La alimentación se moviliza para frenar la restricción a la publicidad
Consumo ha anunciado que regulará, a través de un Real Decreto, la emisión de publicidad de alimentos y bebidas no saludables cuando se dirija al público infantil y adolescente. Esto ha soliviantado al sector, que ya había ofrecido reducir más de un 75% de este tipo de publicidad, porque no se hablado con ellos.
La intención del Ministerio de Consumo que lidera Alberto Garzón de restringir la publicidad de alimentos y bebidas a los menores ha puesto en pie de guerra a la industria española. En los últimos meses, y dentro de las conversaciones para actualizar el Código, la industria de alimentación y bebidas había ofrecido reducir de manera voluntaria más de un 75% de la publicidad dirigida al público infantil. La decisión de Garzón de actuar de forma unilateral ha soliviantado al sector, que ha pedido la intervención de los Ministerios de Agricultura e Industria y Comercio, además de solicitar también el apoyo de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos.
“Tanto en el contenido de la propuesta del Ministerio de Consumo como en la forma y el lenguaje utilizados, consideramos que se ataca de manera gratuita e injustificada a los elaboradores de alimentos y bebidas”, afirma Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab). “Para todo el sector y sus trabajadores, que durante la pandemia han dado un ejemplo de profesionalidad y compromiso con los ciudadanos para garantizarles el abastecimiento, es inadmisible un anuncio en el que se habla de defender a los niños de la industria alimentaria”, asegura.
Por su parte, el sector de bebidas espirituosas, alega que mientras que hoy en día la tecnología permite discriminar a las audiencias en función de su edad, mediante mecanismos como el age gating o control de segmentación de audiencias, se imponen medidas que datan de la era analógica y con ello se lesiona a un sector gravemente golpeado por la crisis del coronavirus y toda su cadena de valor, que en el caso de las bebidas alcohólicas afecta a agricultura, servicios, distribución y hostelería.
El Código PAOS
Desde 2005, y posteriormente con una ampliación en el 2012, en España se aplica el Código PAOS como un código de corregulación que permite reducir la presión de venta sobre población infantil y mejorar la calidad y contenido de todo tipo de anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores. El Código PAOS establece un conjunto de reglas éticas que guían a las compañías adheridas en el desarrollo, ejecución y difusión de sus mensajes de publicidad de alimentos y bebidas dirigidos a menores para evitar una excesiva presión publicitaria sobre ellos. El Código PAOS del 2005 se reforzó en el 2009 mediante un acuerdo de colaboración con los operadores de televisión. Con este Acuerdo las televisiones se comprometieron a exigir que los anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores de 12 años, o que se emitan en las franjas de protección reforzada de la infancia, cumplan con las normas establecidas en el Código PAOS. Así se aseguraba que la publicidad en televisión dirigida a niños y emitida en España, era respetuosa con los menores.
El 26 de diciembre de 2012, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Aecosan, dentro del marco de la Estrategia Naos, suscribieron junto con la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), la Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (Autocontrol), el sector de la distribución (Anged, Asedas y Aces), la hostelería (Fehr) y la restauración (Fehrcarem) el Código PAOS 2012, en un paso adelante en el cumplimiento de la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición aprobada por las Cortes en 2011, que en sus artículos 45 y 46 obliga a promover acuerdos de corregulación y códigos de conducta con los operadores económicos para regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños y jóvenes de 15 años, con el fin de prevenir la obesidad y promover hábitos saludables. Según Garzón, el sistema de autorregulación que lleva vigente desde 2005 se ha mostrado, sin embargo, “insuficiente”, tal y como, en su opinión, “muestran los datos de sobrepeso y obesidad que afectan a los niños y niñas españoles y de los que la publicidad es una de las causas”.
Consumo insiste en que opta por un marco regulatorio mínimo para seguir las recomendaciones de los organismos internacionales y asimilar la normativa española a la de países como Reino Unido, Portugal o Noruega. “Los menores son personas consumidoras vulnerables y tenemos la obligación de protegerles frente a la publicidad”, aseguró el ministro de Consumo durante una comparecencia el pasado 18 de octubre. Consumo opta por fijar como criterio de medición los perfiles nutricionales establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Así, la normativa afectará a cinco categorías de productos que no podrán hacer publicidad a menores independientemente del contenido de nutrientes. La primera categoría es la de productos de confitería de chocolate y azúcar, barritas energéticas y coberturas dulces y postres. Le sigue el grupo de alimentos que incluye pasteles, galletas dulces y demás productos de pastelería. Tampoco se podrán anunciar otras tres categorías que conforman los zumos, las bebidas energéticas y los helados. Para el resto de categorías de productos se establece un límite de contenido en nutrientes por cada 100 gramos. En este caso, se podrán anunciar siempre y cuando las grasas totales y saturadas, el azúcar total y añadido y los niveles de sal se mantengan por debajo de los límites establecidos cada producto.
El Ministerio se basa para hacer esto en el Informe Aladino 2019 -relativo a niños y niñas de entre 6 y 9 años- que refleja que un 40,6% tiene exceso de peso, de los que el 23,3% está en niveles de sobrepeso y el 17,3% sufre obesidad. El estudio, elaborado por la Agencia Española de Nutrición y Seguridad Alimentaria (Aesan), muestra que los progenitores de los menores con exceso de peso -que incluye tanto a quienes tienen sobrepeso como a quienes tienen obesidad- no perciben el problema y frecuentemente consideran su peso como normal o sólo como ligero sobrepeso. El 88,6% de los padres de escolares con sobrepeso no lo perciben como tal. La cifra se sitúa en un 42,7% cuando se trata de obesidad y en el 19,1% cuando el niño o niña sufre obesidad severa.