Àlex Soler Fontán

BCN 3D consolida su modelo de negocio y potencia su expansión internacional

El consejero delegado de BCN 3D explica cómo han pasado de ser un proyecto de la Universidad Politécnica de Catalunya a referente en el sector de la impresión 3D

Aquellas nuevas empresas que nacen y se hacen un hueco en un mercado cada vez más poblado e hipercompetitivo, son las que ofrecen un valor añadido novedoso e inédito que no se puede encontrar en ninguna otra parte. BCN3D es un ejemplo de ello. Nacida en el seno del centro tecnológico de la Universidad Politécnica de Catalunya, la UPC, esta compañía especializada en el desarrollo y producción de impresoras 3D de sobremesa, ha ido creciendo hasta hacerse tan grande que, en 2019, se convirtieron en empresa independiente. Como todo, el proceso empezó por lo básico. “En 2012 apareció la posibilidad de hacer máquinas de impresión 3D más accesibles para que las pymes y los particulares pudieran tener máquinas”, explica Xavier Martínez, consejero delegado de BCN3D. “Empezamos el proyecto, siendo yo becario número 1, haciendo unos paquetes con una serie de piezas imprimidas con una máquina 3D para que la gente se pudiera montar la máquina”, añade. En ese momento, el centro tecnológico de la UPC obligó a BCN3D a, además de desarrollar su proyecto, tener una unidad de negocio y a vender su producto. “Hicimos una web y empezamos a vender las piezas por separado y paquetes enteros, pero luego vimos que las máquinas eran difíciles de montar y empezamos a hacer workshops. Venía gente de toda Barcelona a montarse máquinas, pero seguían siendo difíciles de ensamblar”, admite Martínez. “Fue ahí cuando empezamos a hacer máquinas más fáciles y a redactar manuales”, añade. Fue durante estos años cuando BCN3D, todavía como proyecto, empezó a tener contacto con clientes y a observar qué demandaba el sector por aquel entonces. En 2015, el proyecto dio un vuelco. “La gente no quería montarse la máquina, la quería hecha y lista para funcionar, así que diseñamos la BCN3D Sigma, que empezamos a vender en grandes distribuidores en todo el mundo”, apunta Martínez. La Sigma tuvo buena acogida gracias a una nueva tecnología que permitía imprimir con dos materiales a la vez, algo novedoso entonces. En un año, la Sigma permitió facturar casi dos millones y medio de euros. “Fue entonces, cuando lanzamos otra máquina más grande y empezamos a ser demasiado grandes e intensivos como para estar dentro de un centro tecnológico. Allí decidimos hacer la spin-off, que culmina en 2019, con 40 trabajadores y una facturación consolidada”, recuerda el consejero delegado de BCN3D.

El sector de las impresoras 3D es grande y variado. Con las empresas como principales clientes, hay muchos tamaños de impresoras 3D, desde las de tipo sobremesa, hasta grandes máquinas que pueden llegar a costar medio millón de euros. “Somos la parte más accesible del mercado, nuestro intervalo está entre los 2.500 y los 10.000 euros”, define Martínez. Las aplicaciones para las compañías interesadas en esta tecnología pasan por la impre-

sión de prototipos, de piezas finales o de pequeñas series de piezas. Esto permite a una compañía, por ejemplo, automovilística, probar muchos diseños de una misma pieza a un coste mucho más bajo que si se tueviera que fabricar un molde para cada pieza. “Te permite evolucionar el proceso rápidamente”, asegura Mártinez. Entre los sectores en los que se usa la impresión 3D están la misma automoción, la arquitectura, la ingeniería, la sanidad... “Las aplicaciones son concretas, pero los verticales son genéricos. Puedes encontrarte impresoras 3D en muchos sitios”, concluye el directivo.

Consolidar la empresa

Tras 18 meses funcionando de forma autónoma, BCN 3D está en proceso de consolidar la empresa. Como explica el mismo Xavier Martínez, “estos meses hemos reforzado los contactos que teníamos con los distribuidores, hemos pasado de 40 a 100 empleados y hemos renovado el portfolio de producto, lanzando la Epsilon en diciembre del año pasado y tres máquinas más ahora en septiembre para completar nuestra gama”. En cuanto a su estrategia de expansión, y contando que BCN 3D ya vende en otros países, sus planes pasan por tener un partner fuerte en cada país. En ese sentido, Martínez admite que en el sector de la impresión 3D “no se produce el hecho de que vas a comprar una máquina y la usas. Es una tecnología con la que necesitas a alguien próximo que hable tu idioma y que te asesore. La distribución funciona y nos está funcionando y ahora tenemos uno grande en cada región, excepto en Estados Unidos que tenemos tres”. El mercado español no es más del 20% para la compañía. La última de sus acciones ha sido ampliar el capital con 2,8 millones de euros a través de una ronda de financiación, en la que han participado varios inversores, entre ellos el Grupo Mondragon. “Con este dinero rematamos nuestro portfolio de productos y dimos entrada a Mondragon, que tiene empresas como Danobat”, dice Martínez. Con ellos, BCN 3D no solo ofrece a Danobat “tener un pie dentro del mundo de la impresión 3D”, sino que además, “nos pueden aportar un gran conocimiento tecnológico”.