Ignacio López Monje

Extremadura se apoya en la tecnología para optimizar el regadío

Consciente de la importancia del agua como recurso vital para su desarrollo económico y castigada por largos periodos de sequía, la Comunidad estudia fórmulas que contribuyan a un uso más productivo y apuesta por modernizar y transformar el regadío para incrementar su eficiencia energética

A lo largo de la historia se han producido numerosos cambios que han revolucionado el sector agrícola. La mecanización de esta actividad tras el descubrimiento de la máquina de vapor, la aparición del tractor y el posterior desarrollo de la química y la biotecnología han permitido incrementar notablemente la productividad, integrar nuevas especies, aumentar la inmunidad ante las plagas o incentivar el rendimiento. Sin embargo, el avance de las nuevas tecnologías ha dado paso a una revolución que, además de poner nuevos techos a la producción, abre la puerta a una agricultura más eficiente, sostenible, que ofrece nuevas oportunidades de negocio y un empleo más atractivo.

En este sentido, el uso de las imágenes satelitales aporta enormes ventajas a la hora de monitorizar y analizar datos para mejorar la gestión económica y medioambiental de los cultivos, así como la conservación de áreas forestales y bosques o detectar episodios de estrés hídrico. Este último punto es de vital importancia para comunidades como Extremadura, que periódicamente se ve asolada por la sequía, un fenómeno que en los últimos años se está incrementando a causa del calentamiento global. Con el objetivo de ayudar a los agricultores de la zona a paliar este tipo de anomalías, recientemente se ha publicado el Manual de Buenas Prácticas Agrícolas. Agricultura de Precisión con Imágenes Satelitales, un trabajo que recoge casos prácticos sobre esta actividad en parcelas de cultivos de las Vegas del Guadiana (Extremadura) y de la región portuguesa del Alentejo utilizando imágenes satelitales proporcionadas por la Agencia Espacial Europea a través de los satélites Sentinel 1 y Sentinel 2, con pasadas periódicas que oscilan entre los dos y seis días.

El uso de esta tecnología permitirá detectar fácilmente las zonas que requieren especial atención -árboles con deficiencias o menor vigor y áreas con errores de riego- y utilizar de manera más óptima los insumos agrícolas -agua, fertilizantes, productos fitosanitarios-, prácticas que resultan fundamentales para enfrentar la escasez hídrica.

La cuenca del Guadiana concentra el grueso de las explotaciones e industrias de regadío extremeñas -unas 150.000 hectáreas- y este año ha atravesado una de las sequías más prolongadas de los últimos tiempos. La campaña de riego ha finalizado con un nivel de agua en los embalses muy ajustado, y la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) advierte de que actualmente solo hay un 60% del agua necesaria para desarrollar una campaña habitual el próximo año.

El agua supone un recurso vital e irrenunciable para la agricultura extremeña. No en vano, el regadío ocupa el 26% del total de la superficie cultivable de la región. Por ello, el Gobierno autonómico ha decidido poner en marcha medidas que ayuden a modernizar y transformar esta actividad y, al mismo tiempo, aumentar su eficiencia energética.

En este sentido, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la Junta de Extremadura y la Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias (SEIASA) han firmado recientemente un acuerdo para impulsar la prospección de nuevas actuaciones en colaboración con las comunidades de regantes además de permitir, aprovechando los fondos de recuperación europeos, garantizar el mantenimiento al impulso sostenido en las obras de modernización de regadíos que la Comunidad Autónoma necesita.

Desde el año 2000, Extremadura ha llevado a cabo obras de transformación en 17.116 hectáreas de regadío, con una inversión del MAPA de 31,8 millones de euros. En este mismo periodo se han ejecutado obras por valor de 129,14 millones de euros para modernizar 132.624 hectáreas, lo que beneficia a más de 23.900 regantes.