Gonzalo Martínez de Miguel

¿A qué profesionales les va mejor en la empresa?

El éxito profesional tiene sus claves y es importante conocerlas. Aunque no hay una única respuesta, ni un único secreto, que lo garantice, tampoco es mucho lo que hay que tener en cuenta. Durante mi experiencia profesional, formando a profesionales de multitud de empresas, he visto como a muchos trabajadores les va muy bien, hacen muy buenas carreras profesionales, mientras que otros se quedan lamentando su estancamiento, en puestos en los que no son capaces de desarrollarse.

Esto nos enfrenta a la pregunta del millón y que seguro que alguna vez te has hecho si llevas unos años trabajando, o qué te vas a hacer pronto si estás empezando tu carrera profesional. ¿A qué profesionales les va mejor en la empresa?

La respuesta podría ser a los más competentes, a los mejor preparados, a los que más se esfuerzan, o a los que tienen mejores padrinos. Pero no es ninguna de estas. Los que tienen asegurado el éxito son los profesionales que entienden y respetan las reglas del juego. Y es que haciendo un símil con un juego de cartas, en el que se reparte la baraja entre todos, y cada uno puede tener una mano mejor o peor, es difícil ganar el juego si no se conocen las reglas.

Al desconocer las reglas, da igual que cartas tengas, da igual la suerte o lo competente que seas. Si no conoces las reglas, vas a perder. Y esta realidad tan sencilla, y que siempre se cumple, es igual de importante en la vida y en la empresa, por que al final, la empresa es un juego que hay que aprender a jugar. Ahora bien, no en todos los sitios se juega de la misma manera; por ello cada vez que se cambia de trabajo hay que volver aprender cuáles son sus reglas.

Durante años hemos aconsejado a los nuevos profesionales que dieran el 100% de su capacidad cada día. El consejo tiene sentido, es decir un mundo donde muchos profesionales salen cada mañana sencillamente a cumplir, aquellos que salen a hacer lo mejor que saben terminan marcando la diferencia. El consejo es bueno, pero además y por encima de eso, si quieres que te vaya bien, necesitas entender cómo funciona tu organización.

Te corresponde conocer quiénes son los que están jugando la partida, tanto a los que ves, como a los que no. Te corresponde entender qué comportamientos se aplauden y cuáles no se toleran, cuáles son las expectativas. Pero sobre todo, puedes aceptar que las empresas no funcionan siempre de la forma aparentemente más lógica, o de la forma que a uno le parece lógica.

En cualquier compañía hay juegos de poder, intereses cruzados no confesados, necesidades de los directores con sus jefes, o con sus accionistas, etc. Por otro lado, también es frecuente que se creen bandos, hay juegos de los que llamamos “nosotros contra ellos”, que son muy absurdos y no deberían verse, pero están allí y no podemos vivir ajeno a ellos si queremos tener éxito en la empresa.

Otras consideraciones que debes conocer son las características personales de los jefes y los compañeros. Hay directivos muy inestables emocionalmente e incluso algunos tienen su punto psicópata e impasible ante el dolor ajeno, jefes con autoestima tocada, engreídos o pagados de sí mismos. Por ello lo que un jefe valora, otros no lo perdonan. A ti te corresponde saber trabajar con el jefe que realmente tienes, no con el que deberías tener.

Para que te des cuenta de lo importante que es ser consciente de las reglas que tiene la compañía en la que trabajas, uno de los mejores ejemplos es el caso de Appel y Steve Jobs. En 1985, Steve Jobs, creador de Apple y uno de los empresarios más alabados del planeta, fue despedido por John Sculley, que era el CEO de la tecnológica en ese momento, a quien el mismo Jobs había traído de Pepsi.

Y es que aunque fuera el fundador de la compañía, Jobs obvió una regla básica: por muy brillante que tú seas, si pones en peligro la inversión de los accionistas, te acabarán despidiendo. No hay nadie imprescindible, por mucho que haya profesionales que marquen la diferencia. No puedes ignorar esa regla. Como este, hay cientos de ejemplos de profesionales que perdieron sus posibilidades porque ignoraron las reglas del juego o por que quisieron hacer trampas de forma torpe.

Esto no significa que no se puedan cambiar las normas, cuestionar el statu quo de la organización o pensar fuera de la caja, pero incluso para cambiar dichas reglas hay que conocerlas y saber jugar conforme a ellas.