La UE pretende desterrar del todo la palabra ‘lácteo’ en bebidas vegetales
Bruselas quiere ampliar las restricciones a la descripción de ‘lácteos’ para bebidas de origen vegetal, que ya impide el uso de los términos ‘leche de avena’ y ‘yogur de soja’, prohibiendo utilizar frases como ‘no contiene leche’, ‘apto para personas con intolerancia a la lactosa’ o ‘alternativa vegetal al yogur’
La UE pretende ampliar las restricciones existentes al uso de la palabra lácteo en cualquier bebida o producto de origen vegetal. Desde octubre de 2020, la enmienda 171 comunitaria ya impide el uso de denominaciones como leche de avena y yogur de soja. Ahora, el Parlamento Europeo debate prohibir la evocación o descripción de un alimento vegetal, su sabor o función, refiriéndose a la terminología de lácteos, tanto en los envases como en la publicidad. Por ejemplo, no se podrían utilizar frases como no contiene leche, apto para personas con intolerancia a la lactosa o alternativa vegetal al yogur.
Ante esta situación, la comunidad plant-based (opciones vegetales) representada por organismos como Proveg Internacional, que defienden alternativas al consumo de productos de origen animal, así como las empresas Oatly o Upfield, que comercializan alimentos para veganos, han lanzado una campaña de recogida de firmas para evitar que Bruselas amplíe la citada enmienda 171, que consideran una “censura adicional” que dificultaría la elección de alimentos de origen vegetal por parte de los consumidores, y también amenazaría su derecho a la información, además del derecho de las empresas a la competencia leal.
En palabras de Cecilia McAleavey, directora de Asuntos Públicos y Alimentación Sostenible en Oatly, “esta declaración de intenciones va directamente en contra de la apuesta por la instauración de un sistema de producción de alimentos más sostenibles”, mientras que desde Proveg afirman que “la censura del sector de las alternativas vegetales no solo contradice los objetivos de salud pública de la UE y la promoción de dietas saludables, sino que se opone directamente a los objetivos de sostenibilidad establecidos en el Pacto Verde Europeo”.
“Confundir al consumidor”
Ante este debate sobre denominaciones lácteas versus denominaciones de productos de origen vegetal, el sector lácteo considera que los productos de origen vegetal pueden ser complementarios a los productos lácteos, “pero no deben ser confundidos como sustitutivos, ya que tienen distintas propiedades y nutrientes”, remarca Ignacio Elola, presidente de Inlac (Organización Interprofesional Láctea). “Por tanto”, añade, “cuando compramos guiados por una etiqueta de leche, yogur o queso, hay toda una elección dietética detrás insustituible, en forma de un aporte de proteínas de alto valor biológico, ácidos grasos esenciales, vitaminas”. El presidente de Inlac apunta que “aunque algunos productos vegetales altamente procesados pueden constituir cierta fuente de proteínas, su valor nutricional es claramente diferente al de los productos lácteos”.
Desde Inlac recuerdan que la legislación europea siempre ha sido bastante explícita en cuanto al uso del término leche y de términos relativos a los derivados lácteos, como queso, yogur, mantequilla, etc. “La enmienda 171 del Parlamento Europeo lo que hace es incorporar al ordenamiento jurídico comunitario la interpretación realizada por los tribunales europeos sobre esta materia, lo cual va a suponer una reducción de la litigiosidad al ser la norma europea ahora mucho más clara”, dice su presidente, quien recuerda que, ya en 1999, la FAO estipuló que los alimentos se describirán o presentarán de forma que aseguren un correcto uso de los “términos lecheros” con el fin de “proteger al consumidor contra posibles confusiones o interpretaciones erróneas”.
Elola subraya que la normativa europea en ningún caso limita la venta de productos de origen vegetal ni la promoción de sus posibles propiedades nutricionales. “Eso sí, con el fin de ofrecer una información clara y veraz al consumidor, el legislador pretende que no se haga una promoción comparativa. De la misma forma que no tendría sentido indicar en una botella de agua sin leche o sin lactosa, tampoco lo tendría en el caso de estos productos que, por su propia composición intrínseca, nada tienen que ver con la leche y los derivados lácteos”. Para él, esta legislación no supone freno alguno a la innovación alimentaria, que es más que bienvenida, ya que el consumidor tiene más opciones donde elegir “siempre que no se le confunda”, puntualiza.