Por una Ley de Empresas con Propósito

El modelo empresarial que nos ha acompañado durante décadas no funciona. Algo tiene que cambiar. La crisis de 2008 puso de manifiesto que el sistema empresarial tenía una visión cortoplacista centrada en la concentración de beneficios para el accionista, generando una fuerte desconfianza sobre las empresas. Si queremos recuperar la confianza de la sociedad, necesitamos actuar y aportar soluciones reales a los problemas y preocupaciones diarias de las personas y generar un impacto positivo para todos los grupos de interés, no solo para el accionariado.

En la actualidad, en un contexto de polarización e incertidumbre, comienza a asentarse un modelo empresarial que tiende puentes. Es el modelo empresarial con propósito. Porque sin propósito, a largo plazo el negocio no será sostenible. No es posible ser una empresa de éxito en entornos lastrados por la desigualdad. Esta forma de entender los negocios nos acompaña desde la década de los 70, cuando el entonces presidente de Danone, Antoine Riboud, fue pionero en vincular el crecimiento económico al progreso social. Tenemos que usar el poder de los negocios para ser agentes de cambio para la sociedad y el planeta. Y es que como dijo Riboud hace 50 años, “la responsabilidad de las empresas no termina en la puerta de la fábrica o de la oficina”.

Esa es la premisa que nos acompaña a todas las empresas que formamos parte del movimiento B Corp, más de 140 en España y cerca de 5.000 en el mundo. Porque ser B Corp significa ser capaces de ir más allá y saber calibrar entre propósito y resultados a corto plazo, implica adoptar decisiones valientes para conseguir transformar el sistema actual hacia uno más inclusivo y respetuoso con el medioambiente. Significa escuchar, aprender y gestionar las tensiones internas y externas, pero con a plena convicción de que es la única forma de que el negocio sea sostenible, a todos los niveles, a largo plazo.

Pero para ello, es crucial disponer de una figura legal que dé cobertura y ayude a promover el modelo de las empresas con propósito. Es una oportunidad única y necesaria. Hoy, se presenta en el Congreso de los Diputados más de 30.000 firmas para que el proyecto de Ley de Creación y Crecimiento de Empresas presentado por el Gobierno, incorpore esta figura jurídica. Un camino que se inició hace justo un año, impulsando un manifiesto para defender un nuevo modelo económico y empresarial inclusivo y sostenible en España, y que suscribieron personalidades como Iñaki Gabilondo, Ana Pastor o José María Lassalle. Y es que otros países ya disponen de una denominación legal para aquellas sociedades mercantiles cuyos estatutos reflejan la generación explícita de un impacto social y ambiental. Estados Unidos, Francia o Italia son algunos ejemplos. Ahora, es el momento de nuestro país y no podemos quedarnos atrás.

Hace unos días, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, señalaba en su intervención en el Foro de Davos que las inversiones públicas no obrarán milagros si no van acompañadas de fuertes inversiones privadas. Y es que las decisiones públicas necesitan, dependen y son mejores si van acompañadas de inversiones, conocimiento e innovación del ámbito privado. Tenemos la oportunidad de hacer las cosas bien. De impulsar, de verdad, una colaboración que enriquezca a todas las partes interesadas y que nos acerque a un horizonte económico, social y ambientalmente más sostenible, inclusivo y justo. Es un equilibrio virtuoso y, si este se rompe por un lado o por otro, las funciones se resienten y la legitimidad resulta cuestionada.

El propósito es también un ejercicio de empatía en tiempo real con nuestro entorno. ¿Qué le duele al país? ¿Qué puedo hacer yo como empresa para buscar una solución? En eso se basa el propósito, en la empatía. Pero vivimos bajo la dictadura del clickbait. Obtenemos cualquier tipo de información al instante y necesitamos resultados inmediatos y tangibles. Falta visión a largo plazo, falta reposo y reflexión, tanto a nivel interno como por parte de los ciudadanos y de los poderes públicos.

Formar parte de este movimiento nos da la oportunidad de ganarnos la confianza de los públicos más escépticos para que quieran trabajar conjuntamente y, por otro lado, ser referentes para otras empresas del sector y convencerles de que este es el camino y de que tenemos que caminarlo juntos. Cada vez son más los actores que deciden sumarse al cambio, pero todavía necesitamos que se unan más. Para transformar el modelo empresarial y, por tanto, el modelo social, necesitamos que las empresas con propósito sean una mayoría. Por eso es tan importante reconocer y promover este modelo a través de las políticas públicas.

Lideremos juntos la transformación desde el propósito. Porque dejar un futuro mejor a las nuevas generaciones nos reta, es el momento de situar a las personas y al planeta en el centro de la toma de decisiones. De impulsar juntos un sistema empresarial saludable, sostenible e inclusivo que no deje a nadie atrás.