Dani Valero

Benimar prevé fabricar más autocaravanas pese al Covid

La factoría de Peñíscola venderá un 10% más hasta alcanzar las 4.400 unidades y se prepara para ensamblar también un modelo de furgoneta

La factoría de Benimar es una excepción en su entorno empresarial. Se encuentra en el linde de Peñíscola con Benicarló, localidades costeras del norte de Castellón donde el turismo y la agricultura dominan la actividad económica. La marca, no obstante, tiene a sus espaldas más de 40 años de trayectoria industrial en el lugar. Forma parte del grupo francés Trigano, y emplea a 400 trabajadores entre tres sociedades (que producen autocaravanas, casas móviles y los muebles para equiparlas, y que suman un negocio conjunto de cerca de 170 millones). Fernando Ortiz, su director general, abre a elEconomista las puertas de esta peculiar fábrica, que lejos de menguar su actividad por la pandemia se prepara para elevar las ventas un 10% hasta las 4.400 autocaravanas.

“El Covid-19 ha llevado a más gente a fijarse en este tipo de turismo, y además se ha rejuvenecido mucho nuestro cliente”, celebra el dirigente. “En el mercado de alquiler de autocaravanas ya se está notando en estos momentos. Muchos que no se veían en esta fórmula lo han probado ahora”, relata. El confinamiento obligó a parar la factoría durante su temporada alta, pues el mercado de la autocaravana (el negocio principal de Benimar) tiene su punto álgido entre marzo y junio, de cara a las vacaciones. “Pero los clientes finales no anularon ni el 5% de los pedidos”, cuenta.

Tras parar ante la falta de suministros y para contener la expansión del virus, el 4 de mayo recuperaron la actividad al 50% de su ritmo de producción, que han ido incrementando lentamente. A finales de julio fabricaban 9 autocaravanas diarias (a lo largo de su único turno de 8 horas), aún lejos de las 17 de su velocidad de crucero. No obstante, la firma, que cierra sus ejercicios en agosto, afronta el próximo con muy buenas perspectivas. “Creceremos en todos nuestros mercados, con la duda de lo que ocurrirá con el británico”, augura Ortiz.

El paseo por las instalaciones que nos ofrece el directivo descubre una factoría a caballo entre la cadena de producción y el taller artesanal. Las autocaravanas discurren por diferentes estaciones, en las que los trabajadores no pueden retenerlas más del tiempo establecido para completar su función -un plazo determinado por un gran reloj situado en lo alto de la nave-. La cuenta atrás es de 17 minutos por estación durante nuestra visita.

El sistema se asemeja a la cadena del automóvil, pero el montaje es más humano y pormenorizado. Por la línea avanzan autocaravanas de los diferentes modelos que oferta la compañía, y en cada estación van ganando equipamiento. A diferencia del sector del automóvil, Benimar fabrica la práctica totalidad de los componentes de la autocaravana, en la que apenas participan proveedores externos. Los muebles, por ejemplo, los diseñan y fabrican ellos mismos en otra sociedad, y las paredes de la autocaravana las producen in situ. Tan solo el propio vehículo -como es obvio- se compra a un tercero (fundamentalmente a Ford y Fiat), si bien Benimar incluso modifica el motor para, por ejemplo, aprovechar su funcionamiento para la climatización.

En la actualidad Benimar produce 5 gamas de autocaravanas con sus respectivas variantes, que elevan el total de modelos hasta los 27. Sus precios en los concesionarios oscilan entre los 50.000 euros de las más económicas y los 70.000 de los modelos más caros, los que integran la cabina del vehículo en el habitáculo de la autocaravana. Además vende una sexta gama que no fabrica en sus instalaciones, la de la furgoneta Benivan, producida por el grupo en Italia. Toda esta actividad la concentra Benimar Ocarsa SA, cuya facturación ascendió el último ejercicio a los 150 millones. El margen de la compañía -extensible al conjunto del sector- es de entre un 4 y un 8%, según Ortiz. Se trata de unas ganancias superiores a las del sector del automóvil, si bien este último disfruta de un volumen de negocio superior. Otra gran diferencia entre ambos sectores es el servicio postventa, que es mucho más intensivo en el ámbito de las autocaravanas.

De las 4.400 que Benimar espera vender el próximo curso, la previsión es que los mercados español y francés aglutinen 1.000 compras cada uno, 800 el de Reino Unido, 500 Bélgica, 200 tanto Italia, Noruega, Dinamarca como Nueva Zelanda -donde la marca accede a través de sus distribuidores británicos pese a la larga distancia-, y las 100 restantes entre países del este de Europa como Chequia, Eslovaquia, Rumanía, Eslovenia o Polonia.

El mercado español de la autocaravana representa alrededor de 6.000 ventas al año, por lo que Benimar es el líder al concentrar alrededor del 17% de las ventas. Además es también el mayor fabricante del país, seguido a mucha distancia de un productor arraigado en Zaragoza.

Casas móviles

Además de las autocaravanas, el grupo produce casas móviles, que fabrica en unas instalaciones cercanas y concentra en la sociedad Mediterráneo VDL, cuya facturación fue de 17 millones de euros el pasado ejercicio. En este caso se trata de un negocio completamente distinto, la producción de casas desplazables pero ideadas para permanecer largos periodos en el mismo lugar. Su venta cayó mucho con el boom de la construcción y se recuperó con la posterior crisis económica. En la actualidad tiene en los campings su principal nicho de mercado, quienes han dado entrada en sus recintos a touroperadores que asumen las reservas de parte de su espacio -en ocasiones la totalidad del mismo-. Es en esta modalidad donde las casas móviles tienen especial predicamento, que se venden en lotes.

Salto a las furgonetas

No obstante, esta sociedad del grupo podría ampliar en breve su actividad. Según detalla Fernando Ortiz, han presentado un proyecto a la matriz para que Mediterráneo VDL asuma una línea de furgonetas pequeñas, cuya modificación para su uso como autocaravana está creciendo en popularidad durante los últimos años y ha dado pie al negocio artesanal de carroceros que modifican vehículos usados. “Creemos que es una oportunidad que podemos aprovechar para lanzar un producto industrializado que nos permita mantener el empleo y crear nuevos puestos de trabajo”, explica el dirigente.

El proyecto de las furgonetas sería un nuevo hito en la historia de la marca, que echó a andar con su actual marca en 1974 con la fabricación de caravanas (entonces sólo producían el modelo originario, que se enganchaba a un vehículo independiente).

Este negocio decayó pronto y supuso la desaparición de la empresa en 1984, si bien un grupo de trabajadores (liderado por la familia holandesa Geensen, que se había instalado en la zona para trabajar en la factoría) compró la marca para volver a fabricar al año siguiente, en 1985. Lo hicieron desde una nueva perspectiva, con una gama más variada en la que ya se encontraban las casas móviles y que apostó con firmeza por las autocaravanas, que serían las que aportarían aire fresco a la empresa y le permitirían crecer durante los años siguientes.

Así ocurrió hasta el punto que, en el marco de la concentración del sector, el grupo francés Trigano tomó el control de la compañía en 2002. Desde entonces es el propietario de la marca, una de las 27 que posee -se trata del grupo más grande del sector en territorio europeo-.