Recuperar la confianza y dinamizar la economía

Tras el cierre de una campaña de verano marcada por la irrupción de la 5ª ola del Covid-19 y la escasez de turismo internacional, las administraciones y la industria del sector se afanan en tratar de alargar la temporada turística al menos hasta el mes de noviembre. En julio, el turismo extranjero cayó un 55,5% con respecto a los datos anteriores a la pandemia, un porcentaje demasiado elevado para poder compensarlo gracias a la buena respuesta del turismo nacional.

En este contexto, la hostelería ha limitado la caída de su facturación en torno a un 20-30% con respecto a 2019, tras un verano de grandes diferencias y altibajos, dependiendo de la zona y el tipo de negocio. Esa misma sensación es la que tienen el conjunto de sectores integrados en AECOC ante un escenario de la máxima incertidumbre. El gran consumo, con la alimentación a la cabeza, ha caído hasta julio un 1,5% -en volumen- con respecto a 2020; un año en que sus resultados se vieron claramente marcados por el período de confinamiento y el cierre total de la hostelería. Aun así, a fecha de hoy, la alimentación en el hogar acumula un crecimiento del 7%, con respecto al mismo período de 2019.

En este entorno el sector se pregunta cuánto tardarán la industria y la distribución alimentaria en tener que devolver a la hostelería la cuota “prestada” durante la pandemia e, incluso, si tras el fin de las restricciones se volverá al antiguo reparto de cuotas o si los cambios vividos durante este período -como el impacto del teletrabajo- han venido para quedarse. Sólo el tiempo nos ayudará a despejar este tipo de dudas, si bien el objetivo para el conjunto de nuestras empresas y sectores es que el consumidor recupere la confianza y que disponga, en un contexto de elevada inflación, del poder adquisitivo necesario para dinamizar el consumo.

Para ello, y para que la rueda de la economía vuelva a girar con vigor, es imprescindible que todas las medidas que se tomen vayan destinadas a garantizar la pervivencia y liquidez del mayor número posible de negocios, así como el mantenimiento de los máximos puestos de trabajo. Además, parece claro que los paquetes de ayuda puestos a disposición de los diferentes sectores han sido insuficientes, ya que la pandemia ha llevado al cierre a muchos restaurantes y comercios no alimentarios, así como de muchos de sus proveedores.

Por esa razón, habría que intensificar las ayudas y evitar, a toda costa, cualquier medida que desincentive el consumo o la contratación, como, por ejemplo, subidas de impuestos. También es imprescindible gestionar con la máxima eficiencia los Fondos Next Generation, que ofrecen una magnífica oportunidad para configurar un ecosistema empresarial más sostenible, digital y competitivo.

La evolución de la crisis sanitaria, pero también las medidas que se tomen para paliar sus efectos, van a marcar la evolución de los sectores integrados bajo el paraguas del gran consumo y de su papel principal a la hora de acelerar la recuperación económica de nuestro país.