David Martínez

El sector de la moda, una inversión de amor-odio

A nivel internacional, este negocio está en el radar de un gran número de fondos de capital privado, frente al caso de España, donde ahora son más reacios a entrar

Los diseñadores y creadores de las grandes firmas de moda que marcan las tendencias del mundo del lujo y el retail han ido cediendo sus asientos de mando en favor del capital privado. En los últimos años son frecuentes las operaciones que se han llevado a cabo en este sector para inyectar capital y, otras veces, para tomar las riendas del negocio de importantes marcas. La última se cerró hace escasos días y tuvo como protagonista a Peninsula Capital, el fondo que lidera Borja Prado -expresidente de Endesa-: la gestora entró en el accionariado de la marca francesa de lujo Zadig & Voltaire.

La operación de Peninsula es sólo una muestra de la alianza entre capital privado y moda que lleva tejiéndose en los últimos años. Y es que el mes de febrero inicia una serie de eventos internacionales donde participan marcas españolas y atraen la atención de los fondos. Las firmas de capital privado conocen estos desfiles y en los últimos años estas pasarelas se han convertido en el mejor escaparate para preparar operaciones financieras. El capital riesgo y la moda van de la mano, aunque no siempre esa alianza ha sido positiva.

Durante unos años, el sector de la moda ha atraído el interés de los fondos privados dado el crecimiento que, tras la crisis económica y financiera de 2008 podía esperarse, a medida que se vislumbraba la recuperación del consumo. Las entidades de capital privado vieron entonces la posibilidad de apalancar la tesis de inversión en el sector, aprovechando el cambio de ciclo al alza. Adicionalmente, el sector se vio favorecido por una tendencia a un consumo de moda de mucha rotación y un gasto por persona adulta mayor ante un descenso de la natalidad y un alza de la renta disponible para gastos personales como ropa, calzado y complementos.

En el caso de España, en los últimos años hemos visto famosas operaciones como la compra del 100% de Pronovias por parte de BC Partners, una de las transacciones más disputadas del mercado, que se produjo porque Alberto Palatchi -fundador de Pronovias- cedía las riendas de su negocio tras el desembolso de 550 millones por parte del fondo. Otra de las operaciones importantes en España fue Pepe Jeans, cedida también al 100% a los fondos M1 y L Capital Asia (LVMH), la de las cadenas Tuc Tuc (ropa infantil) y TCN, vendidas a Endurance.

Pero también se han realizado operaciones parciales, donde los socios fundadores mantienen el control sobre la compañía, como fue el caso de Jenealogía, una empresa de equipos para la industria del vaquero cuyos propietarios cedieron el 35% a MCH -que después traspasó casi en su totalidad al estadounidense Carlyle-, o de El Ganso, en el que L Catterton
-el fondo de consumo de LVMH- se hizo con un 49% y que volvió a traspasar hace años a los fundadores, la familia Cebrián.

También STL Loina (Carolina Herrera y Purificación García), Tous o Desigual dieron entrada minoritaria a los fondos; 25% las dos primeras y el 10% la tercera. De hecho, la familia Tous tardó semanas en aceptar y valorar la entrada de un socio de capital riesgo en su empresa. Tras más de dos meses de negociaciones, Tous dio entrada en su capital al fondo suizo Partners Group, que compró un 25% de la firma catalana de joyas con el objetivo de impulsar el plan estratégico de crecimiento y expansión internacional. Y es que, en muchas ocasiones, lo que buscan estas compañías es financiación y profesionalización -ideas para hacer crecer de forma ordenada su negocio-, sin desvincularse del día a día.

Otro caso diferente fue de Sherpa Capital con Nextil -la antigua Dogi-, que salvó de una complicada situación económica y que ha transformado por completo, no solo saneando sus cuentas, sino utilizándola de plataforma con la que hacer crecer el negocio y crear un conglomerado de firmas especializadas en la industria textil. En la actualidad, la gestora controlada por Eduardo Navarro y Alfredo Bru cuenta con compañías como QTT, Ritex, Sici93 y Horizon Research Lab, que se suman a la recientemente adquirida en EEUU.

Frente a este caso de éxito, hay que destacar que no todo es un camino de rosas ni para las marcas de moda ni para las firmas de capital privado. Ignacio de Garnica, socio responsable de Private Equity en PwC España, asegura a elEconomista Capital Privado que a pesar de los factores positivos que en términos de demanda favorecen al sector, “cada vez es más difícil adelantarse a los nuevos gustos de los consumidores así como prever el clima y, por tanto, el inicio y el final de las diferentes temporadas”.

De Garnica destaca que “no hay que olvidar factores que podrían impactar negativamente en la cuenta de resultados de los operadores del sector de la moda como el incremento continuo de los precios del alquiler de locales y el previsible incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Por ello, creo que tenemos un escenario por delante para el sector de cierta incertidumbre por lo que no creo que el de la moda vaya a ser un segmento del mercado que concentre una intensa actividad de fusiones y adquisiciones”, asegura este experto. “Además, el sector de la moda es un sector para el que la banca no tiene un gran apetito financiador y eso para el capital riesgo se traduce en un menor atractivo y un mayor coste de financiación”, explica el socio de PwC.

En este sentido, han sido varias las operaciones en las que las gestoras de capital privado han salido escaldadas de sus inversiones en el sector.
La más conocida de todas ha sido el caso de Tendam, la antigua Cortefiel.
La inversión se remonta al año 2005, cuando CVC, Pai Partners y Permira compraron la compañía a la familia Hinojosa y la excluyeron de bolsa. Sin embargo, la renombrada Tendam -propietaria de las cadenas Cortefiel, Springfield, Women Secret, Fifty Factory y Pedro del Hierro- acarreó pérdidas millonarias y varios desencuentros entre estas gestoras. La crisis accionarial se saldó con la salida de Permira -que cuenta con una amplia experiencia
en el sector a nivel internacional, donde ha participado en compañías como Dr Martens o Valentino, entre otras-, tras años en pérdidas. El objetivo de CVC y Pai pasa ahora por una salida a bolsa, prevista en el corto plazo a la espera de que se reduzca la volatilidad en los mercados financieros.

Otra de las operaciones más complicadas se remonta hace dos años atrás, cuando las hermanas María y Uxía Domínguez decidieron parar en seco la venta de su niña bonita y una de las operaciones más esperadas del sector: Bimba y Lola. Tras atraer a un importante número de fondos y descartar la colocación en bolsa de un porcentaje minoritario, todo parecía indicar que la balanza se iba a inclinar hacia Permira, pero en el último momento cancelaron el proceso, que valoraba la compañía en torno a los 450 millones de euros. Fuentes del mercado apuntan a que “tras desfilar un importante número de asesores y fondos para dar ideas a las fundadoras, finalmente ellas decidieron aplicarlas sin desvincularse del proyecto”.