Carlos García-Pastor

La metamorfosis hacia un turismo seguro y sostenible

Hoy, más que nunca, podemos decir que el sector turístico mundial está viviendo un momento completamente atípico, debido a la pandemia del coronavirus Covid-19. Millones de personas que viven del turismo se han quedado sin trabajo, miles de hoteles y agencias de viajes han cerrado sus puertas, así como más de 70.000 bares y restaurantes; más de una decena de aerolíneas han quebrado, siguen sin abrirse los espacios aéreos de muchos países y, por tanto, el flujo turístico al que estamos acostumbrados ha desaparecido. Las pérdidas económicas alcanzan cifras sin precedentes. Solo en España, Exceltur advirtió en abril que el impacto podría superar los 124 millones de euros. Un dato catastrófico para todos.

Todo esto se suma a la gran incertidumbre en la que vivimos las empresas turísticas: antes hacíamos planes a medio y largo plazo teniendo como base una tendencia creciente del mercado; ahora, solo podemos trabajar a pocos meses vista, ya que no sabemos cómo evolucionará esta crisis sanitaria con la que nos hemos topado.

Ante esta situación, el futuro del turismo es muy incierto y hablar de previsiones de cara a 2021 es muy arriesgado, ya que es posible que mejore el estado en España, pero quizás no avancen de la misma forma otros países emisores que necesitamos para seguir adelante. 2021 será el inicio de un camino de recuperación que durará, al menos, dos años, hasta verano de 2022, siempre y cuando las condiciones evolucionen favorablemente, si se reciben las ayudas necesarias, si contamos con una vacuna asequible para todos, etc.

Pero no hay tiempo para lamentaciones. Tenemos que actuar y enfrentarnos a este gran desafío, porque bien es sabido que la industria turística es capaz de reconducirnos hacia la recuperación.

En tiempos oscuros, nos hemos encontrado con algún que otro resquicio de luz. Pese a que las previsiones para este verano eran negativas, el estudio que realizamos en Insights-X for Destinations nos devolvió un poco la esperanza. Esta herramienta de análisis de big data en tiempo real que creamos en Top Tourism Marketing de forma conjunta con TravelgateX, nos dio resultados de julio y agosto que no esperábamos: un volumen importante de las reservas realizadas se mantuvo y se generaron otras nuevas. Gracias a ello, muchos destinos españoles han conseguido seguir a flote, como Andalucía, Islas Baleares, Islas Canarias, Cataluña y Comunidad Valenciana.

Aunque no podemos negar que el número de cancelaciones ha sido muy superior a 2019, las políticas de flexibilización de muchas empresas también han ayudado, sin duda, a recuperar parte de esas reservas que se creían perdidas. Los viajeros se han encontrado en estos meses con más facilidades a la hora de contratar y de cambiar sus planes de vacaciones y es muy importante que sigamos en esta línea y que muchas compañías turísticas implementen de forma permanente estas nuevas condiciones de cancelación, para generar en los usuarios una mayor seguridad y confianza a la hora de planificar sus viajes.

Este será el trabajo más arduo: recuperar la confianza de los viajeros, que ya han modificado -y lo seguirán haciendo- su comportamiento a la hora de viajar. Para ello, todos los agentes del sector debemos llevar a cabo importantes cambios, basándonos, por supuesto, en las nuevas preferencias y las necesidades de la demanda. Pero, sobre todo, hay que cumplir con los nuevos protocolos para que el cliente se sienta lo más seguro y cómodo posible. Igual que nos estamos acostumbrando a salir de casa todos los días con mascarilla, debemos hacerlo también a viajar de una forma diferente: con los más estrictos protocolos.

Es muy difícil que una persona que viaje en un avión se contagie durante el trayecto. ¿Por qué? Porque las aerolíneas han limitado al máximo el contacto con los pasajeros, han instalado más máquinas para hacer el check-in de forma digital, se han eliminado los artículos reutilizables para evitar su manipulación por varias personas, se han reducido los servicios a bordo, el uso de mascarilla es obligatorio durante todo el viaje, se toma la temperatura, etc. La probabilidad de contagio, por tanto, es mínima. Lo mismo ocurre en un hotel. Además de los profundos trabajos de limpieza y desinfección que hacen a diario, muchos establecimientos han digitalizado aún más sus procesos para evitar casi por completo el contacto, el servicio de buffet libre ha cambiado, se han limitado los aforos y se garantiza la distancia de seguridad, entre otros. Viajar sigue siendo seguro y solo así conseguiremos salir adelante.

Por tanto, estamos en un momento en el que el turismo está pasando por un impactante proceso de metamorfosis, que puede ser positivo en algunos aspectos. Por ejemplo, el trabajo de sostenibilidad de muchos destinos se reforzará tras la grave crisis del coronavirus, diversificando la oferta de productos turísticos para evitar masificaciones; se apostará por una mayor limpieza y seguridad; se apoyará más que nunca a la economía local, se revalorizarán los recursos autóctonos, se apostará por el turismo de proximidad, etc.

En mi opinión, ahora que estamos inmersos de lleno en esa metamorfosis, es cuando tenemos que arrimar al máximo todos el hombro y no dejar de trabajar en conseguir recuperar la mayor parte de los importantes logros y avances que el turismo consiguió en los últimos años. Recordemos que pasó de ser una minoría en el siglo XIX, a una gran mayoría durante el siglo XX. Consigamos que en el siglo XXI, esa mayoría de personas que pueden y quieren viajar, lo puedan hacer de forma segura y sostenible. Como ya dijo el secretario general de la OMT hace unos meses, “no hay tiempo que perder”. Tenemos que actuar ya, tenemos que implementar todo aquello que creamos que puede beneficiar al turismo, tenemos que reinventarnos y tenemos que apoyarnos entre todos. Porque solo juntos conseguiremos salir adelante y estar preparados para caminar con paso firme hacia la verdadera recuperación turística.