Felipe Alonso

El 80% de las empresas de transporte en autobús se asoma a la quiebra

El transporte interurbano de pasajeros en autobús se encuentra en un momento muy delicado con el descenso de la actividad por el Covid-19

Los rebrotes de la pandemia a partir del final de los meses de verano, y el cierre perimetral de casi toda las Comunidades Autónomas, o las medidas adoptadas en el interior de las principales poblaciones con un confinamiento por zonas y el impedimento de poder viajar entre ciudades o entre una y otra región, afecta directamente al transporte público de viajeros por carretera, cuando precisamente estaba iniciando un ligero crecimiento a principios de septiembre.

Según las cifras oficiales que cada mes ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque lo haga con dos meses de retraso, hasta agosto, el tráfico de viajeros había caído por encima del 47%, aunque había esa recuperación señalada con respecto a abril, cuando prácticamente se llegó al 100% en el caso de la larga distancia, y a un 90% de descenso generalizado -regular de cercanías, y media distancia-; o al 82% en mayo. Sin embargo, ese crecimiento registrado en julio (-47,1%) y agosto (-44,6%), no ha tenido una continuidad.

Para el presidente de la Confederación Española de transporte en Autobús, Rafael Barbadillo, la situación del sector en este momento es “muy preocupante” porque, además, las actuaciones de las diferentes Administraciones, tanto nacionales, como regionales y municipales, están creando “mucha incertidumbre”.

Las cifras que baraja CONFEBUS de demanda en los meses de septiembre y octubre es de un descenso de la demanda del interurbano clásico del entorno del 85%, con una actividad de tan sólo un 15%. Y eso significa que, según Barbadillo, en declaraciones a elEconomista Transporte, “nos llevan a la casilla de salida”, a una situación que se va a mantener porque “restringir la movilidad nos mata”, las medidas que se adoptan cada día, y que “van variando” inciden en un “menor mercado y en una menor demanda”.

Desde esta confederación se pide que se adopten medidas a largo plazo, porque “en el sector no se sabe que puede pasar en los meses futuros”, y todo “tiene un límite”. Y las medidas que el Gobierno había anunciado de apoyo a un sector básico como es éste, en junio y julio “no han llegado”, y los “ERTES pueden convertirse en ERES, o en cierres y desaparición de empresas”.

Se pide que se valore en toda su extensión la importancia que tiene este sector como “columna vertebral” de la movilidad sostenible, un servicio “esencial y estratégico para la sociedad y la economía del país, pues llega a todos los rincones uniendo a diario más de 8.000 núcleos de población”.

Barbadillo destaca que el sector sabe que se va a tener que afrontar “una importante crisis en los próximos meses”, ya que no se prevé una recuperación de la demanda de viajeros en autobús hasta el año 2022, y por ello reclama que lleguen las ayudas, y que al menos desde el Gobierno “se nos dé una respiración asistida para mantener este servicio fundamental para el país, y que podamos afrontar su recuperación y asegurar la continuidad de nuestro tejido empresarial y del empleo”.

De hecho, a mediados de octubre CONFEBUS elaboró un nuevo barómetro sobre el impacto del Covid-19 en el transporte público por carretera, el cuarto que lleva a cabo desde que comenzó la crisis sanitaria en el país, y en él se destaca que el 97% de las empresas consultadas sostiene que las expectativas para sus negocios en los próximos 12 meses son “malas o muy malas”.

El cuarto baremo elaborado por la confederación deja claro que todas las empresas consultadas reconocen haber perdido volumen de ingresos por la pandemia. Más de la mitad de las mismas entre un 50 y un 75% de la facturación. Y que un 64,5% ha tenido que recurrir a un ERTE.

Desde el inicio de la crisis sanitaria en el país por el efecto del Covid-19, sólo en el primer semestre del año 2020, y considerando que enero y febrero fueron meses de aumento del transporte, un 4,3% y un 7,4%, respectivamente, el sector baraja un volumen de pérdidas del orden de los 3.500 millones de euros, y la amenaza sobre unos 30.000 puestos de trabajo, cifras que se han agudizado con los rebrotes de la pandemia a partir del verano y con las medidas de cierres perimetrales.

El servicio discrecional bajo mínimos

El transporte discrecional en autobús se encuentra en una situación al límite, en un momento que tal y como define Carolina Sánchez, vicepresidenta de DIREBUS, la asociación que aglutina a las pequeñas empresas del sector, “nos inquieta y nos descentra del objetivo que tenemos”.

Para Sánchez, la situación es “inédita”, porque, además, “no sabemos por dónde debemos tirar”, hay “inseguridad e incertidumbre”. Está claro que es “extraordinariamente atípica”, pero” nuestro sector va hacia un abismo económico.” Y pide al Gobierno que apoye al tejido empresarial y que ayude a salvar el mayor número de empresas, “no se pueden hacer las cosas a medias”.

De acuerdo con las cifras del INE, en los ocho primeros meses del año este tipo de transporte, dentro del cual se encuentra el servicio turístico, ha caído en el entorno del 75%. Y cuando “pensábamos que se iba a solucionar, que íbamos a iniciar la recuperación con el transporte escolar, el movimiento de traslado de trabajadores y el incipiente regreso del turismo, los rebrotes y los cierres perimetrales nos han vuelto a regresar a situaciones de principios del año”.

“Somos empresas pequeñas, muchas de ellas de autónomos con un promedio de flota de 11 vehículos de media, que buscamos una respuesta a que hacer con nuestras empresas”, señala la vicepresidenta de DIREBUS, para quien una de las mayores preocupaciones de sus asociados es ver como se “pagan los créditos que tienen concedidos”, cuando “los ingresos han caído en picado”.

El 70% de la facturación de las empresas dedicadas a este tipo de transporte va de marzo a julio, y octubre es prácticamente como julio, un mes de temporada alta. Para Carolina Sánchez, la situación actual, lleva a un 2020 de insolvencia financiera, y a “concurso de acreedores de muchas empresas”.