El comedor escolar, bastión y ejemplo de la comida saludable

El Gobierno de España ha anunciado recientemente un ‘Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil’ que recoge recomendaciones sobre actividad física y deporte, alimentación saludable, bienestar emocional y descanso para reducir el sobrepeso un 25% para 2030. Lejos de ser alarmista, el plan busca poner una solución real a la preocupante realidad alimenticia de los jóvenes españoles.

El 30% de nuestros adolescentes tienen exceso de peso. El 40% en el caso de los pequeños de entre seis y nueve años. Estos datos ubican a nuestro país en cuarto puesto europeo en tasa de obesidad infantil. Acostumbrados a liderar los rankings de otros indicadores ligados a la salud como la esperanza o calidad de vida, en esta ocasión nos encontramos en la parte más alta de una peligrosa estadística.

La obesidad tiene un origen multicausal y complejo ya que intervienen factores genéticos, biológicos, psicosociales, de estilo de vida, sociodemográficos y ambientales, por lo que la solución a este problema de salud pública tampoco es sencilla. Sin embargo, todos los expertos coinciden en afirmar que una alimentación saludable es uno de los pilares fundamentales de su prevención y tratamiento. En ello, la dieta mediterránea es un claro modelo a seguir, con más motivo en un país como en el que vivimos, que cuenta con una amplia variedad de alimentos que nos hace disponer de una rica cultura gastronómica.

Considerando que los jóvenes invierten mucho tiempo en los centros educativos, hay quien pone el foco en la comida que se sirve en sus comedores. Sin embargo, como ya hemos comentado, se trata de un problema con un origen multifactorial y, por tanto, analizar exclusivamente la comida del comedor escolar difícilmente ayudará a reducirlo, más aún si partimos de la base de que en ellos se realiza únicamente una de las cinco comidas diarias.

En realidad, los comedores escolares son un adalid de la alimentación saludable. En primer lugar, porque las empresas de restauración colectiva tienen el firme compromiso de ofrecer siempre el mejor servicio a los colegios. Esto conlleva la confección de menús equilibrados y adaptados a las necesidades de los niños y niñas. Así, el sector siempre selecciona productos de calidad, a lo que hay que sumar otros criterios en pro de la sostenibilidad como la temporalidad y la cercanía.

Asimismo, garantiza la calidad durante todo el proceso de elaboración de los menús, desde su conservación y cocinado hasta la distribución final de los alimentos. Un modo de operar común a todos los servicios que presta la restauración colectiva en las escuelas infantiles y colegios.

Del mismo modo, debemos recordar que las Administraciones públicas también legislan que la comida que se ofrece cumpla con unas garantías nutricionales y de calidad. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid estipula en el Decreto 77/2021 de 23 de junio que “el menú escolar, cuyo diseño y supervisión corresponden a profesionales sanitarios con formación en nutrición humana y dietética, será variado, equilibrado y adaptado a las necesidades nutricionales de cada grupo de edad”.

Debido a todo lo expuesto, si de verdad queremos reducir la incidencia de la obesidad y el sobrepeso en la población infantil, tenemos que centrar nuestros esfuerzos en combatir aquellos factores que los causan y trabajar de forma coordinada con todos los agentes implicados en la educación y salud de los más pequeños. De hecho, las empresas de restauración colectiva llevan a cabo acciones conjuntas con padres y profesores para promover iniciativas que ayuden a los más pequeños a probar nuevos alimentos, evitar productos con alta densidad energética y fomentar la actividad física, entre otras cuestiones; ya que como se observó en los estudios Aladino y Pasos, los estilos de vida menos saludables se asocian entre sí, de forma que los escolares con una alimentación menos saludable son también los más sedentarios.

En definitiva, es fundamental que los niños y jóvenes españoles sigan un patrón de alimentación saludable, no sólo en la comida del mediodía en el comedor escolar, sino también en todas las ingestas que realizan a lo largo del día, aumentando el consumo de frutas, verduras, legumbres y productos frescos, a la vez que se minimiza el de refrescos y alimentos procesados. El éxito de un peso adecuado y un buen estado de salud se asocia a la cantidad y calidad de lo que comemos y al tipo de actividad física que realizamos, así como al tiempo que invertimos en ella. También debemos atender con buen criterio a las necesidades que tiene cada grupo de edad.

En pocas palabras, el comedor escolar es un lugar en el que se fomenta la alimentación saludable; un espacio que, alineado con la legislación vigente, garantiza un adecuado crecimiento, en base a una dieta variada y equilibrada con estándares sostenibles. Es un ejemplo de buen hacer que sienta las bases para que nuestros jóvenes crezcan sanos y sin comprometer su salud de cara al futuro.