María Domínguez

Joaquín Garralda, Presidente de Spainsif: “En 2021 todos los bancos españoles ofrecerán más productos ASG y habrán aprendido a venderlos”

El 29 de octubre, Spainsif presentó su Estudio anual sobre Inversión Sostenible en España, que revela que los activos ‘responsables’ bajo gestión crecieron un 36% en 2019. El presidente de esta plataforma sin ánimo de lucro, Joaquín Garralda, reflexiona sobre los nuevos datos y sobre los retos pendientes

El 29 de octubre, Spainsif -plataforma que promueve la inversión responsable- presentaba su informe anual, que revelaba que los activos gestionados en base a criterios ASG -ambientales, sociales y de gobernanza- crecieron un 36% en 2019 en España. El estudio -apoyado por Bankia y Edmond de Rothschild- da una buena aproximación al estado de salud de la sostenibilidad en este país. Spainsif ha recabado los datos a través de consultas a 21 entidades españolas -representativas del 76% del total nacional-, y a 12 gestores y propietarios de activos internacionales -que representan el 43% del internacional comercializado en este país-.

La inversión sostenible alcanzó los 285.454 millones de euros gestionados en 2019. De esa cantidad, más de 207.000 millones corresponden a activos gestionados por entidades nacionales, y el resto a gestoras extranjeras. Pero ese crecimiento del 36% lo han provocado sobre todo estas últimas, que cuadruplicaron sus activos bajo gestión. Los de las españolas solo crecieron un 8,5%. ¿Es decepcionante?

Eso se debe en gran medida a que este año respondieron a nuestras consultas muchas más gestoras internacionales, pero también a que esas firmas tienen más y mejores productos que las españolas.

¿Les están ‘comiendo’ el terreno?

Sí, pero las entidades españolas argumentan que el inversor no demanda estos productos. El problema es que las personas que comercializan estos fondos en las oficinas no los conocen. No les han formado.

Y en ASG, ¿seguirán ganando cuota las gestoras extranjeras frente a las españolas?

No, no lo creo. Creo que, el año que viene, todos los bancos españoles responderán ofreciendo productos que antes no ofrecían y, sobre todo, los comercializarán adecuadamente. Sabrán venderlos.

De los inversores en ASG, solo el 19% son minoristas en España. En Europa, un 31%.

Y Francia está ya en el 35%. ¿Por qué? En primer lugar, el Gobierno francés ha insistido mucho en educar en cuestiones de ahorro, y es un gran impulsor del tema medioambiental. En segundo lugar, y en relación con lo que comentábamos, la banca francesa sabe vender estos productos, y aquí hasta hace muy poco no sabía en absoluto. Al cliente que va a un banco con sus 10.000 euros y pregunta qué fondo le recomiendan, el gestor le habla de rentabilidad y riesgo o, si es un poco sofisticado, también de liquidez, pero el tema medioambiental no lo ha estudiado. Tiene ese fondo ASG en un rincón, y varias decenas más de fondos para vender.

De las novedades que prepara la Comisión Europea dentro de su Plan de Acción para las Finanzas Sostenibles, ¿qué es lo más urgente? ¿Una taxonomía social?

La taxonomía social es urgente, pero es algo dificilísimo, hay muchas dimensiones que medir, y tan complejas como la corrupción o los derechos humanos. Se hará, pero llevará más tiempo, porque entran cuestiones políticas. Las toneladas de CO2 son las mismas aquí que en cualquier país, pero con los derechos humanos no ocurre así.

Entonces, ¿lo siguiente será el estándar de bono verde?

Ya existe un marco, unos Green Bond Principles, pero Europa lo pondrá más claro. Ahora existe una gran discusión sobre este asunto en el seno de la UE. Los bonos tienen la peculiaridad de que son finalistas: financian un proyecto, por ejemplo, un parque eólico de una eléctrica. Pero los medioambientalistas defienden que si la empresa va a levantar ese parque tiene también plantas de carbón, no puede considerarse que su bono, aunque vaya a financiar molinos, sea verde. No creo que el estándar vaya a incluir esta restricción, creo que los bonos verdes seguirán siendo finalistas, pero el debate está ahí.

Se habla a menudo de la ‘materialidad’ de la inversión responsable. ¿A qué se refiere?

A la forma en que impacta cualquier riesgo -entre ellos, los riesgos ASG- en la cuenta de resultados. Te pondré un ejemplo. Piensa en una empresa química, que emite CO2 y otros gases, por lo que condiciona al medio ambiente. Ese riesgo es material porque puede ocurrir que el regulador le exija que rebaje sus emisiones un 40%, obligándole a cambiar sus procesos, realizar inversiones para reducirlas, etc. Hay una regla no escrita, que afirma que si un riesgo puede condicionar un 5% de tu beneficio es material.