Exportamos un tercio de los dulces que producimos

En España siempre nos hemos distinguido por ser un país con una honda tradición por el dulce. Cada localidad tiene algo propio o que suele consumir en fechas especiales. Desde los turrones y mazapanes que disfrutaremos en las ya cercanas Navidades, pasando por las galletas, pasteles o chocolate, que forman parte de nuestra cultura culinaria. Si echamos un vistazo a nuestro calendario gastronómico observamos que está plagado de dulces típicos. Torrijas, rosquillas, mantecados, sobaos, roscones y un largo etcétera que conmemoran un pasado y un presente que nos define y nos distingue de otras culturas y maneras de celebrar. A esto podemos añadir que, para conmemorar una fecha importante o un momento especial del año, siempre tengamos como acompañante un dulce, ya que es sin duda un acierto seguro.

Pero en los últimos años este saber hacer propio de lo artesanal y lo tradicional ha vivido una importante transformación como consecuencia de la adecuación al nuevo perfil de consumidor y de la incorporación de las últimas tecnologías en innovación, reformulación y rediseño en esta tipología de productos. Una evolución que nos ha permitido posicionarnos hoy como un país de referencia en la exportación de dulces, e incluso poder hablar de récord histórico.

Según los datos recogido en el Informe Anual 2021 de Produlce, la Asociación Española del Dulce, las exportaciones de dulces fabricados en España han crecido un 18,3% llegando a los 1.586 millones de euros de facturación; un dato que demuestra el reconocimiento internacional de nuestra industria.

Pero este hito no se queda aquí. El sector también ha superado las 600.000 toneladas exportadas, obteniendo un nuevo récord en balanza comercial con 556 millones de euros, un 30% más que en 2020, lo que supone una gran aportación económica y de empleo al país gracias al comercio internacional.

Gran éxito fuera de nuestras fronteras

Europa es nuestro gran cliente, con una venta cercana a los 1.100 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 17,3% respecto al año pasado. América se consolida en el segundo puesto (con un crecimiento del 13,7%) en todas las categorías, pero es muy llamativo cómo en Estados Unidos celebran una de sus fiestas más emblemáticas con caramelos y chicles españoles. Este mercado, que en 2021 superó los 118 millones de euros, ha ido cobrando especial relevancia en los últimos años y ya son varias las compañías que crean golosinas dirigidas exclusivamente al consumidor estadounidense. Y, sinceramente, nos toca sacar pecho de estos datos, dado que esta categoría es la que más exporta para que al otro lado del Atlántico puedan ir de puerta en puerta con su “trick or treat” ...

Y mientras que acompañamos a los norteamericanos en la celebración de una de sus fiestas más populares, hacemos que los británicos festejen la Navidad a la española. En este mercado hemos facturado el último año más de 17 millones de euros solo en la categoría de turrones y mazapanes -128 en el total del sector del dulce-. Pero nuestros dulces navideños más populares también son consumidos por franceses, estadounidenses y portugueses

Y sigo con datos muy buenos que demuestran que endulzamos muchos más rincones del mundo: África ya sobrepasa a Asia como uno de nuestros destinos internacionales y ocupa la tercera posición como región, con un nuevo crecimiento interanual extraordinario del 36,8%, hasta alcanzar unas ventas de 115,5 millones de euros.

En resumen, estos datos y nuestra presencia en todo el mundo demuestran que la exportación del dulce no se centra exclusivamente en dos categorías, sino que su crecimiento superior al 15% en todas las categorías que integran este sector, con una exportación de uno de cada tres kilos producidos, demuestra que el binomio tradición e innovación está contribuyendo positivamente en la dinamización del total de esta industria.

Carácter local

Un dato de especial relevancia social para este sector es que 8 de cada 10 empresas fabricantes de dulces están localizadas en pequeños núcleos urbanos o rurales. Es decir, que cerca del 80% de las toneladas de dulce exportadas a todo el mundo son confeccionados en pequeñas localidades como San Isidro de Dueñas, Villajoyosa, Peñaranda de Bracamonte, Consuegra o Miranda de Ebro, entre muchas otras. Es decir, que estos dulces acaban exportando Marca España desde el corazón mismo de nuestros pueblos, ¿quién se lo diría a nuestros antepasados, cuando esas fábricas eran hornos que servían a su pueblo y alrededores?

En definitiva, estos datos evidencian la importante aportación de valor de la industria española del dulce al conjunto de la economía, con una facturación próxima a los 6.000 millones de euros anuales, y a la sociedad, empleando directamente a 24.000 profesionales, con un 46% de mujeres. Además, es una industria inclusiva, que cree en el crecimiento profesional y personal del talento que trabaja para él, con una media de contratación fija en el sector de un 76%.

Ahora tendremos que ver los datos de 2022. Desde luego, estamos trabajando de manera incansable para que la situación geopolítica afecte lo menos posible a lo que hemos conseguido este año en términos de presencia internacional.