
Las tecnológicas, en pie de guerra por el IVA de la comida
Las empresas del sector denuncian que no han tenido tiempo de adaptar los sistemas informáticos a la exigencia de rebajar o suprimir el IVA en determinados alimentos.
La Confederación Española de Empresas de Tecnológicas de la Información, Comunicación y Electrónica (Conetic) denuncia que las empresas a las que representan, y que prestan servicios informáticos a las cadenas de distribución en España, apenas han tenido margen para adaptar sus sistemas informáticos al cambio en el etiquetado de los productos que exige el decreto ley relativo a la bajada o supresión del IVA en determinados alimentos considerados básicos. Entre el anuncio por parte del Gobierno y su aplicación, el 1 de enero, apenas han pasado cinco días, por lo que el sector, que no oculta su descontento, habla de “falta de previsión”.
Conetic, que representa a más de 1.300 empresas del sector, recuerda que en el BOE publicado el 27 de diciembre del 2022, en plenas vacaciones navideñas, han sido aprobados dos nuevos tipos impositivos del IVA para la alimentación: el 0% para productos de primera necesidad y el 5% para pastas y aceites, este último con un recargo de equivalencia del 0,625%. Como advierten desde la patronal del sector, el tipo impositivo 0% no está soportado ni por el SII (Sistema Inmediato de Información) ni por el TicketBai; el recargo de equivalencia de 0,625% no está soportado tampoco por el SII ni por el TicketBai ni por el modelo 303 de autoliquidación del IVA.
Como recuerdan en Conetic, ambas reducciones se establecen de forma temporal y extraordinaria desde el 1 de enero de 2023 hasta el 30 de junio de 2023, sujetas a la evolución de la tasa interanual de la inflación subyacente, y entre sus ejes fundamentales se encuentra: “rebajar del 4 al 0% el tipo impositivo del IVA que recae sobre los productos básicos de alimentación, hasta ahora sujetos al tipo reducido, así como minorar desde el 10% vigente al 5% el aplicable a los aceites y pastas alimenticias”.
La confederación recalca que “sin duda, las reformas serán necesarias y probablemente de provecho. Esa no es la cuestión. El problema es la celeridad y la falta de previsión, que no contemplan la cadena de acciones que deben desarrollar las compañías, tanto las empresas comercializadoras de los productos referidos en este paquete de medidas, como a las compañías proveedoras de soluciones tecnológicas”. En este sentido, remite a “lo que algunos llamamos la tormenta perfecta de los 20 céntimos” en relación al lanzamiento de la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible aprobada por el Ejecutivo el 29 de marzo del año pasado en respuesta a las consecuencias económicas y sociales derivadas de la guerra en Ucrania.
En ese momento hubo que acometer numerosas reformas en tiempo récord para adaptar las estaciones de servicios a las nuevas exigencias de la ley con apremio. Ante la situación actual, que obliga a los supermercados a bajar el IVA de muchos alimentos, Conetic denuncia que “una vez más se han tomado desde el gobierno decisiones improvisadas, evitando de este modo toda planificación y asesoramiento por parte de los profesionales que cada día operamos en los sectores afectados, lo que nos aboca a una vorágine caótica de trabajo, debido a esta falta de previsión y conocimiento, generando un descontento generalizado, un importante pico de estrés, el desgaste en la relación con empleados y proveedores, y miles de quejas relacionadas con la nula viabilidad en cuanto a los plazos de desarrollo, instalación y actualización de los sistemas informáticos”. Pese a la urgencia y celeridad con la que se ha puesto en marcha la medida, las cadenas de supermercados han trabajado contrarreloj para adaptar los precios de entre 3.000 y 5.000 referencias antes de fin de año.
De este modo, en apenas tres días los equipos informáticos de los principales supermercados han tenido que variar los precios aplicados sobre miles de alimentos. Según Aurelio Pino, presidente de Aces, patronal que agrupa a grandes cadenas de distribución como Alcampo, Carrefour, Eroski o Supercor, los establecimientos han llegado a tiempo “para que los consumidores paguen lo que tienen que pagar a partir del 1 de enero”.