La venta de alcohol se hunde un 40% por las trabas a los bares

Las pérdidas totales de toda la cadena de valor de las bebidas espirituosas en España podrían alcanzar los 2.500 millones de euros por las restricciones a la hostelería

El impacto del Covid en los más de 300.000 establecimientos de hostelería, concretado en cierres totales o parciales desde el comienzo de la alarma sanitaria, está causando estragos en el sector de las bebidas espirituosas, puesto que el 60% de ellas se consumen en los locales de restauración. Espirituosos España, la entidad que agrupa al 100% del sector productor y distribuidor de bebidas espirituosas y productos derivados, estima que la caída de las ventas en 2020 por culpa de la pandemia será del 40%.

Con un valor sectorial estimado en 7.500 millones de euros, Bosco Torremocha, director general de Espirituosos España, explica que en 2020 “durante meses perdimos seis de cada diez consumiciones: junio remontó a duras penas; julio fue mejor de lo esperado, y, a partir de agosto todo volvió a empeorar”. Torremocha comenta que, “pendientes aún del cierre definitivo del ejercicio, el impacto económico para toda la cadena de valor de las bebidas espirituosas podría superar los 2.500 millones de euros”. En este sentido, se refiere también a que, según el último informe de recaudación de la AEAT (Agencia Estatal de la Administración Tributaria), la caída de ingresos fiscales era del 33% hasta el mes noviembre.

Es una pérdida de ingresos que no ha logrado compensar el incremento en el hogar del consumo de bebidas alcohólicas en lo que llevamos de pandemia. “En el caso de nuestras marcas apenas si se ha notado, ya que el consumo de bebidas espirituosas está asociado a la hostelería y muy ligado al ocio y al turismo, ambos fuertemente impactados”, lamenta Torremocha. En relación a esto último, el director general de Espirituosos de España refiere que, “si se tiene en cuenta que la cifra de visitantes ha bajado de casi 84 millones de turistas a 18 millones, según datos disponibles a noviembre de 2020, el impacto es absolutamente devastador”.

A pesar de todo lo anterior, Torremocha destaca el enorme esfuerzo que está haciendo el sector por mantener el empleo y la actividad. En este sentido, dice que los Ertes (Expedientes de Regulación Temporal) son una herramienta primordial para conservar el empleo y la capacidad productiva y comercial, por lo que insta al Gobierno que continúe manteniéndolos. “Debemos estar preparados para la recuperación, y mantener el tejido productivo es fundamental para lograrlo”, apostilla. Un sector que en ningún momento se ha detenido: “Prácticamente toda la actividad de producción se ha mantenido e, incluso, en un primer momento, se adaptó para atender la demanda de soluciones hidroalcohólicas y alcohol con fines sanitarios”, comenta Torremocha.

Artesanales y familiares

En España, ocho de cada diez compañías que trabajan en el sector de las bebidas espirituosas son pequeñas o medianas empresas, y de los 3.800 centros de producción existentes en el país; 3.500 se corresponden con destilería artesanales, por lo que todavía son más vulnerables a las zozobras económicas o del empleo.

Es una situación que en el caso de Galicia es todavía más delicada, ya que de concentra a 3.565 centros de producción. Como puntualiza Torremocha, “el sector de los espirituosos es un sector de enorme arraigo en nuestro país. Muchas de nuestras empresas son pymes familiares con más de 200 años de historia que a lo largo del tiempo han sufrido muchas vicisitudes para llegar hasta aquí. Esta pandemia y sus efectos están siendo enormes y con impacto desconocido hasta ahora”.

El máximo responsable de Espirituosos España reclama un mayor respaldo por parte del Gobierno a un sector que paga casi 1.500 millones de euros anuales en impuestos. “Recaudamos más del 73% del impuesto especial a las bebidas con alcohol, con un share -cuota- del 3% en volumen”, matiza. Torremocha incide en que las empresas necesitan, más que nunca, apoyo: “Apoyo en forma de certidumbre; de bajada de impuestos hasta que sea posible iniciar la recuperación, y en leyes que no entorpezcan la actividad”. Y remacha: “Una subida de impuestos especiales o del IVA de la hostelería tendría efectos devastadores en la economía y el empleo. A pesar de todas las dificultades, Torremocha destaca que “las exportaciones se han comportado positivamente. Cuatro de cada diez botellas producidas en España se destinan a los mercados internacionales, que reconocen la calidad y singularidad de nuestros licores y destilados. España es el tercer país de la Unión Europea en número de indicaciones geográficas”.

El problema de fondo está, sin embargo, en que mientras que se mantengan las restricciones la situación de la hostelería seguirá siendo muy complicada, especialmente ahora durante el invierno, cuando las consumiciones en terraza son mucho menos frecuentes. De acuerdo con las previsiones de la patronal Hostelería de España, la facturación global del sector podría haber caído hasta un 50%, lo que implicaría la destrucción de casi un millón de puestos de trabajo. A finales de octubre, con la segunda ola de la pandemia, varias comunidades decretaron cierres totales y, sin embargo, hasta el 22 de diciembre, dos meses después, el Gobierno no aprobó un plan de choque, con gran decepción para el sector, al carecer de subvenciones directas.

La hostelería reclama ayudas

El plan incluye reducciones fiscales, apoyo para los alquileres, la inclusión del sector entre las actividades con exoneraciones en los Ertes o subvenciones para la actividad a través de los fondos de desarrollo regional. Pero el Gobierno dejó fuera las ayudas directas como el sector demandaba por 8.500 millones de euros. Eso coloca a España como la única, entre las cinco grandes economías europeas, donde no se dan subvenciones a fondo perdido. Así, según los datos de la patronal del sector, Hostelería de España, los gobiernos de Francia, Italia, Alemania, Países Bajos, Rumanía, Bélgica y Luxemburgo han incluido en sus planes de apoyo al sector ayudas directas sin necesidad de devolver. A ellas se suma el Reino Unido, fuera de la Unión Europea.

El Gobierno español cuantifica en 4.220 millones el coste de las medidas aprobadas en diciembre y contraargumenta al sector que las ayudas directas se articulan a través de las comunidades autónomas. En Hostelería de España recalcan que estas ayudas se limitan a menos de la mitad de las regiones y que son insuficientes.

Y no solo se quejan de la falta de dinero a fondo perdido, también se lamentan de la tardanza de las ayudas que contrasta con la diligencia y voluntad mostrada por las grandes economías europeas.