Rocío Regidor

¿Están preparados los inversores minoristas para el capital riesgo?

En los últimos meses, las entidades financieras han facilitado el acceso de sus clientes de banca privada a este tipo de activos. ¿El requisito? Tener un importe mínimo de 100.000 euros. Los expertos alertan, no obstante, de los riesgos de ofrecer estos productos a un inversor no cualificado.

El apetito inversor por los productos de capital riesgo, hace un tiempo reservados a grandes patrimonios o inversores cualificados, no ha parado de crecer. Las bajas rentabilidades que ofrecen los mercados tradicionales de renta fija, con unos tipos de interés bajos y sin visos a que el Banco Central Europeo los eleve en medio de la crisis, unido a la extrema volatilidad de los mercados líquidos -que están viviendo fuertes vaivenes por la pandemia, el Brexit y la guerra comercial-, están provocando que los inversores minoristas se fijen en opciones alternativas para rentabilizar su dinero. El contexto complejo en renta fija y variable junto a una reducción del límite para invertir en fondos de capital riesgo son algunos de los principales ingredientes de la dinamización de la inversión en capital riesgo por la vía minorista. A esto hay que unir el aumento de la oferta en la banca privada de este tipo de inversiones que, en cierto modo, ha democratizado el sector facilitando el acceso.

“El importe mínimo de inversión de 100.000 euros viene de la ley de capital riesgo de 2014”, explica Ricardo Plasencia, socio responsable de Regulatorio Financiero en DLA Piper, a elEconomista Capital Privado. Este es el importe mínimo de inversión para aquellos clientes que no puedan categorizarse como profesionales. “Lo cierto es que probablemente hasta este último año la banca privada no se había atrevido a ofrecer capital riesgo a sus clientes bajando hasta ese nivel mínimo de 100.000 euros”, añade Plasencia.

En este sentido, casi todas las entidades financieras españolas están entrando con fuerza en este negocio, ya sea a través de vehículos propios o mediante terceros. La entidad más avanzada en este sentido es Bankinter que hace apenas unos días celebrara el aniversario de Bankinter Investment como nueva marca del negocio de Banca de Inversión de Bankinter. Desde diciembre de 2016, Bankinter Investment ha lanzado 13 vehículos de inversión alternativa, captando más de 2.300 millones de euros de capital de clientes de Banca Privada e institucionales. En palabras de Íñigo Guerra, director General de Bankinter y director de la Unidad de Bankinter Investment, “nos hemos convertido en la plataforma líder de la inversión alternativa en España, ofreciendo un servicio diferencial y oportunidades de inversión adecuadas para nuestros clientes en un entorno complejo como el actual”.

Productos complejos

A pesar del auge, el recelo de algunos expertos sobre este tipo de inversiones en productos complejos por parte de los inversores minoristas no ha desaparecido. Entre los riesgos más importantes a tener en cuenta en la inversión en capital riesgo está la liquidez, más bien la falta de ella ya que “se trata de activos que uno debe conservar en cartera durante varios años y la desinversión prematura tiene unos costes elevados”, explica José María Gil-Robles, socio responsable de mercantil de DLA Piper, a esta publicación. A la iliquidez hay que añadir, como en cualquier otro producto financiero, el riesgo de perder los importes invertidos.

Isabel Rodríguez, socia y directora del equipo de Fondos de King & Wood Mallesons en España, coincide en señalar que los principales riesgos de este tipo de inversiones para minoristas los encontramos en la falta de liquidez del activo y en que se puede perder la totalidad del capital aportado. Por eso, la socia de este despacho explica a elEconomista Capital Privado que es muy importante “que el gestor se asegure de que el inversor recibe toda la información que necesita para tomar la decisión de inversión y que tiene capacidad para entender los riesgos inherentes a ella”.

Al margen de esto, los inversores minoristas “tienen en el fondo los mismos problemas que los inversores profesionales a la hora de invertir”, continúa explicando Gil-Robles. Por un lado, unos mercados de valores “cada vez menos profundos como consecuencia del menor número de salidas a bolsa y de las OPA sobre cotizadas que acaban con la salida del mercado de la sociedad opada y por otro una rentabilidad de los activos de renta fija que roza lo negativo”. Además, la inversión inmobiliaria también se encuentra en un punto crítico ya que a los aumentos de precio en los inmuebles hay que sumar que “adquirir para arrendar se ha convertido en una operación de riesgo”. En este entorno, “el capital riesgo se ha convertido en una categoría de activos que los minoristas empiezan a valorar cada vez de manera más positiva”, añaden desde DLA Piper.

El perfil, patrimonios medios

A pesar de que la ley de capital riesgo incluía desde 2014 el importe mínimo de inversión en los 100.000 euros, no ha sido hasta ahora cuando la banca privada se ha lanzado a ofrecer estos vehículos de manera tan generalizada. A juicio de José María Gil-Robles, socio responsable de mercantil de DLA Piper, es algo que se esperaba ya desde hace tiempo y que “simplemente pone de manifiesto que los clientes con patrimonio superior a esta cifra ya estaban invirtiendo en el producto, fueran minoristas o profesionales”.

Empresarios y profesionales con un patrimonio medio son los principales perfiles minoristas que están entrando en el capital riesgo, según Gil-Robles. No obstante esto podría cambiar en el futuro debido al destacado lanzamiento de iniciativas de esta naturaleza por parte de distintas instituciones financieras en los últimos meses. En King & Wood Mallesons creen que estos lanzamientos en la banca privada no serán los únicos. “Las rentabilidades que en este momento ofrecen los activos más tradicionales están muy lejos de las expectativas de los inversores. El Capital Riesgo ofrece mejores retornos y, en muchos casos, mejor resistencia en momentos de crisis”, asegura Rodríguez.

De hecho, los sectores en los que invierten y la naturaleza de la inversión en el capital privado hacen que se esquiven mejor crisis como la actual. Por otro lado, las inversiones en capital riesgo permiten también “diversificar el riesgo de las carteras al cubrir amplios sectores de actividad y distintas áreas geográficas”, añade la socia de King & Wood Mallesons.

Bajar el límite de acceso

El apetito por el capital riesgo no es exclusivo de España, en toda Europa está experimentando un importante esplendor intentando acercarse a los vecinos del otro lado del Atlántico. Sin embargo, a pesar de que son considerados no profesionales, la obligación de que el desembolso mínimo comprometido sea de 100.000 euros limita el acceso de manera drástica. Este requisito podría estar cerca de cambiar. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha abogado en varias ocasiones porque se reduzca dicho importe mínimo que el cliente minorista debe desembolsar para invertir en este tipo de productos y fijarlo en 10.000 euros. No obstante, la CNMV pone dos requisitos: asesoramiento financiero y que el importe no exceda el 10% del patrimonio financiero del inversor si éste es menor de 500.000 euros. Sin embargo, esta propuesta pertenece a la etapa de Sebastián Albella al frente del supervisor. Habrá que esperar para saber si el nuevo presidente del organismo, Rodrigo Buenaventura, tiene las mismas intenciones.