Unión y solidaridad empresarial

El sector de la distribución comercial alimentaria, declarado esencial y crítico durante el estado de alarma, ha salido reforzado de dicho periodo, garantizando en todo momento el abastecimiento y dando tranquilidad y seguridad a los ciudadanos, gracias al esfuerzo de toda la cadena de valor que ha demostrado ser una de las más eficientes de Europa. Igualmente, las organizaciones empresariales, como la Confederación Andaluza de Empresarios de Alimentación y Perfumería (CAEA), han salido también reforzadas, debido a la fundamental labor llevada a cabo en momentos de máxima dificultad, con una proliferación normativa e incertidumbre jurídica sin precedentes, a las que las empresas de nuestro sector han sido capaces de sobreponerse en un auténtico ejemplo de autorregulación.

No obstante, como dice el refrán, “nunca llueve a gusto de todos”. Si bien es verdad que la mayoría del sector ha estado muy activo durante los últimos meses, toda crisis provoca trasvases de consumo de unos canales a otros, lo que ha conllevado que los supermercados de costa basados en el turismo, la distribución mayorista dependiente del canal horeca y las perfumerías hayan acusado muy negativamente dichas distorsiones del mercado debidas a la pandemia. Desde CAEA hemos solicitado a las administraciones la reactivación de todos los sectores empresariales y la vuelta a la mayor normalidad posible, siempre dentro de la responsabilidad y manteniendo las debidas medidas de seguridad.

La crisis será muy dura, el gran consumo se está preparando para una guerra comercial sin precedentes que exigirá la máxima competitividad a los operadores, dado que el consumidor, ante la pérdida de poder adquisitivo, volverá a situar el precio como primer factor de compra. En ese contexto, se hace fundamental la unión y la solidaridad empresarial. Unidad de acción empresarial sin culparse unos sectores a otros, colaborando los distintos eslabones de la cadena y sin perjudicar con prácticas desleales a la competencia. Y solidaridad para ayudar a los más desfavorecidos y damnificados por la crisis, como ya están haciendo la mayoría de nuestras empresas en el ámbito de la responsabilidad social, donando alimentos a través de entidades sociales, ofreciendo trato preferencial a determinados colectivos, creando empleo para personas con especiales dificultades de acceso al mercado laboral, etc. En definitiva, las empresas tenemos que dar ejemplo de generosidad y estar más unidas que nunca para salir de la crisis lo antes posible.