Susana Criado

Cuando el río suena...

Agua lleva. ¡Bien sabio es el refranero español! Y el tiempo le da la razón. Llevamos semanas ¡qué digo!, meses escuchando mensajes del Gobierno en el sentido de que van a eliminar de un plumazo la desgravación fiscal -que no es tal, es un diferimiento fiscal- o van a reducir ese incentivo fiscal a las aportaciones al plan de pensiones durante nuestra vida laboral.

Dirán que afecta solo a unos pocos partícipes; dirán además que afecta a aquellos que tienen mayores ingresos anuales, dirán que quieren incentivar sobre todo los planes de empleo... Argumentos ridículos, mentiras todas, que buscan no acometer de una vez por todas una reforma del actual sistema de pensiones.

Lo ideal sería explicarle al españolito de a pie, que para que disfrute de una jubilación tranquila en materia económica, su ahorro durante su vida laboral debería estar apoyado en tres pilares: el sistema público de pensiones -que a día de hoy hace aguas porque son cada vez más los jubilados que reciben pensión y cada vez menos los trabajadores aportando a las arcas de la seguridad social con sus cotizaciones- ,el sistema privado individual de pensiones y el sistema de planes de empleo. ¡Es ridículo querer enfrentar dos de los tres pilares! Lo razonable, sensato y sano sería apuntar cada uno de ellos.

El sistema público de pensiones con reformas sencillas, aunque dolorosas: tener en cuenta toda la vida laboral para el cálculo de la pensión, retrasar la edad real de jubilación e incluir para el cálculo de la pensión elementos como la esperanza de vida o el crecimiento del PIB.

El sistema privado de pensiones: aquí lo ideal sería achuchar a la industria para que ofrezca vehículos más atractivos en términos de rentabilidad y costes, y cultivar la educación financiera y la responsabilidad individual para que cada uno de nosotros comenzara a ahorrar cuanto antes y de forma periódica.

Y el sistema de planes de empleo, incentivando fiscalmente a todas las empresas -grandes, medianas y pequeñas- para que ofrecieran a todos sus empleados planes de empleo que les permitieran ir ahorrando durante toda su vida laboral con el foco puesto en la jubilación.

La cuestión es ¿alguien ahí, en el Gobierno, quiere coger el toro por los cuernos y acometer la reforma que necesita España? Me temo que no hay nadie con la voluntad ni con la convicción necesaria como para acometer tal reforma, pero aún tengo la esperanza de que Bruselas anime/achuche/imponga una reforma en condiciones a cambio de ese maná -140.000 millones de euros- procedentes del Fondo de Reconstrucción Europeo. ¡Solo queda ahora esperar y ver! ¡Cruce dedos!