¿Reducir el consumo de carne? Sus vitaminas son insustituibles

La carne es un alimento fundamental en nuestra dieta y abstenerse de su consumo se asocia con numerosas patologías, tanto físicas como mentales, lo que obliga a quienes prescinden de ella a tomar suplementos alimenticios con B12, una vitamina fundamental no presente en alimentos vegetales

El comité científico de Aesan (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) aconseja ingerir entre dos y cuatro raciones semanales de carne, si es de pollo o conejo, y hasta dos en el caso de la carne roja. Y es que, como recuerdan en la plataforma sectorial de la carne, Carne y Salud, este alimento proporciona numerosos nutrientes. Así, “es fuente de proteínas de alto valor biológico que contienen todos los aminoácidos esenciales que necesitamos ingerir a través de la dieta, lo que no ocurre con las dietas de origen vegetal”. Igualmente, las proteínas animales son altamente biodisponibles. Además, la carne aporta minerales como hierro, potasio, fósforo y zinc.

La vitamina B12 es especialmente importante, puesto que no se encuentra en alimentos de origen vegetal. Es decir, que el consumo de carne es fundamental para poder obtenerla de manera natural sin tener que recurrir a suplementación mediante complementos alimenticios, algo a lo que se ven obligados los veganos y vegetarianos. “La vitamina B12 se encuentra en la carne y demás productos de origen animal porque el ganado la obtiene de su alimentación y en su entorno (tierra, agua, etc.) de la bacterias y levaduras que la sintetizan. Y los alimentos de origen vegetal no la tienen en prácticamente ningún caso en la forma activa para el organismo humano”, recuerda José Manuel Álvarez, portavoz de de la plataforma sectorial de la carne Carne y Salud. En relación a alimentos de origen vegetal que se citan con frecuencia como fuente de B12, caso de algas, especialmente la espirulina, la levadura de cerveza, los fermentados, etc., Álvarez cita opiniones de nutricionistas, “de referencia para los veganos”, quienes aseguran que “es muy importante saber que estos productos no contienen la forma de B12 activa apta para el organismo humano, sino que contienen corrinoides o análogos de B12, que son suficientes para el crecimiento bacteriano, pero no para las funciones de nuestro metabolismo”. Además de no ser activos, estos análogos de B12 puede entorpecer la absorción de la B12 activa y falsear una analítica.

Álvarez destaca que la propia web de la Unión Vegetariana Española (UVE) dice: “La B12 es la única vitamina que se reconoce que no la proporciona de forma fiable una dieta variada integral de origen vegetal”. También apunta que, en una dieta vegana, las únicas fuentes fiables son los alimentos enriquecidos con este nutriente (algunas leches vegetales, algunos productos derivados de la soja...) y los suplementos de B12. “La mayoría de los vegetarianos y veganos, a largo plazo, pueden manifestar un déficit de esta vitamina si confían únicamente en el aporte a través de su alimentación, pudiendo no obtener la suficiente cantidad para minimizar el riesgo potencial de enfermedades cardiacas o complicaciones durante el embarazo”, precisa.

Álvarez incide en que la UVE detalla que “en los adultos, los síntomas típicos de deficiencia de B12 son la pérdida de energía, los hormigueos, el entumecimiento, una sensibilidad reducida al dolor o la presión, la vista nublada, una forma de andar anormal, la lengua irritada, mala memoria, confusión, alucinaciones y cambios en la personalidad”. Álvarez comenta que a menudo estos síntomas se desarrollan gradualmente a lo largo de varios meses o hasta un año antes de ser identificados como provocados por deficiencia de B12 y generalmente son reversibles mediante la administración de esta vitamina. No existe, añade, “ningún conjunto uniforme y fiable de síntomas y existen casos de deterioro permanente en adultos a causa de una deficiencia de vitamina B12”.

El responsable de Carne y Salud advierte de que, en el caso de los bebés, estos muestran una aparición de los síntomas más rápida que los adultos, “ya que la deficiencia de B12 puede conducir a una pérdida de energía y de apetito y a irregularidades en el crecimiento. Si no se corrige pronto, puede evolucionar hasta el coma o la muerte. Una vez más no existe ningún patrón de síntomas completamente uniforme. Los bebés son más vulnerables al deterioro permanente que los adultos. Algunos consiguen una recuperación completa, pero otros tienen retrasos en el desarrollo”.

Veganismo y salud mental

En Carne y Salud refieren algunos estudios que concluyen que la falta de algunos nutrientes presentes en la carne (ácidos grasos esenciales, el hierro, el folato, la vitamina B12, el selenio o el calcio) se han relacionado con enfermedades como la depresión, la demencia y la falta de concentración. Concretamente, la vitamina B12 ha sido objeto de numerosas investigaciones por los síntomas neurosiquiátricos asociados a su déficit. Algunos investigadores afirman que la vitamina B12 forma parte de las rutas metabólicas destinadas a sintetizar ciertos neurotransmisores responsables de modular el estado anímico. La hipovitaminosis de B12 y su relación con el deterioro cognitivo ha sido objeto de numerosas investigaciones y parece existir una asociación entre niveles bajos de vitamina B12 y la demencia y el riesgo de depresión tardía en ancianos. La plataforma sectorial de la carne apunta que el año pasado se hizo una revisión de 18 estudios que demostraron que obviar el consumo de carne estaba asociado con un peor estado salud mental, mayor riesgo de depresión, ansiedad y conductas de autolesión.