Marcos Franco

El futuro del turismo emisor en un contexto de alarma

Con el cierre de las fronteras a cal y canto, el turismo emisor nacional se había erigido, en los tiempos en los que estamos, en la -limitada y si acaso única- tabla de salvación de algunos territorios, cuyas Administraciones, en casos concretos -Andalucía, País Vasco, C. Valenciana, Extremadura- habían incentivado los mismos, incluso, con la puesta en marcha de los bonos turísticos, una iniciativa aplaudida por numerosos actores del sector, entre ellos el propio Observatorio Nacional del Turismo Emisor, ObservaTUR.

Ahora bien, en el nuevo contexto, con el estado de alarma decretado, que amenaza con prolongarse durante meses y con el riesgo de confinamientos provinciales, autonómicos o, incluso, generales -cuando no se insta a los autoconfinamientos- esas perspectivas, que ya de por sí eran muy reducidas, se enturbian y con ello se oscurece en mayor medida el futuro del turismo, primeramente, y de la economía, en general. Por tanto, y para tratar al menos de respirar -ya ni siquiera hablamos de sobrevivir-, se hace más urgente que nunca -porque el agotamiento y la disminución de la liquidez van en aumento conforme transcurren los meses- la adopción de una serie de medidas de apoyo para tratar de asegurar el futuro y evitar el desmantelamiento del ecosistema del turismo y los viajes a causa de un factor exógeno de alcance mundial.

En este sentido, y en tanto en cuanto continúe la emergencia sanitaria, ObservaTUR, un instrumento de análisis participado por Amadeus, AON, Beroni, Carrefour Viajes, IAG7 Viajes/Airmet, Iberia, Movelia, ReiniziaT, Renfe-SNCF en Cooperación y la Asociación Nacional de Agencias de Viaje (UNAV), insta al Gobierno a la puesta en marcha de actuaciones concretas para superar la situación actual y poder salvar al sector. Medidas como las siguientes:

Ayudas directas a las empresas a través de los fondos europeos; ampliación de los Ertes -y que estos sean considerados por fuerza mayor-; aplicación de un IVA reducido; adopción de un plan sanitario específico para el sector turístico -test, corredores seguros nacionales e internacionales...-; PCR gratuitos para viajes corporativos para ayudar a las empresas a reactivar los viajes de negocios imprescindibles para su reactivación; promoción de bonos canjeables por viajes para consumir a través de las agencias españolas; ayudas directas a la transformación digital del sector de las agencias de viajes, mediante un plan estratégico definido para conseguir los objetivos dirigidos a pymes, medianas y grandes empresas y desarrollo de un plan de comunicación y promoción para reposicionarnos en los mercados europeos e internacionales en el momento que sea posible.

En paralelo, y en tanto en cuanto se asegura el tejido empresarial con las medidas enunciadas -o al menos con una parte de ellas-, y se avanza en la solución médica o farmacológica para combatir al virus, el sector ha de trabajar en actuaciones capaces de dar respuesta inmediata a los viajeros el día después, porque si algo se ha hecho evidente en esta crisis tan profunda y agónica es que la gente, la ciudadanía, cuando así lo aconsejen las circunstancias, volverá a viajar, porque es algo ya inherente a la cultura del ocio y del entretenimiento, siempre que su economía particular se lo permita.

Entre los apartados concretos en los que intervenir, ObservaTUR destaca algunos de estos capítulos que servirían para reforzar el liderazgo de nuestro país una vez salgamos de la emergencia sanitaria.

El primero de ellos sería completar la plena transformación digital del sector, pues la crisis ha destapado algunas carencias que habría que corregir. El modelo del turismo inteligente, en este sentido, ha de continuar avanzando. Asimismo, hemos de trabajar en conjunto para diversificar en mayor medida nuestra oferta turística, apuntalar la calidad de los destinos más maduros e identificar -y generar- nuevos polos de atracción, capaces de diseminar los flujos turísticos hacia puntos de interés de nueva creación. Y todo ello con un fin: disminuir la presión sobre los destinos más solicitados, evitando su sobrecarga en tiempos que cada vez demandan -y demandarán- una menor saturación y una mayor distancia social, además de nuevos protocolos de salud e higiene.

Con iguales propósitos -aliviar la saturación y reducir al máximo el overtourism- sería el momento de repensar cómo deberían de ser a partir de ahora los tiempos vacacionales, pues cada vez se impone más la desestacionalización del turismo, máxime en un momento en el que la cultura del teletrabajo se irá consolidando en mayor medida.

Es el momento, además, de la implantación definitiva de la sostenibilidad en el turismo. Porque ahora, más que nunca, los viajeros -tanto los nacionales como los internacionales- demandarán viajes más sostenibles. Por su propio compromiso personal y por contribuir a un desarrollo más igualitario del planeta. Pero igualmente por el propio contexto que surgirá el día después, con un clima generalizado de desconfianza tras el nuevo amanecer.

Un contexto en el que el papel de las agencias de viajes será determinante, pues sus profesionales, como prescriptores de opinión cualificados, dispondrán de toda la información que a partir de ahora requerirán previsiblemente los viajeros, en especial en lo relativo a la seguridad en los transportes o los alojamientos, pero también en la seguridad y sostenibilidad de los destinos, aspecto que estos no solo habrán de cuidar extremadamente, sino que, asimismo, habrán de comunicar de forma permanente y objetiva. Si alcanzamos el cumplimiento de estos retos, y entretanto se logra la ansiada vacuna o el fármaco milagroso, estaremos sentando las bases del nuevo turismo en España.

Ese turismo que apuesta por la excelencia, que es sostenible, se apoya en las nuevas tecnologías y en la innovación y que no pone fronteras a su desarrollo y crecimiento. Simplemente lo impulsa y racionaliza para que pueda seguir siendo nuestra industria principal, fuente de ingresos de primer orden, sí, pero también imagen de marca de nuestro país y baluarte de la internacionalización de nuestras empresas.