Maria Teresa Coca

Marta Soler y Jordi Boada, Codirectores de DMBrands: “Sin más ayudas del Estado, el sector corre el riesgo de descapitalizarse para pagar los impuestos”

DMBrands, fabricante de marcas como la ginebra Atmosphera y licores y brandys Sorel, no ha cesado su actividad durante la pandemia pese al impacto en el ocio y el disfrute nocturno a la espera de que la incertidumbre se desvanezca y se recupere “la socialización y el poder adquisitivo”, básicos para el sector de los destilados

DMBrands (Destil·leries del Maresme Brands), una empresa familiar elaboradora de espirituosos con 145 años de historia, ha encajado el impacto de la pandemia buscando fórmulas para sortearlo de la mejor manera, sin tener que cesar su actividad y con el esfuerzo de la plantilla -unas 36 personas-, desde la fábrica de Arenys de Munt (Barcelona).

Con las restricciones de la vida social, el ocio y el disfrute nocturno... ¿Cómo han podido mantener el negocio?

J.B.- Asumiendo que “la noche no existe”, aunque confiamos en que sea pasajero. Y que las celebraciones, el ocio en general, también se ha visto reducido. Somos un sector que dependemos de todo lo que suena a festivo, a la socialización. Es cierto que se ha incrementado el consumo de alcohol en los hogares a raíz del confinamiento, pero en un contexto muy distinto, en el que la reducción de ingresos en muchos hogares ha mermado su nivel adquisitivo y la compra ha derivado a las marcas blancas. En casa se bebe sin la necesidad de mostrar al entorno familiar o de amistades cuál es tu poder adquisitivo. El consumidor ya no opta, por ejemplo. por un whisky de unos 13 euros, sino que busca calidad en la marca blanca.

M.S.- Con todo, hemos mantenido la producción para la gran distribución. Pero la venta de alcohol en los supermercados no suple el negocio en Horeca o la exportación. Para el conjunto del sector destilados, los ventas han caído un 80% y los ingresos un 40%.

Su tradicional apuesta por las marcas de la distribución les ha dado sus réditos.

J.B.- Sí, nuestras ventas se han focalizado en un modelo de consumo que ya registramos en la anterior crisis, la financiera de 2009 a 2012, donde se disparó la compra de marca del distribuidor. Pero en los últimos tres años ya detectábamos un cambio de tendencia porque los hogares habían recuperado una parte del poder adquisitivo perdido durante los años de crisis y volvían al consumo de marcas de fabricante. Con el contexto actual, hemos vuelto atrás.

M.S.- Pero no es fácil mantener la planta funcionando básicamente para este segmento de producto -que es casi el 50% del negocio- porque tienes estrechos márgenes y, en nuestro caso, pierdes el equilibrio entre los ingresos que tienes por los diversos segmentos de actividad. Un mix que nos permite tener una empresa sostenible económicamente.

¿Han tenido problemas con el suministro de materias primas?

M.S.- Teníamos algunas reservas de materias primas y pactos con proveedores en Europa que se han respetado y no hemos tenido problemas con el cierre de determinadas fronteras. Hemos hecho un exhaustivo trabajo de anticipación para tener stock en fábrica para casi todo el año, cuando lo habitual para nosotros es trabajar just in time. Ha habido problemas con algunas importaciones, por ejemplo, de ron de Sudamérica por falta de provisionamiento y porque se han rescindido unilateralmente algunos contratos, pero gracias a la red de proveedores de confianza a nivel europeo hemos podido solventar la situación, y también aprovechando excedentes de producción nacionales.

¿Temen al ‘Brexit’?

M.S.- El trabajo con nuestros proveedores habituales ha reducido los recelos que teníamos en cómo afectaría a las importaciones porque cerramos contratos de compra a tres años -que finalizarán en el próximo semestre- con independencia de los posibles nuevos aranceles. Ahora, las dudas surgen para 2021, pero con el impacto Covid-19, las relaciones comerciales serán distintas a las que preveíamos porque la economía británica es también de las más castigadas.

J.B.- Es decir, en el caso del Brexit, la pandemia ha jugado a favor de Europa.

¿Qué impacto tendrá en las cuentas?

J.B.- 2020 tenía que ser un buen año para DMBrands, pero ahora será un paréntesis. Intentaremos que sea un año que no exista. Pasaremos de 2019 al 2021 de la mejor manera posible. En 2019, con una producción anual de más de 6 millones de botellas, facturamos 20 millones, y en 2021 esperamos alcanzar los 22 millones de euros.

M.S. -Nuestra gran apuesta era y es la exportación. Los proyectos para este año no los abandonamos, los retomaremos con fuerza en 2021. Los mercados asiáticos, China especialmente, Rusia, Sudamérica, etc., con muchas y buenas perspectivas, aunque nos movemos en una incertidumbre global.

¿Pero modificarán los planes en exportación?

M.S.- Mantenemos nuestro plan de expansión. El trabajo para abrir nuevos mercados ya lo habíamos iniciado.

¿Qué busca el consumidor asiático?

J.B.- En China ha surgido un nuevo estatus social entre la gente joven, nuevos consumidores que quieren innovación y diferenciación, que socializan y que siguen mucho la moda y las nuevas tendencias mundiales en las redes. Es decir, productos con baja graduación alcohólica, fáciles de beber y con los que se puedan elaborar cócteles, bebidas atractivas visualmente. Hay tendencia al consumo de bebidas para cócteles, cremas, licores de baja graduación, etc.

M.S.- Aunque siempre existe el mercado más maduro, en el que los brandys y los whiskys siguen teniendo demanda.

¿Por qué China?

