La importancia de saber escuchar al consumidor

Hubo un tiempo en el que las empresas se limitaban a poner en el mercado bienes y servicios a través de una comunicación unidireccional, sin escuchar al consumidor. Pero eso forma ya parte del pasado. Actualmente, y más aún tras las últimas crisis -tanto la financiera en 2008 como la causada por la llegada de la pandemia en 2020-, el nuevo consumidor quiere jugar un papel protagonista. Quiere que se escuche y atiendan sus demandas. No basta con lanzar una innovación al mercado. Antes, hay que saber qué es lo que quieren realmente los consumidores. Las empresas que han sabido adaptarse a este entorno son, sin duda, las que triunfan. Mercadona es un buen ejemplo. La cadena de supermercados valenciana no habla de innovación, sino de coinnovación, de forma conjunta e insperable con los consumidores. “Ellos son el jefe”, dice Juan Roig, el presidente de la compañía.

Por eso es muy importante la postura que está adoptando el sector lácteo en su interés renovado por las bebidas vegetales. Una vez que estos productos, elaborados a partir de soja, avena o almendra, entre otras materias primas, se ha diferenciado por completo de la leche, cuyas propiedades y beneficios son completamente distintos, era una oportunidad de mercado que no convenía dejar escapar. ¿Para qué dejar que sean otros los que desarrollen este mercado? ¿No es mejor escuchar al consumidor y atender a las nuevas tendencias del mercado? Eso es en lo que están trabajando compañías como Asturiana, Danone o Pascual. Sería un error tratar de tomar una posición defensiva frente a una tendencia de consumo que parece imparable. Como lo sería entender que estas nuevas bebidas vegetales son un enemigo de la leche. Son cosas distintas y como tal hay que tratarlas, pero sin perder en ningún caso la oportunidad de crecer y desarrollar un nuevo mercado, una nueva oportunidad de negocio.

El algo que el sector cárnico también debería tener en cuenta. Lógicamente, hay excepciones y empresas que también están sabiendo adelantarse y trabajar en los nuevos productos vegetales, que nada tienen que ver con la carne, pero que están en el mercado y que van a crecer porque hay una demanda por parte de los consumidores. Hay dos opciones: entender, cómo se está haciendo desde muchas organizaciones empresariales, que los productos que replican a la carne a base de ingredientes vegetales son el enemigo, y no escuchar al consumidor. O aprovechar la tremenda oportunidad que ofrece el mercado para crecer. Las empresas cárnicas tienen que elegir sí quieren una posición defensiva o, si por el contrario, deciden jugar al ataque. Normalmente, los primeros pierden o empatan. Son los segundos los que ganan.