Pablo Simón

Tras el efecto de la anestesia...

En la medicina contemporánea las anestesias son seguras para la mayoría de los pacientes y en la situación actual parece que la medicina en forma de ayudas del Gobierno -ICO, Erte, moratorias alquileres, etc.- están causando un efecto placebo consiguiendo que las empresas que se encontraban sanas previamente al periodo del Covid-19, en un nivel de deuda prudente, tengan más o menos resueltas sus necesidades de financiación. Ahora bien, si el paciente no alcanza los niveles adecuados de sedación o ésta no es la correcta puede experimentar problemas incómodos añadidos. Y, en este sentido, bajo un escenario de baja recuperabilidad o con una recuperación en V muy asimétrica, tal y como están previendo la mayor parte de los servicios de estudios de instituciones públicas y privadas, después de la anestesia en las empresas muy probablemente van a empezar a saltar las alarmas a través de la rotura de covenants, impagos de intereses, cuotas de principal, etc. Es decir, veremos cómo los compromisos financieros con los acreedores comienzan a saltar por los aires.

De momento, el Gobierno ha decidido prolongar la anestesia con la nueva línea ICO de 40.000 millones de euros para autónomos y empresas en riesgo de viabilidad (ICO inversión) y ha capacitado al ICO para que pueda participar en empresas estratégicas habilitando un fondo de 10.000 millones. A esto hay que sumarle los 100.000 millones de la tanda anterior. Sin embargo, para solventar estos efectos secundarios -del mayor apalancamiento poco controlado- las empresas se verán abocadas a sentarse con sus acreedores financieros para refinanciar la deuda y establecer una nueva estructura de capital adecuada a la nueva normalidad Covid-19.

En este sentido, y dado que las refinanciaciones se presentan como algo inevitable en muchas empresas, cobra vital importancia conocer de primera mano las claves de cómo afrontarlas. En primer lugar, es importante saber que el paso del tiempo es el gran rival de cualquier proceso de reordenación de deuda. La dirección financiera debe analizar de forma detallada los recursos de los que dispone y es recomendable hacer uso de las líneas de financiación ya otorgadas y empezar a negociar renovaciones o, al menos, el mantenimiento del circulante concedido con las entidades financieras. Se trata de identificarán los agujeros de financiación a cubrir a corto plazo. La correcta ejecución de este apartado resulta clave para el resto del proceso, ya que nos permite conocer la situación actual de la compañía en lo que a financiación se refiere. El conseguir la financiación para cubrir el corto plazo -actualmente con ICO- es un hito muy importante, ya que otorga a la empresa un balón de oxígeno para poder continuar el desarrollo de su actividad y volver a generar caja con la que atender a la deuda. Por tanto, es crucial, antes de que pase el efecto placebo, empezar a pensar en el medio y largo plazo y construir un documento, un plan de negocio, que detalle los cambios, tanto estratégicos como operativos que implementará la compañía para adecuarse a la nueva realidad.

Entender la historia de la empresa, su accionariado y el perímetro de la financiación es tan solo el primer paso, que viene seguido de un profundo análisis del sector en el que opera la empresa. Este análisis nos permitirá conocer el producto que comercializa, su competencia, su producción, canales y puntos de venta, proveedores y clientes, etc., con lo que elaboraremos una estructura o perfil de la compañía. Es fundamental definir en cuánto tiempo y a qué velocidad se va a recuperar el negocio para aportar credibilidad.

Con estas premisas se debería elaborar un modelo financiero riguroso que nos permita entender la evolución de las principales magnitudes durante los últimos años y proyectar la capacidad de generar caja que tiene la compañía para los próximos ejercicios. Estamos viendo como las empresas se encuentran en una fase de actualización continua de su posición de caja actual y de las previsiones de tesorería para los próximos 12 meses. En esta actualización es clave definir posibles escenarios, por ejemplo, el de nuevos contagios o rebrotes y, por tanto, de nuevos cierres parciales de su actividad. Sin lugar a dudas, se buscan estructuras flexibles y creativas que un buen modelo financiero debe reflejar.

En este punto ya disponemos de las necesidades financieras de la sociedad para los próximos ejercicios y con ello se define la propuesta de financiación/refinanciación -cantidad a solicitar, plazos, condiciones, estructura, etc.- que soporta la nueva realidad de la empresa. Destacar también que un proceso complejo como es una refinanciación es muy importante abrir nuevas opciones y que actualmente en el mercado existen nuevos jugadores, como los fondos de financiación alternativa, que pueden ser una opción a considerar.

La mayor parte de las veces el problema es financiar los próximos 12 meses para cubrir una situación de tesorería transitoria, pero hay muchas compañías que están buscando una financiación puente de 18-24 meses y que no quieren sobre endeudar a largo plazo y comprometer el pasivo financiero a cinco años. Otros motivos para recurrir a un fondo de financiación alternativa es que dan un horizonte de estabilidad más largo a las compañías y pueden ayudar en la profesionalización del negocio. Por supuesto, también se puede plantear dar acceso al equity. Seguramente, en la situación actual es preferible abrir el accionariado que sobre endeudar el balance y no poder realizar el plan de transformación ante la nueva realidad del modelo de negocio -línea de ingresos- o eficiencia operativa -estructura de costes fijos y variables-.

Por último, es fundamental la convicción de la compañía y el compromiso que adquiera esta y sus directivos para el cumplimiento del plan con el foco puesto en la generación de caja para atender a la deuda y eliminar todos los gastos superfluos. Se trata en definitiva de obtener la receta adecuada que aporte el rigor suficiente y que permita a la banca o a cualquier acreedor financiero conceder la financiación en las condiciones y plazos necesarios para que la empresa sea capaz de seguir operando en este contexto de tanta incertidumbre.