J.B.- Lo que estamos haciendo con nuestros distribuidores es digitalizar el mercado para que cuando la economía vuelva a abrirse no hayamos perdido todo el trabajo realizado hasta ahora. Estamos iniciando campañas de promoción a nivel de las redes sociales con otros productos para su lanzamiento definitivo en 2021, siguiendo el mismo business plan, porque en principio la pandemia debería ser algo pasajero.

M.S.- La vuelta a la normalidad se acabará produciendo, con algunos cambios, pero llegará. No es como la crisis de hace diez años.

¿Cuáles serán las nuevas apuestas?

J.B.- Estamos trabajando en una nueva línea de cremas de licor con trasfondo social para contribuir a la mejora del mundo, porque dedicaremos una parte de la facturación a acciones sociales en colaboración con ONG internacionales. Ya lanzamos la primera, Capitán fresón elaborada con Tequila procedente de México y fresas, para tomar muy fría. Será una línea que rememorará a luchadores mexicanos. Ahora lanzaremos el Mariachi mango y habrá otros dos en 2021 para distribuir en España y en el exterior.

M.S.- Es un proyecto más dentro de nuestra vocación de innovación en producto, a lo que dedicamos más de 70.000 euros en 2019.

Su actividad está gravada con el impuesto sobre el alcohol y las bebidas alcohólicas ¿consideran suficiente la moratoria que ha aprobado el Estado?

J.B.- El sector es un gran recaudador de impuestos para el Estado que, más allá de la moratoria inicial, no nos ha brindado ninguna otra ayuda. Debemos hacer frente mensualmente a las liquidaciones de las tasas impositivas por lo que fabricamos, no por lo que vendemos, y ahora deberemos afrontar los pagos cuando, no nos equivoquemos, hay sectores de actividad como la restauración y los vinculados al turismo que siguen paralizados. Pero con una gran incertidumbre por delante, tenemos que disponer de stock para dar respuesta si la demanda se despierta y muchos pedidos se han tenido que facturar en cash. La pregunta de todo el sector es muy simple: ¿nos descapitalizamos totalmente para afrontar la compra de primeras materias y pagar tributos o realmente el Estado nos ayuda con nuevas moratorias o pagos fraccionados?, ante caídas del sector del 40%. Por eso, el sector solicita la exención temporal del impuesto especial al alcohol.

M.S. - En nuestro caso, por ejemplo, no hemos ni acudido a un Expediente de Regulación de Empleo (Erte). Hemos mantenido la actividad produciendo para la demanda interna, doméstica, pero ahora la incertidumbre se acrecienta. No sabemos cómo evolucionará el negocio durante el próximo trimestre en función de la propia pandemia y de las medidas que puedan ir adoptando las administraciones.

¿Qué proyectos podrán retomar?

J.B.- Las oportunidades de negocio que teníamos abiertas siguen ahí, nada se ha ido al traste. O se han parado o se han ralentizado esperando la recuperación.

M.S.- El sector de la licorería y los destilados puede ver una luz al final del túnel, poniéndole un poco de optimismo.

¿Realmente confían en qué en 2021 la economía se recuperará?

J.B.- El mundo no puede seguir paralizado. Dependiendo de la evolución de la pandemia y de los logros para una vacuna..., en abril-mayo de 2021 confiamos en que todo vuelva a la normalidad, aunque no sea a niveles de 2019. Estamos en un sector que reacciona muy rápido a los cambios, tanto en positivo como en negativo. Si la economía da síntomas de recuperación, la gente volverá a la socialización y, por tanto, a consumir.

M.S.- Hay incertidumbre, inquietud por lo que pueda suceder, en cómo reaccionará la economía mundial, europea, la española y local... pero confiamos en que la recuperación estará ahí, aunque en algunos mercados no con la misma fuerza y rapidez que sería deseable. Esperamos verlo todo con más optimismo después del tercer trimestre de este año.

Por segmentos de actividad, ¿qué peso tendrán en la facturación en 2021?

J.B.- Por áreas de actividad tenemos alimentación a la gran distribución, el canal Horeca con distribución tradicional y la exportación. Con la pandemia, han caído las ventas en las áreas que nos dan más margen en el negocio con desarrollo de marca y posición premium o la exportación con productos diferenciados de valor añadido. Nos hemos tenido que focalizar en el segmento de la gran distribución con márgenes muy ajustados, y sin contar con el canal Horeca afectado por el descenso del turismo.

También son distribuidores.

J.B.- Distribuimos el tequila Mala Vida. Tenemos un acuerdo con el segundo grupo holandés fabricante de cervezas, Swinkels Family Brewers, con más de 300 años de historia y 700 millones de facturación, con las marcas Bavaria, Palm, De Hoorn... distribuimos Bavaria y, por ejemplo, La Trappe una de las 11 cervezas mundiales que se elaboran en una abadía, o la llamada Rolls Royce de las cervezas, la Rodenbach, que se elabora en una cervecería del siglo XII, en Bélgica, con un proceso de fermentación natural.

¿Cómo se reparten los ingresos?

J.B.- Sin contar la etapa covid, el 50% era marca distribuidor y 50% nuestras marcas y distribución. Ahora los porcentajes se han alterado. Para 2021, prevemos un 40% para marca distribuidor, un 40% marcas propias y un 20% exportación.

¿Antes fuera que en el resto de España?

J.B.- Más que pensar en el mercado nacional, que también lo cuidamos, nos centrados en la exportación. Cuando ya te has hecho una marca fuera es mucho más fácil ganar mercado interior. España es un mercado muy marquista y sin una tendencia muy marcada de consumo.