La hostelería da por perdido 2022: la recuperación, a mediados de 2023
La restauración estima que, en el mejor de los casos, la recuperación económica del sector no llegará hasta la segunda mitad de 2023. Por el camino podrían quedarse hasta 60.000 establecimientos y 100.000 empleos. La subida de la luz y del salario mínimo lastran la salida de la crisis por coronavirus.
El sector de la hostelería español da por perdido este año y el próximo y fija su recuperación para mediados de 2023. Lo dice Hostelería de España, confederación empresarial que representa a nivel estatal a más de 300.000 negocios de restauración entre bares, restaurantes, cafeterías y pubs, la mayoría de ellos independientes. Su secretario general, Emilio Gallego, estima que con la quinta ola y la lentitud de la desescalada “terminaremos el año entre el 20% y el 30% de caída sobre un año normal”, lo que se traduce en 60.000 establecimientos que todavía no han podido reabrir. “Muchos están definitivamente cerrados, son de empresas quebradas que ya han concursado y dejando su actividad. Otros están en una situación latente, vamos a ver lo que pasa y cuanto tarda la recuperación en llegar”. dice. En Hostelería de España pronostican que “este año ya es imposible arrancar todos los procesos que hagan que este sea un año normal”, y no creen tampoco que la recuperación vaya a llegar en 2022. Para Gallego, si todo va bien gracias a la vacunación, “y el Covid acaba quedándose este invierno como si fuera una gripe, la segunda mitad del año 2023 debería ser el año de la recuperación. En vistas de la situación actual es un escenario muy razonable”. Y pronostica: “En torno a unos 30.000 establecimientos, es decir, en torno a un 10%, podría ser lo que se lleve por delante la pandemia”.
El secretario general de la organización empresarial señala que mientras que en 2019 el sector alcanzó un valor añadido bruto de 129.000 millones de euros, este año la facturación podría estar entre 30.000 y 40.000 euros menos”. Gallego, que desvela que actualmente el sector tiene a 120.000 trabajadores en Erte, piensa que “más de 100.000 puestos de trabajo están en riesgo de desaparición definitiva”.
Gallego comenta que para el sector este ha sido un verano muy desigual, que arrancó bien en junio, se ralentizó en julio con la aparición de la quinta ola, y se recuperó algo en agosto. “Esto sería una visión general, pero tenemos que profundizar y ver que la cosa va por barrios. Tenemos a los bares sin poder utilizar las barras, un problema gravísimo cuando hablamos de España, ya que muchos establecimientos, que son pequeños, funcionan solo con barra. También tenemos limitaciones horarias y de aforo con un 50% como lo más habitual, aunque en algunas comunidades autónomas llega al 75%”. Gallego recuerda, asimismo, que, en lo tocante al ocio nocturno sigue sin estar regulada la actividad, mientras que en lo relativo a eventos y banquetes las reuniones sociales están muy limitadas. Razona que, si bien los locales de zonas muy turísticas han funcionado muy bien, destinos urbanos como Madrid o Barcelona no pueden decir lo mismo.
El responsable de la organización que agrupa a la mayoría de los establecimientos hosteleros españoles se muestra muy crítico con los fondos Next Generation de ayuda al sector, puesto que todo indica que van a estar vinculados a la transformación digital o bien a mejorar la sostenibilidad de las empresas, cuando estas, precisa, lo que están es muy delicadas desde el punto de vista financiero. “Nosotros lo que decimos es: a ver para qué se pueden dedicar, a ver qué volumen de cofinanciación, ¿van a ser para subvenciones a fondo perdido 100% o van a ser para proyectos donde la empresa tenga que cofinanciar?”, razona Gallego.
Del mismo modo, Gallego denuncia que los requisitos para acceder a los 7.000 millones de ayudas directas del Gobierno han sido farragosos, así como el sinsentido que supone que no los capten aquellas empresas que han hecho un esfuerzo, tirando de sus ahorros o endeudándose, en tanto que aquellas que tienen facturas pendientes de abonar sí podrían acceder a esos fondos. No entiende tampoco “que en algunas comunidades autónomas no se están agotando las ayudas por la burocracia que hay que hacer”. Frente a esto, Gallego hubiera apostado, como se hizo por ejemplo en Francia, por una ayuda excepcional a cada empresa de 3.000 euros por trabajador, con una agilidad en la concesión de tan solo 48 horas.
La luz, un problema añadido
Las continuas subidas en el precio de la luz están lastrando todavía más la recuperación del sector, ya que, como revela Gallego en las franjas horarias de mayor actividad hostelera, previas a las comidas y la cenas durante los días laborables, el incremento de precios llega hasta el 200% y el suministro eléctrico supone entre el 8% y el 12% de los costes de un establecimiento. “Esto, en un mercado tan competitivo y con unos márgenes tan estrechos como tiene el sector de la hostelería, nos está haciendo perder competitividad. Pero es que, además, llueve sobre mojado. La electricidad está en un entorno de subida de costes: se incrementan los costes salariales, los costes de los alimentos y bebidas; hay productos como las grasas y aceites para cocina que tienen un incremento de más de un 30% en lo que va de año”, desvela Gallego.
En relación a los citados costes salariales, Gallego también se muestra preocupado sobre la incidencia que la previsible subida del salario mínimo pueda tener para el sector. “El salario mínimo interprofesional se fija para toda España, y la realidad es que el coste de la vida es muy desigual”. Lo ejemplifica diciendo que mientras que en Badajoz es posible comprarse un piso por 90.000 euros, en San Sebastián es imposible encontrar una vivienda por menos de 400.000. Así, el representante de los hosteleros independientes propone continuar con los convenios colectivos de carácter sectorial por provincias. Lo contrario, entiende, “sería interferir en la negociación y el diálogo social, que tienen una autonomía que hay que respetar”.