
China levanta una gran muralla contra el vino y España exporta un 70% menos
La caída del consumo interno, unida a la pandemia de Covid-19 y la incertidumbre comercial, está provocando un desplome sin precedentes de las importaciones de vino por parte del país asiático. Sus compras han caído en cinco años a menos de la mitad y España es uno de los países más perjudicados.
China ha levantado una gran muralla y está cerrando las puertas al vino que importa desde otros países. El gigante asiático redujo sus importaciones al cierre del último año un 20,6% en volumen y un 11% en valor, hasta los 337 millones de litros y los 9.693 millones de yuanes (unos 1.300 millones de euros) respectivamente. Pero el problema viene de atrás y, de acuerdo con los datos de la aduana china, recogidos en el último informe del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), desde el récord de 2017, las importaciones chinas de vino han caído en total un 55% en volumen, pasando de 751 a 337 millones de litros. “Tras haber alcanzado sus máximos históricos en 2017, las compras chinas enlazaron tres años de caída continuada y cuando todo parecía indicar que en 2021 había un atisbo de recuperación, la gran incertidumbre comercial de 2022 ha provocado de nuevo una fortísima caída”, explica el Observatorio en el informe.
Pero, ¿cuál es la razón? Según asegura Rafael del Rey, director general del OEMV, el origen del problema radica en un cambio de hábitos que está provocando “una caída del consumo de vino interno, que ha provocado un desplome de las importaciones a prácticamente todos los países productores”, una situación que el cierre de las fronteras por el Covid-19 no ha hecho sino agravar. Todo ello teniendo en cuenta además que, aunque está creciendo de forma significativa en los últimos años, la producción china sigue siendo todavía pequeña y de baja calidad. China era el mercado que más había incrementado sus importaciones a lo largo de este siglo, desde el año 2000. Pero a partir de 2017, según el OEMV, la situación ha cambiado y “las importaciones han caído en estos últimos cinco años a una media anual del 14,8% en volumen y del 12,5% en términos de valor”. Las ventas de vino envasado han caído así al nivel más bajo en la última década, a pesar de que el precio, eso sí, ha subido un 15,6%, hasta su máximo histórico: 38 yuanes por litro (unos 5 euros aproximadamente).
La preocupación entre las bodegas españolas por este desplome de las exportaciones realizadas a China es máxima porque las ventas acumulan ya una caída del 70% en volumen entre 2017 y 2022 y, lejos de remitir, la situación parece estar agravándose un poco más cada día que pasa. El año pasado las ventas de las bodegas españolas al país asiático se hundieron un 37%, hasta 40,4 millones de litros y aunque se mantiene como tercer proveedor, por detrás de Chile y Francia, el negocio es cada vez menor. El año pasado, a pesar de la subida de los precios, fue de solo 91,8 millones de euros, poco más de la mitad frente a los 175 millones que se alcanzaron en 2017, cuando se batió el récord. Los únicos países que han aumentado sus ventas desde 2017 han sido Chile, con un crecimiento del 3,1% en cinco años y Argentina, que aunque vende una cantidad muy pequeña, la ha incrementado un 26,7%. Las ventas de vino australiano son las que más se han resentido y han descendido un 98,6% debido a la subida de los aranceles a la importación de vinos de este país por parte del Gobierno de Pekín. Las ventas de vino procedente de España han disminuido un 69,9%; las de Francia un 61,1%; las de Italia un 30,5%; las de Sudáfrica un 54,8% y las de Estados Unidos un 49%.
El sector está tomando ya medidas al respecto y la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) está reforzando este año la promoción en el país asiático aprovechando que el mercado se ha abierto definitivamente, con la eliminación de restricciones Covid-19 y la reapertura de las fronteras a los viajeros internacionales tras tres años cerradas. Aunque la situación es muy complicada, la Interprofesional explica que “se está desarrollado un completo calendario de actividades con el objetivo de promocionar la calidad y diversidad de los vinos españoles”, incluyendo distintas actividades promocionales en las principales ciudades del país como pueden ser, entre otras, Shanghái, Pekín, Cantón y Shenzhen.
Pero mientras que el mercado del vino cae en China, en Japón está ocurriendo justamente todo lo contrario. El país nipón aumentó sus importaciones de vino un 8,9% en volumen y un 31% en valor en 2022, hasta los 265,5 millones de litros y los 245.429 millones de yenes (1.700 millones de yenes), a un precio medio que subió por encima del 20% hasta los 924,27 yenes/litro (6,57 euros). El OEMV destaca, además, que “todos los tipos de vino crecieron a un gran ritmo” y que “Japón se ha consolidado como quinto país que más gasta en vino y primero de Asia”.
Las exportaciones españolas de vino cerraron el último año con una facturación de 2.980,2 millones de euros, lo que supone no solo un crecimiento del 3,1% respecto al año anterior sino alcanzar, además, la cifra más alta de toda la historia, gracias fundamentalmente al incremento de los precios. El problema de fondo es que los envíos en volumen, precisamente por esa subida de los precios, sufrieron una caída del 9,2%, hasta los 2.089,5 millones de litros.
El Observatorio Español del Mercado del Vino explica, de hecho, que este resultado se ha dado dentro de un contexto de inflación generalizada y en un año marcado por una gran incertidumbre comercial debida a la guerra en Ucrania, la crisis logística y de transporte o el encarecimiento de las energías. Las bodegas españolas aumentaron un 1,4% la facturación de los vinos envasados en el exterior, hasta los 2.452,4 millones de euros, aunque el volumen exportado se redujo un 7%, hasta los 941,1 millones de litros, tras haber subido su precio medio un 9%, hasta los 2,61 euros por litro.
Con estos datos, España ha perdido el primer puesto como exportador mundial de vino, que ha recuperado Italia, a falta de la confirmación de los datos del último trimestre del país transalpino. El problema para el vino nacional es que su valor está muy lejos del italiano, pero sobre todo del francés, que, con un volumen de exportaciones mucho menor, logra cuatro veces más de ingresos. Es una tendencia, que, además, no logra romperse, ya que los vinos galos registran un precio medio en fuerte subida, e inalcanzable para el resto de grandes proveedores mundiales. Además, Francia cuenta con el efecto del champán, que, gracias a su precio más elevado, presiona al alza el conjunto de sus exportaciones. En el caso del producto español, pesa, en cambio, el lastre del alto volumen de venta a granel, que tiene mucho menos valor. Es un mercado, por lo tanto, mucho más barato, y en el caso español incluso excesivamente barato, a pesar de las últimas subidas de precios.