La innovación como pilar en el desarrollo sostenible del sector agroalimentario

En los últimos años, la innovación ha jugado y seguirá jugando un papel clave en el sector agroalimentario, ya que se trata de un importante instrumento que tienen las empresas para garantizar en eficiencia y alcanzar buenos resultados. Además, también ha copado una parte esencial en la agenda nacional y europea ganando peso en políticas europeas de I+D+i y en la PAC, que permiten a los agricultores invertir en mejorar sus equipos y, de esta manera, ser más eficientes y sostenibles.

Y es que, según datos del informe económico de FIAB (Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas), las empresas desarrollan una estrategia tecnológica activa con el objetivo de extender la gama de productos, mantener la cuota de mercado y abrir otros nuevos, mejorar la flexibilidad de la producción, rebajar sus costes, mejorar las condiciones de trabajo y reducir los impactos medioambientales.

Pero para el sector agroalimentario también es muy importante dedicar esfuerzos a la innovación para poder llevar a cabo proyectos orientados a reducir el impacto de la actividad agraria en los campos de cultivo, alineados con los ecoesquemas propuestos por la UE. Es el caso de proyectos de investigación como Agropaper, que tiene como objetivo sustituir el plástico utilizado para el acolchado agrícola por papel biodegradable y compostable. Está liderado por Smurfit Kappa y participan empresas como Florette junto a Grupo AN, el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS - CSIC) y SEAE (Sociedad Española de Agricultura Ecológica y Agroecología). Otro de los proyectos que destacaría es Recolecta, liderado por Florette, que pretende desarrollar un sistema de gestión agrícola inteligente capaz de determinar el momento óptimo de recolección de cada cultivo.

Además, el proyecto europeo COFRESH, del que también formamos parte, está centrado en desarrollar técnicas, herramientas y conocimientos dirigidos al rediseño de las cadenas de valor de frutas y verduras de manera que consigan una mayor eficiencia y productividad, así como la implantación de continuas mejoras innovadoras a escala económica, social y medioambiental. Y, con Foodrus, proyecto colaborativo europeo, se abordan temas tan importantes para el cuidado del planeta como es la reducción del desperdicio alimentario en la cadena agroalimentaria.

El cuidado del campo, una prioridad

Pero, además de estos proyectos colaborativos, las empresas del sector también dedicamos importantes esfuerzos a trabajar de forma individual en el desarrollo de más medidas que cuiden del entorno. Desde hace mucho tiempo, llevamos a cabo acciones innovadoras dentro de nuestro compromiso con la sostenibilidad que se basan en distintas estrategias, como la reutilización del agua de la lluvia y su optimización en el riego o la predicción del momento óptimo de recolección, contribuyendo así a minimizar el desperdicio alimentario. Otro ejemplo es el empleo de técnicas naturales de desinfección de suelos, como la solarización. Son algunos ejemplos de cómo la innovación, aplicada a toda la cadena de valor, se traduce en la implementación de buenas prácticas que contribuyen a la mejora de los procesos productivos.

Igualmente, llevamos años desarrollando herramientas de digitalización en los campos de cultivo, y tanto nuestros agricultores como los técnicos que trabajan en los centros de producción cuentan con tablets para acceder a todos los datos necesarios de manera inmediata, de modo que puedan tomar decisiones de forma ágil para obtener vegetales de altísima calidad.

En relación a este tipo de acciones, existen algunas certificaciones como la de Producción de Cultivo Agrosostenible, que AENOR nos otorgó hace unos meses. Este sello reconoce el compromiso de las empresas en la labor de suministrar alimentos de la forma más eficiente y sostenible posible, reduciendo el uso de insumos nocivos para el medioambiente. Continuando con nuestro compromiso a la hora de producir alimentos de manera sostenible, en Florette hemos sido la primera empresa de IV gama -vegetales frescos lavados, cortados y envasados listos para consumir- en recibir esta certificación.

Para conseguir certificaciones como esta, es vital trabajar con un modelo de producción capaz de sostenerse en el tiempo, basado en buenas prácticas y en el uso de la tecnología más adecuada, siempre en busca de las últimas innovaciones en las diferentes fases de la producción, integrando los ejes de sostenibilidad (a nivel económico, social y medioambiental) en la estrategia empresarial.

Por todos estos motivos, el sector agroalimentario debe estar más comprometido que nunca con la innovación como motor principal, a través de proyectos, medidas y soluciones que además de contribuir a satisfacer las tendencias de consumo, preservan y utilizan de forma eficiente los recursos naturales.