye desde el vehículo eléctrico a la transformación de los hogares.

¿Van a celebrar de alguna forma especial este 50 aniversario?

Bueno, la actual situación del Covid-19 nos ha obligado a replantearlo todo, pero, por ejemplo, he invitado al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, a celebrar con nosotros esta efeméride tan especial y creo que en unos días vendrá a Huelva a brindar con nosotros por otros 50 años.