Ramón Valdivia

La distribución y el transporte de mercancías, ¿sector estratégico?

Aun no hace ni seis meses que la epidemia de Covid-19 y las medidas adoptadas para tratar de frenarla, golpearon nuestro país. Abril y mayo no están tan lejos, pero, sin duda, el tempo se ha acelerado y para muchos la debacle parece ser algo “de toda la vida”.

La crisis sanitaria y la paralización de gran parte de la actividad industrial, comercial y económica en general que ha conllevado, han tenido una derivada inesperada al poner al sector del transporte de bienes por carretera en el foco de atención de la opinión pública como, probablemente, nunca antes había sucedido en España.

Se ha puesto de relieve por la fuerza de los hechos que cuando se habla de transporte por carretera, se habla de una actividad estratégica para cualquier sociedad.

Las empresas de este sector y sus empleados lograron superar las dificultades, algunas poco edificantes para los conductores en especial y garantizar el suministro de bienes esenciales para las personas como material sanitario, medicinas y alimentación y para los sectores productivos y de servicios que aún estaban operativos durante la vigencia del Estado de Alarma.

De hecho, junto a sanitarios y cuerpos y fuerzas de seguridad el transporte por carretera de mercancías ha sido el único sector que ha sido expresamente declarado exento de las innumerables y variadas restricciones de movimientos decretadas por las autoridades de los Estados miembros de la UE, España incluida.

En resumen, aunque el panorama ha sido muy heterogéneo, en las dos semanas previas a la declaración del Estado de Alarma atendimos incrementos de la actividad de más del 40% para soportar a continuación caídas de más del 50% que ahora han quedado en reducciones del 20%.

Lo que sí ha impregnado a todo el sector ha sido esa habitual forma suya de entender el servicio: la eficacia que, como apuntaba antes, ha sido captada por la sociedad en general.

Una notoriedad que nunca debería de haber requerido un precio tan alto, pero que ahora esperamos pueda permanecer entre la ciudadanía y las autoridades.

De hecho, ha quedado reflejado en los resultados de una reciente encuesta de GAD3 para la Fundación Corell que revela que el 97% de los españoles ha declarado como fundamental el papel del transporte por carretera durante la pandemia y tres de cada cuatro declararon que mejoró la imagen y conocimiento que tenían del sector.

Creo, por tanto, que no es opinión, sino un hecho demostrado que esta actividad es esencial y estratégica para la economía nacional e internacional y así nuestros gobernantes deberán desarrollar medidas de impulso acordes con esa característica tan frecuentemente olvidada.

La Administración debe tratar a la carretera como un elemento esencial en la actividad económica y de vertebración geográfica y social nacional y europea, ya que el 70% de las exportaciones hacia Europa, viajan por carretera y más del 95% de las mercancías que se mueven por el interior peninsular lo hacen en ese medio.

El sector genera más de 700.000 puestos de trabajo de manera directa e indirecta y aporta más de un 4% del PIB a la economía española, junto a más de 15.000 millones de euros anuales en impuestos.

Pero esa característica de indispensable no debe hacernos olvidar que para que esta actividad tenga lugar cada día es necesario que exista un tejido empresarial que lo haga posible de forma eficaz, eficiente y sostenible.

Para aprovechar al máximo el papel del transporte y la distribución de mercancías en la recuperación de la economía y el empleo, las medidas a adoptar más importantes deberían dotar al sector de un marco normativo que, en lugar de disuadir, fomente el crecimiento empresarial.

Es vital, en mi opinión, que de veras haya una voluntad de promover ese crecimiento empezando por apoyar a las pocas empresas que actualmente ya podemos considerar como grandes.

La enorme fragmentación empresarial de este sector en España que nos coloca en cabeza de las grandes economías europeas en esa indeseable clasificación, no es fruto de la casualidad y no es precisamente la mejor de las recetas para afrontar los retos que la globalización, la digitalización y la conservación del entorno nos plantean.

Desde el sector del transporte internacional de mercancías por carretera, creemos que estamos ante una oportunidad de transformar el concepto de servicio vinculado al transporte y la distribución a que sea considerado como una industria clave de la economía de España, Por nuestra privilegiada situación geográfica, podríamos ser un punto de conexión mundial que constituiría un elemento de impulso clave para la economía.

Finalmente, quiero hacer llegar un reconocimiento a todos los empresarios y autónomos del sector por el ingente esfuerzo realizado junto con sus empleados para mantener en pie a sus empresas de transporte que ha redundado en el propio tejido socioeconómico de nuestro país.