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La reforma pasa por la jubilación más tardía y penalizar las anticipadas

El ministro Escrivá advierte del reto demográfico para nuestro país, que afrontará en dos décadas un fuerte repunte del gasto público con 11 millones de pensionistas.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, ha pedido a los grupos parlamentarios que se pongan de acuerdo en el Pacto de Toledo y cierren las recomendaciones pendientes este año, entre las que deberían incluir desincentivar la jubilaciones anticipadas. El ministro explicó este mes en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social del Senado las prioridades de su departamento para esta legislatura y recordó que el gasto en pensiones aumentará 2,5 puntos el gasto público en 2045 cuando haya 11 millones de pensionistas.

“Hay que llegar a un pacto por las pensiones este año”, pedía a los senadores al tiempo que desglosaba las medidas que podrían incluirse para reducir el déficit de la Seguridad Social, que alcanzó el 1,3% del PIB en 2019. Entre estas medidas, Escrivá aboga por desincentivar las jubilaciones anticipadas y acercar la edad efectiva de jubilación a la edad legal incentivando la demora en la jubilación a través de la reordenación de los incentivos existentes y con una adecuada política de difusión de ellos ya que “nunca se han hecho campañas para darlos a conocer”.

Explicó que también hay que ver fórmulas para hacer compatible trabajo y jubilación y lamentó el uso de la jubilación anticipada como mecanismo sustitutivo de la protección por desempleo.

Incentivos de estilo empresa vasca

En otro aspecto, Escrivá aboga por desarrollar la Previsión Social Complementaria, los planes de empresa como los que existen en el País Vasco, que están vinculados a los convenios colectivos sectoriales; el trabajador aporta el 1% y la empresa otro 1% al plan de pensiones. Para fomentarlos dijo que podría haber ventajas fiscales que beneficien a las rentas medias y bajas.

El ministro también apuesta porque las recomendaciones sigan separando las fuente de financiación de las pensiones y se costee mediante los presupuestos generales de Estado las políticas activas de empleo, las prestaciones por cuidado de hijos y otros subsidios, las subvenciones implícitas a regímenes especiales y los gastos de funcionamiento del sistema. Otra de las medidas debería contemplar los coeficientes reductores de la base de cotización ya que ha dicho que el sistema actual es regresivo, los coeficientes reductores benefician a los cotizantes de mayor base.

En cuanto al reto demográfico, Escrivá asegura que es “manejable” al igual que la tasa de reemplazo de las pensiones y que existe un consenso para que las pensiones mantengan su poder adquisitivo.

En este sentido, Escrivá insiste en que las pensiones están “absolutamente aseguradas” y en que esta crisis provocada por la pandemia “no tiene nada que ver con la anterior”. No obstante, señala que, en esta ocasión, España se está financiando a tipos de interés a 10 años, en términos absolutos, del entorno del 0,6% y le están pagando por emitir deuda, porque los tipos son negativos en plazos de 5 o 7 años.

Además, recuerda que las agencias de rating no han bajado la valoración a España. “Hemos pasado el riesgo más agudo y la percepción de solvencia es absoluta”, añadía, tras apuntar que “no entiende de dónde vienen” las especulaciones respecto a las pensiones.

En esta línea, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, resalta que es necesario hacer una gestión eficiente, seria y responsable de todo lo que es el servicio público y los fondos públicos para garantizar que la solidaridad intergeneracional no se quiebra y que hay pensiones no solo ahora, “sino dentro de 20 o 40 años”. Mientras tanto, Escrivá, aclara que la respuesta comunitaria ha sido “muy positiva” y que esta idea de los ajustes “se ha instalado entre la sociedad con muy poca solvencia”. De hecho, afirma que la crisis es totalmente sobrevenida como resultado de un virus y que habrá países en los que va a afectar más que otros.

“En lo que respecta a la financiación y al plan de activación, vamos a ver elementos absolutamente novedosos”, ha añadido, tras apuntar que se va a emitir deuda y se va a redistribuir teniendo en cuenta las necesidades sectoriales de cada país y no va a haber condicionalidad, porque “no tiene ningún sentido que la haya” de este tipo “ni de otra naturaleza”.

Recuperación en el empleo

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones explicó asimismo que entre mayo y junio se recuperó casi un tercio del empleo perdido por el coronavirus. Concretamente, según señaló durante la Comisión de Trabajo, Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en el Senado, se han recuperado un total de 286.000 empleos de los 948.000 afiliados perdidos por la pandemia hasta finales de abril. Escrivá apunta que a partir de mayo se empieza a producir una recuperación y que se está dando en todos los tipos de contratos. En concreto, entre el 1 de mayo y el 16 de junio se incrementaron los contratos temporales en 223.000 personas y los indefinidos, en 43.000 personas.

Teniendo en cuenta la edad, el titular del Ministerio señaló que la crisis destruyó empleo joven, mientras que la recuperación ha beneficiado a los tramos más senior. De los 330.000 empleos destruidos en el tramo de edad de entre 16 y 29 años, solo se han recuperado 57.000 personas, mientras en el tramo de edad de entre 30 y 49 años se destruyeron 491.000 y se han recuperado 138.000 puestos. En el caso de los mayores de 50 años, se destruyeron 126.000 y se han recuperado 92.000 entre el 1 de mayo y el 16 de junio.

Cabe recordar que, con los peores vaticinios sobre la mesa, se esperaba que la tasa de paro escalara hasta el 34% de la población activa en junio, si tenemos en cuenta a los trabajadores que se verán afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (Erte) -algo más de cuatro millones de empleados-, lo que supone el nivel más alto en la historia de nuestro país. Dicha cifra, no obstante se situará en el 20% de desempleo sin tener en cuenta a estos últimos, lo cual dejará de igual manera la mayor proporción de demandantes de empleo desde el primer trimestre de 2013, cuando la tasa ascendió al 27% de paro.

Tal y como confirman desde Funcas a elEconomista, el “verdadero impacto” de la crisis sanitaria en el mercado laboral no se podrá apreciar hasta el segundo trimestre y el tercer trimestre de este año, cuando además se prevé obtener una foto más fidedigna de la pérdida de empleo habiéndose aclarado ya el volumen de contratación veraniega.