La inflación se ceba con la compra en los hogares más pobres

Marca blanca, búsqueda de locales más baratos y menos frescos: principales cambios en ese tercio de hogares que han visto empeorar su economía con la pandemia.

El 35,5% de la población española reconoce que su situación económica ha empeorado tras la pandemia modificando sus hábitos alimentarios, principalmente mediante la compra de una mayor cantidad de productos de marca de distribución, de alimentos más económicos y, en general, de peor calidad nutricional, acompañado de un menor consumo de carnes y pescados, así como de frutas y verduras.

De hecho, un 14,4% de estos hogares que han salido empobrecidos de la crisis sanitaria, se han visto empujados a recurrir a programas de ayuda alimentaria para subsistir en su día a día, según revela el informe Alimentación en la sociedad del siglo XXI post pandemia: decisión alimentaria (2022), elaborado por el Instituto Universitario de Investigación CEU Alimentación y Sociedad, en colaboración con Fundación Mapfre. A pesar de este empobrecimiento, más del 90% de los españoles hace las tres comidas principales y más de un 47% merienda, un momento que aumenta su protagonismo.

Este estudio, elaborado mediante una encuesta a cerca de 2.000 personas, apunta a que el 82% de los hogares más empobrecidos han apostado por comprar más productos de marca blanca o de precio menor, como es lógico, para lo que el 79,5% recurre a buscar los establecimientos más baratos de su entorno para llenar su despensa.

Asimismo, ante la menor renta disponible, el 47,6% de estos consumidores ha decidido llevar su comida preparada en casa al trabajo y el 47% ha optado por ahorrar reduciendo su ingesta de carne y pescado, mientras que el 30,9% ha recortado en frutas, verduras y hortalizas y un 23,4% ha aumentado el gasto en platos preparados.

A la hora de hacer la compra, el consumidor postpandemia se fija más en la fecha de caducidad, el precio, que se trate de alimentos saludables y en las promociones y, por el contrario, tiene menos en cuenta el origen, los ingredientes o las declaraciones sobre ausencia de ciertos ingredientes. Asimismo, presta menos atención a la marca comercial, Al etiquetado nutricional, la sostenibilidad o las declaraciones sobre ausencia de alérgenos.

Otro de los cambios más destacados a raíz de la crisis sanitaria es el porcentaje de población de menor edad que se preocupa por llevar unos hábitos alimentarios más saludables, aunque en general, entre un 17% y un 20% de la población ha empezado a seguirlos tras la pandemia. Las principales acciones en este sentido son la reducción de alimentos con azúcares, ricos en grasas saturadas y ultraprocesados.

Por otra parte, el avance del teletrabajo a raíz de la pandemia, una modalidad que sigue el 45,5% de la población estudiada, ha generado un descenso importante de quienes aprovechan el momento de la comida para socializar. Así, el 39,7% de los consultados come delante de la televisión, mientras que el 38,4% cenan frente a la pantalla, superando los porcentajes de quienes aprovechan para conversar con alguien, con un 24% a mediodía y un 30,9% por la noche, respectivamente.