Juan Ignacio Álvarez

Peligran 30.000 millones en exportaciones por el virus

La alarma sanitaria por coronavirus pone en jaque a las exportaciones agroalimentarias españolas debido a las demoras y trastornos en las fronteras para entregar productos

La alerta sanitaria decretada a causa de la pandemia por coronavirus, que mantiene a los españoles confinados en sus domicilios desde el pasado 14 de marzo, está limitando notablemente a la economía española. Y claro está, un sector con tanto peso en el PIB español como la industria alimentaria no va a salir indemne. De hecho, el Covid-19 hace que peligren los más de 30.000 millones de euros de exportaciones españolas en alimentos y bebidas. Lógicamente, no se perderá todo, pero si en 2018 -los últimos datos disponibles- se exportó por valor de 30.470 millones de euros, con un superávit comercial de 8.025 millones, parece claro que al cierre de 2020 esto no va a ser así. Además, en el citado año, se contabilizaron, según datos aportados por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), un total de 31.342 empresas y se constató un aumento del 2,9% en el número de afiliados a la seguridad social, hasta los 426.300. Es evidente también que a lo largo de este año se va a destruir empleo en el sector. Un sector cuya producción se elevó a 116.000 millones de euros en 2018 y que representa el 3% del PIB y el 16% del total de la industria.

Pese a los buenos datos del último ejercicio contabilizado, Mauricio García de Quevedo, director de Fiab, señalaba hace dos años que se empezaban a vislumbrar síntomas de ralentización y de cierta debilidad en el contexto económico y global, al tiempo que reclamaba medidas concretas para dotar al sector de una mayor estabilidad para favorecer su desarrollo. Se refería a la inestabilidad de los mercados internacionales y el Brexit. Ahora, y tras el escenario poscoronavirus, cobran más fuerza aún sus palabras demandando al Gobierno “una apuesta decidida por una comunicación activa que impulse el reconocimiento del sector y sus productos, y transitar hacia una economía circular y sostenible que promueva la competitividad industrial y el equilibrio fiscal, y que impulse la internacionalización, la innovación y la digitalización del sector”.

‘Trastornos’ en las fronteras

Las exportaciones de alimentos y bebidas españoles tienen como principal destino a países muy castigados por la pandemia, caso de Francia y, sobre todo Italia, a donde van, respectivamente, el 15,7% y el 12% de nuestras exportaciones. Mientras que Francia nos compró en 2018 por valor de 4.783 millones de euros, Italia lo hizo por valor de 3.642 millones. Ambos países mantienen, al igual que España, medidas de confinamiento de la población y tienen a su economía en “cuarentena” con las consecuencias que eso tiene a la hora de importar productos. A esto suman los problemas en las fronteras.

Lo ha advertido ya FoodDrink, la patronal europea de la industria alimentaria, que ha lanzado una alerta a Bruselas ante el riesgo de desabastecimiento si se cierran las fronteras. Según la patronal, “se han observado demoras y trastornos en las fronteras de los países para la entrega de ciertos productos agrícolas y manufacturados”, y, además, “preocupa también el movimiento de trabajadores, en particular, debido a ciertos cierres de fronteras y restricciones de viaje, así como la posible escasez de mano de obra, ya que el personal sigue las restricciones de movimiento nacionales para mitigar la crisis”. La patronal alimentaria europea recuerda que “dado que la cadena de suministro agroalimentaria está muy integrada y opera a través de las fronteras, cualquier bloqueo de suministro y trabajadores inevitablemente perturbará el negocio y nuestra capacidad de proporcionar alimentos para todos dependerá de la preservación del mercado único”.

El cierre de fronteras en la UE, también y el consiguiente establecimiento de controles, están poniendo en riesgo a las exportaciones españolas, sobre todo en los productos perecederos, como frutas y verduras, donde ya se están detectando algunas roturas de stock. Esto es especialmente preocupante toda vez que ocho de cada diez productos hortofrutícolas españoles tienen como destino a Europa. Uno de los productos que se han visto más afectados han sido los cítricos, cuya exportación lidera España. Desde el sector reclaman, con el fin de garantizar el abastecimiento internacional, que se establezcan corredores especiales para el transporte de alimentos, sobre todo los perecederos.

Por su parte, el director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Agustín Herrero, cree que las repercusiones económicas que la pandemia del coronavirus tendrá sobre las exportaciones variará según los diferentes sectores, pero de una manera u otra, todos se verán afectados. “Todavía no están cuantificadas, pero hay sectores que han perdido hasta el 70% de sus ventas, lo que sin duda va a afectar a las exportaciones y al resultado de las cooperativas”. Según él, “además de las repercusiones económicas por el cierre de mercados, en paralelo se está produciendo un incremento de los costes de producción derivados de las restricciones de movilidad de los trabajadores de la logística, ya que los camiones no vuelven con carga de retorno de Centroeuropa, o por la necesidad de implantar medidas de seguridad en las plantas para la propagación del virus, que ha ralentizado el ritmo productivo”.

Llueve sobre mojado

Las exportaciones españolas ya venían de soportar el freno de una inestabilidad internacional marcada por el Brexit o la imposición de aranceles a los productos españoles por parte del presidente Trump como represalia por el apoyo español, junto con Alemania, Francia y Reino Unido, al consorcio Airbus en detrimento de la empresa aeronáutica rival Boeing. Hay que recordar que el Reino Unido es el cuarto socio comercial de España. El mercado británico representa el 8% del total de las exportaciones agroalimentarias españolas, con un valor cercano a los 4.000 millones de euros. Desde el año 2012, las ventas de alimentos españoles a aquel país no han parado de crecer, elevándose un 32% hasta los 2.037 millones de euros en 2018. Además, el saldo comercial es positivo para España por valor de 2.792 millones. Por su parte, los aranceles impuestos por Estados Unidos, el primer destino extracomunitario de las exportaciones españolas (1.728 millones de euros en 2018) al aceite, las aceitunas, carnes y mariscos, quesos o zumos entre otros productos, no van a ayudar a que las exportaciones españolas vayan para arriba.

A esto hay que sumar el cierre de la frontera China a finales de año, justo en un momento en el que el país asiático estaba incrementando notablemente la importación de productos procedentes de España, lo que estaba siendo un contrapeso a la caída del mercado estadounidense. De hecho, China, el séptimo socio comercial español, el segundo fuera de la UE, le estaba echando un balón de oxígeno al campo español con unas compras que no han parado de subir desde 2015 (842 millones de euros) hasta los 1.067 millones de 2018. Los productos que más exportó España a China, entre enero y agosto de 2019 fueron la carne de porcino, con más de 600 millones de euros, seguida del vino, con algo más de 100 millones, y el aceite de oliva con 99 millones.