Ignacio López Monje

Galicia impulsa la economía circular en el sector conservero

El proyecto Conserval transforma los subproductos sólidos y las corrientes líquidas residuales en sustancias de mayor valor añadido y alto potencial de negocio, promoviendo la modernización de la industria y fomentando creación de empleo en la comunidad gallega y el norte de Portugal

Galicia y Portugal producen, anualmente, más de 350.000 toneladas de conservas, generando una elevada cantidad de subproductos sólidos y corrientes líquidas residuales. El tratamiento de este tipo de aguas resulta fundamental para cuidar y proteger el medio marino y asegurar sus recursos, que son la principal materia prima para la producción de conservas. El proceso presenta ciertas limitaciones debido a la producción variable de las conservas, picos de carga contaminante y baja flexibilidad de los tratamientos.

Sin embargo, el proyecto Conserval ha demostrado que es posible transformar las corrientes en productos de mayor valor añadido y con un alto potencial de negocio como ácidos grasos volátiles específicos, aceites de pescado con elevado contenido en Omega 3 e hidrolizados proteicos con alto valor.

A través de un innovador modelo de economía circular que minimiza el impacto ambiental en los cauces naturales y aprovecha los recursos marinos de un modo más eficiente, el proyecto promueve la modernización del sector y fomenta la creación de empleo cualificado en Galicia y en el norte de Portugal, abriendo nuevos nichos de mercado en la región y potenciando la competitividad empresarial.

Planta piloto

La iniciativa acaba de poner en marcha una planta piloto en una conservera ubicada en la ría de Arousa, donde se pondrán a prueba nuevas tecnologías de fermentación ácida para la producción y purificación de ácidos grasos volátiles (AGVs).

Como paso previo al montaje de la unidad piloto, y siguiendo el principio de escalabilidad, se han ejecutado diversos ensayos en laboratorio utilizando el agua residual de tres tipos de conserva: atún, mejillón y mix de productos del mar. Estos ensayos han servido para conocer cuáles son las mejores matrices residuales y testear las condiciones óptimas de operación teniendo en cuenta factores como el pH, la temperatura o el tiempo de retención hidráulico.

El análisis de los primeros datos permitirá iniciar los trabajos en la unidad piloto compuesta de un adecuación de influente -zona en la que se prepara el agua para la reacción bioquímica: pH, temperatura y separación de grasas-, un fermentador que permitirá realizar el proceso de conversión del carbono orgánico en los AGVs de interés y por un sistema de separación sólido/líquido que limpiará el efluente del fermentador de sólidos y partículas no deseadas y seleccionará los ácidos grasos volátiles de interés (acético, propiónico, butírico, etc.).

En esta etapa del proyecto, liderada por Cetaqua, están implicadas las dos universidades que forman parte del consorcio. La Universidad de Santiago de Compostela será la encargada de optimizar los datos aplicando y desarrollando un modelo matemático para determinar los parámetros óptimos para la producción dirigida de AGVs en condiciones de máxima productividad, y la Universidad de Porto diseñará tecnologías de separación y purificación de AGVs mediante membranas y procesos de adsorción.

Aguas residuales con valor añadido

Las aguas residuales y los subproductos que generan las conserveras están considerados las “materias primas” del proyecto, ya que contienen sustancias de interés como azúcares, grasas o proteínas que son susceptibles de ser recuperadas por sus múltiples aplicaciones, tales como precursores de bioalcoholes, biopolímeros, bioplásticos, aditivos o nuevos ingredientes de piensos de acuicultura.

Bajo este nuevo enfoque, el objetivo del proyecto Conserval es estudiar la posibilidad de replicar el modelo de economía circular en otras regiones, promoviendo un modelo de empresa más sostenible que permita reducir el impacto ambiental de los procesos agroalimentarios.